La
persona en singular que somos, porque no
hay ninguna otra combinación biográfica exactamente igual, transita un mundo
compartido. Tenemos la opción de mantener silencio respecto de todo cuanto
hemos vivido, de todo lo que pensamos, de todo lo que deseamos e imaginamos. De
hecho, lo hacemos en el diálogo interno que acompaña cada momento el andar
humano, cierto pero inaudible para las demás personas. Y también tenemos la
opción de tomar la palabra y con ella expresar lo mejor que podamos nuestra
historia, convicciones y deseos, en confianza o de manera pública. A veces, las
más, se pasa de la intimidad estricta a una gradual publicidad de lo que
sentimos, pensamos y defendemos. Esos círculos concéntricos van ampliándonos y
en sus bordes nos encontramos con frecuencia asombrad@s de cuánto hemos
recorrido desde el centro más privado a ese afuera compartido. Hechos y decires
delinean el camino recorrido de encuentros y desencuentros con nosotr@s y con
l@s otr@s que se identifican o se diferencian con nuestros procesos.
Hoy podemos
considerar a la clase trabajadora como una realidad objetiva que se define por
el lugar que ocupa en las relaciones sociales de producción. Así, suele decirse
que son clase trabajadora todos los asalariados, los que no tienen más
posibilidad que vender su fuerza de trabajo a un tercero o los que carecen de
medios de producción propios. No obstante, esto está lejos de ser claro, ya que
las relaciones sociales de producción también incluyen aspectos como el control
y la supervisión del trabajo, y es obvio que no todos los trabajadores ocupan
el mismo rol en esas relaciones. Hay trabajadores de cuello azul, de cuello
blanco, supervisores, directivos y profesionales, cualificados y no
cualificados…todos los cuales tienen unas remuneraciones, modos de vida y
actitudes sociales y políticas de gran heterogeneidad. En todo caso, con esta
fórmula somos capaces de ubicar a las personas en la categoría de clase
trabajadora sin necesidad de preguntarles es ahí donde entra Marx.
Marx
no fue el único que pensó en comunismo (El comunismo existía mucho antes de
Marx y Engels, como ejemplo a esto podemos observar a Platón que creo una
sociedad supuestamente perfecta, totalmente idealista), También en el
manifiesto comunista versión 29 de julio de 2005 explica que: “La palabra
comunismo proviene de común, y los primeros cristianos eran comunistas, tal
como nos los presentan los hechos de los Apóstoles, pues todo lo tenían en
común, y la palabra “comunión”, tiene el mismo origen etimológico que
comunismo. Engels en el prólogo a la edición alemana de El Manifiesto Comunista
de 1890, indica acerca del término comunismo: “En 1847, el “socialismo”
designaba un movimiento burgués, el “comunismo” un movimiento obrero. El
socialismo era, a lo menos en el continente, una doctrina presentable en los
salones; el comunismo, todo lo contrario. Y como en nosotros era ya firme
entonces la convicción, de que “la emancipación de los trabajadores sólo podía
ser obra de la propia clase obrera”, no podíamos dudar en la elección de
nombre. Más tarde, no se nos pasó nunca por la cabeza, el modificarlo.”. Él
marxismo tuvo tres fuentes a) la filosofía alemana, b) la economía política
inglesa y c) el socialismo francés. Hoy concebimos como el derecho laboral que se
estipula que la ley general del trabajo reconoce el derecho de “asociación en
sindicatos, que podrán ser patronales, gremiales, profesionales, mixtos o
industriales de empresas para actual como tal el sindicato…” (LGT, art.99).
Respecto a esto, Marx habló que poco a poco los obreros forman grupos o uniones
de pequeños grupos, los cuales hacen resistencia de la explotación en las
fábricas, y así se comienzan a reproducir en diferentes fabricar para dar
nacimiento a lo que llamamos “Sindicatos”. Ahora lo más importante que habría
que entender es que estos sindicatos no están solamente para ganar un mejor
salario, o más prestaciones y que con eso ya triunfaron, sino que el verdadero
triunfo es cuando los patrones hayan desaparecido. Marx hace una diferencia
entre “propiedad individual” y “propiedad privada”. En el caso de la “propiedad
individual” el bien inmueble constituye una posesión legítima que se compra con
el fruto del trabajo, se la respeta y garantiza, esa propiedad individual forma
parte de la libertad individual, de independencia. En la “propiedad privada”
Marx habla exclusivamente de los medios de producción como característica del
capitalismo, la propiedad privada de los medios de producción de la clase
burguesa, la acumulación originaria de capital (punto de partida) fue cuando el
productor directo (trabajadores) y los medios de producción se (separan),
volvemos a la lucha de clases y a una revolución proletaria para que el obrero,
el trabajador vuelvan a ser dueños de sus medios de trabajo,
La
plusvalía consiste en el valor que el obrero que percibe un salario por su
labor genera por encima del dinero que representa su esfuerzo laboral. Ese
valor que podría definirse como trabajo no pagado al obrero, queda en poder del
capitalista, quien ve en la plusvalía la base de la acumulación monetaria
No hay comentarios:
Publicar un comentario