En España, pues,
no sobran sino que faltan funcionarios, al menos en comparación con
nuestros países vecinos en donde las cosas funcionan mucho mejor. Y
eso es el resultado, principalmente, de que nuestro Estado de
bienestar está menos desarrollado porque el gasto social es aquí
bastante más bajo que en la Europa de los 15 (aproximadamente el 72%
de su media).
En nuestro país el
porcentaje de personas adultas que trabajaban para el sector público
en 2008 era del 13% del total de la población activa, uno de los más
bajos de la UE-15 (16%). En los países europeos cuyas economías son
de las más competitivas y eficientes del mundo, según la OCDE, ese
porcentaje era aún mayor: 26% en Dinamarca, 22% en Suecia o 19% en
Finlandia.
El
número de empleados públicos en España es de unos de 3,1 millones
y se calcula que el coste de sus nóminas es más o menos de unos
115.000 millones de euros anuales. No sobran funcionarios sino
defraudadores que usan para encubrirse a los dirigentes de la
patronal. Y dicho esto, no hay que olvidar que es imprescindible
-como en cualquier otro ámbito que tenga que ver con la asignación
de recursos- que la administración pública sea lo más útil y
eficiente posible. El presidente de la patronal, Juan Rosell siempre
arremete contra los funcionarios, un colectivo que paga
escrupulosamente sus impuestos, presta servicios públicos
imprescindibles a bajo coste (en relación precio/calidad) y
contribuye a sostener el maltrecho consumo en la, a su vez, maltrecha
economía española. Ningún otro país de la UE se encuentra en esta
situación de robo generalizado y vergonzante por parte de las
empresas. Por cierto, el Estado español es el que se gasta menos de
la UE-15, el 0,06% del PIB, en recoger impuestos , cinco veces menos
que Suecia (0,32%).
Esta
actitud está dañando la calidad de vida de la mayoría de los
españoles. Este latrocinio generalizado e impune de tantos
empresarios nos aboca a que a mayor desigualdad, mayor criminalidad y
mayor descohesión social. España, que es después de EEUU el país
con mayores desigualdades de renta en la OCDE, es también el que se
gasta más en policía y seguridad, siendo, después de EEUU, el país
que tiene un porcentaje mayor de tal gasto (2,1% del PIB y EEUU
2,2%). En contraste, Noruega con un 0,9%; Suecia con un 1,3%; y
Dinamarca con un 0,9%, son los países que tienen menos gasto en
policía y seguridad, y tienen menos desigualdades. Obviamente, son
las naciones con una función pública más robusta y dinámica. De
hecho, según las declaraciones de la renta, los empresarios en
España ingresan unos 6.000 euros/ año menos que sus asalariados.
Los
Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) estima que la
evasión fiscal de las grandes fortunas, corporaciones empresariales
y grandes empresas alcanzó los 42.711 millones de euros en 2010
(Actualidad Gestha: El 72% del
fraude fiscal lo hacen grandes empresas).
O sea, el 37% de lo que cuestan los más de tres millones de
empleados públicos españoles, y casi la mitad de los 92.000
millones de déficit público de ese ejercicio. En este país no
sobran empleados públicos, sobran defraudadores, que se esconde tras
su condición de falsos empresarios, pues un empresario crea empleo,
estos nos lo destruyen para poder tener a su alcance mano de obra
barata. España es uno de los países europeos que menos gasto
público dedica a luchar contra el fraude y a obtener ingresos
fiscales. Dicho de otra manera lo que nos sobran son los empresarios
y su gobierno acolito, si no estuvieran “otro gallo nos cantaría”.
José
María Domínguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario