jueves, 23 de junio de 2011

LOS COLGADOS DE LA CEOE


La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), vinculaba el rendimiento académico de los y las alumnas a su herencia genética, cuantificando su importancia como "equivalente o algo superior a la del origen socioeconómico". Las palabras de Víctor Pérez-Díaz, Catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid y coautor del mismo, apuntan hacia "una multitud diversa, no por la homogeneización" de la oferta educativa. Dicho de otra manera: una educación elitista que prime a los genéticamente cualificados y segregue a los biológicamente inferiores a una formación de baja calidad y/o a un precipitado ingreso en el "mundo laboral" como mano de obra barata. La cosa está clara: se nos viene encima una profundización del proceso de mercantilización de la educación aún más salvaje que la llevada a cabo hasta ahora que, con el argumento de la crisis económica creada por ellos mismos, presenta como respuesta el propio origen del problema: la visión de la vida, social y cultural, como un proceso de competencia y de "selección". Y para ello, como siempre, buscan fundamento en el saber científico, o al menos, en la ciencia que ellos han creado e impuesto para sustentarse en el poder. La genética, mejor dicho, una versión concreta de la misma, ha ocupado, y sigue haciéndolo, un papel estelar en estos menesteres.En 1869, Sir Francis Galton, "padre de la eugenesia" y sobrino de Charles Darwin, escribía en su libro El Genio Hereditario: "las altas clases inglesas poseen la máxima capacidad hereditaria, y, por lo tanto, el privilegio biológico de ser caudillos y dirigentes"La CEOE ve en los genes y no en el gasto social en educación la clave del éxito escolar.
Los métodos utilizados en la indagación histórico-social son: El subjetivismo sociológico (estructuralismo, funcionalismo, racionalismo, psicologismo) que es de interpretación relativista, en el cual no se parametran los períodos históricos, no admite las leyes sociales y se fundamenta en el fenómeno –analizar los hechos como una cosa–, por lo que induce al investigador a suponer presente a la organización burguesa del trabajo como una relación de todas las épocas históricas –hacia el pasado como hacia el futuro todo lo ordena en función a la compra-venta de mercancías–. El método del objetivismo burgués (la historia descriptiva de la que se vale la economía política) que sólo permite dar una apología de los hechos históricos, impidiendo así plantearse la necesidad de aniquilar lo estatuido. En razón a que el investigador no parametra, pero admite el aspecto formal de las leyes del capitalismo. El método de la historiografía burguesa que parte del Estado, no reconoce las leyes sociales convirtiendo a la máquina de dominación de clase en un instrumento indispensable y eterno,El de partir por estudiar el pasado, para interpretar el presente y orientarse hacia el futuro, lo que de suyo se infiere el querer interpretar la historia sin conocerla, en tanto que, el investigador arrastra la carga ideológica de sus predecesores. He ahí la importancia de la concepción materialista de la historia, el cuarto método. Ya que acepta las leyes sociales peculiares a la formación económica social del capitalismo, e inicia su investigación por comprender el presente, pudiéndose así interpretar el pasado y orientarse en los lineamientos hacia futuro. Brindando una exposición del desarrollo histórico del devenir NATURAL del hombre como especie sobre el planeta. En la que es necesario estudiar la historia en una relación concomitante entre la historia social y la comprensión del estudio de la naturaleza, ya que ambas se condicionan recíprocamente. Valiéndonos para el caso del discurso lógico. El modelo económico actual es claramente nocivo para cualquier área de la actividad humana salvo para la puramente económica o financiera, o la del ejercicio abierto de la violencia. En el terreno de la imaginación, el cómputo es desalentador. Por cada creador libre hay 200 que han puesto todo su potencial al servicio de la maquinaria sistémica. Una persona trata, trabajosamente y con paciencia, de alumbrar otra manera de ver las cosas, y enfrente suyo, 200 cuentan con todos los medios del mundo para reafirmar exactamente lo contrario: compra, no hay mucho más que hacer. Muchos de ellos tal vez escriban poemas en sus ratos libres, o tengan la vaga idea de hacer algún día un corto propio, yo qué sé, pero entre tanto su energía creativa sólo sirve para apuntalar todo este despropósito. La lucha es, por tanto, muy desproporcionada. El capitalismo, afortunadamente y como todo, también será una cosa del pasado. De hecho, sus topes de expansión se ven cada día más delimitados, fundamentalmente por las limitaciones energéticas inminentes y el deterioro del ecosistema, pero también por su propio funcionamiento financiero, completamente ficticio, que los economistas más juiciosos juzgan insostenible por mucho más tiempo. Los nuevos valores habrán de surgir, por tanto, de la gente, de todos nosotros, y posiblemente muchos de ellos no serán nuevos en absoluto, si no los mismos de siempre. Creo, en todo caso, que sí será necesario para nuestra supervivencia el superar prejuicios e inercias ancestrales, como las religiones dogmáticas o los hieratismos ideológicos, y habremos de guiarnos más por un compromiso con el bienestar común y el equilibrio con el entorno. Y tal vez todo ello requiera, no sé, de cierto salto espiritual, con todo lo escurridiza que una cosa así pueda sonarnos
José María Domínguez


No hay comentarios:

Publicar un comentario