Es mucho lo que nos
jugamos el 10 de noviembre de 2019, nos jugamos una esperanza de futuro, para
avanza hacia una democracia participativa, donde el pueblo no solo sea el que
va a votar en cada periodo electoral, donde el pueblo tiene que ser “arte y
parte” de esa democracia participativa. Los socialistas tienen obligación moral
e histórica de que así sea.
En su proceso de
reconstrucción el PSOE, se podría decir que los intelectuales más o menos
afines torcieron más el bastón hacía la historia “marxista” clásica (Pablo
Iglesias, Jaime Vera, Antonio García quejido, Tomás Meabe, Juan José Morato,
Luis Araquistáin y Largo Caballero ), hasta que ya como alternativa de poder,
el énfasis se puso más en Julián Besteiro, Fernando de los Ríos, Indalecio
Prieto…Una vez en el poder la historia fue embalsamada como un referente de
nobleza, como un blasón al que recurrir, así por citar un ejemplo, en el primer
Iº de Mayo legal, Felipe cambió la manifestación por un acto de colocación de
una ramo de rosas rojas sobre la tumba de Pablo Iglesias. Desde entonces, la
historia quedó tal como los lectores la pueden percibir en las diversas páginas
orgánicas: como una historia oficial en la que los debates y los temas
conflictivos o bien se obvian o bien se dictamina una conclusión en
consonancia…en consonancia con una historia escrita como una apología del
presente. El Partido Socialista no nació en cualquier parte sino en un país
bastante triste en el que ser pobre significaba no ser nada, donde la gente
trabajadora carecía de los derechos más elementales. Era un país rico por
arriba pero muy pobre por abajo, un Imperio que ni tan siquiera llegó a
convencer como Estado unitario a la francesa. Con la Ilustración y el
desarrollo industrial creció una burguesía liberal que se mostró incapaz de ser
consecuente. Su historia venía precedida por una suma de derrotas históricas:
la de los comuneros de Castilla, los hermandinos en Galicia, las Germanías
valencianas o el 11 de septiembre de 1711. A lo largo del siglo XIX, la
burguesía liberal defraudó cualquier expectativa democrático-liberal, al final
llegó a un “compromiso histórico” con los terratenientes que tenían sus manos
puestas sobre la Iglesia y un ejército que fue el que puso punto final a las
esperanzas democráticas y federales de la Primera República, que fue punto el
punto clave en el salto de un movimiento obrero que vio en la Primera
internacional un modelo. Al mismo tiempo surgió otra animada por la presencia
del yerno de Marx, Pablo Lafarge, con la ayuda del cual se convirtió en uno de
los primeros partidos de la II Internacional o Internacional socialista, la
misma que en 1893 prohibía la presencia de la izquierda extraparlamentaria en
su seno. El PSOE se fundó clandestinamente en Madrid (2-05- 1879), en torno a
un núcleo de intelectuales y obreros, fundamentalmente tipógrafos, entre los
que destacaban entre otros Pablo Iglesias, Jaime Vera, Antonio García quejido,
Facundo Perezagua, Juan José Morato, Evaristo Acevedo… El primer programa del
nuevo partido político fue aprobado en una asamblea de 40 personas, el 20 de
julio de ese mismo año y se reafirmaba en el marxismo, el internacionalismo y
la dictadura del proletariado entendida como la defensa de la democracia obrera
contra el poder de la burguesía.
No nos podemos dormir
pues la responsabilidad de que suba la abstención es de los electores, que
fruto del desconocimiento, la desgana y la desmovilización no acaban de
comprender de que en el Congreso y el Senado no es lo mismo que el sueldo vaya
a unos u otros. Es evidente que los jóvenes que padecen trabajos precarios o
desempleo y los barrios obreros donde saben desde siempre que el famoso
«ascensor social» es una estafa, no esperan el 10N como una fecha ilusionante,
como el día en que sus vidas cambiarán radicalmente. En las últimas horas se
conoció un dato preocupante para los gestores del asunto, y es que las
peticiones para votar por correo (el 31 de octubre acabo el plazo) se han
desplomado un 32% con respecto a las pasadas elecciones. Desde el Bloque de
izquierdas (PSOE, UP, Más País) avisan
que como la gente de izquierda no vaya a votar, pueden ganar el bloque de las
derechas (PP, C´S y VOX). Para muestra un “botón” si se dan una vuelta por Andalucía,
verían el pacto de las derechas hasta donde han hundido al pueblo andaluz.
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