El capitalismo ha
entrado en una fase de descomposición que le hace imposible, si quiere mantener
la tasa de ganancia, garantizar la reproducción de la vida en condiciones
dignas.
El modo de producción
capitalista sólo puede mantenerse a costa de la explotación de las personas y
de la naturaleza. La economía se financiaría y upe riza, explotando a un cada
vez mayor porcentaje de la población mundial, al mismo tiempo que la minería y
el agro negocio van destruyendo nuestras montañas, lagos y bosques,
fundamentales para regular el clima y proveer alimentos y agua. Al mismo
tiempo, y como bien señalaba Gramsci, es en los momentos de crisis como este,
donde lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer, donde surgen
los monstruos. La trumpización de la política es ya una realidad.
Cinco decenios han
conseguido que se olvide que, bajo la conciencia proletaria, laminada por el
consumismo, se manifestaba la conciencia humana a la que un largo letargo no
impidió un resurgimiento repentino. La civilización de mercado no es más que el
traqueteo de una máquina que tritura el mundo para exprimirle beneficios bursátiles.
Mientras todo acaba por bloquearse por arriba, por abajo se materializa en el
cuerpo social un sentido de lo humano, una prioridad del ser. En consecuencia,
el ser ya no halla su lugar en la burbuja del tener, en los engranajes de la industrialización especuladora. Dado que a partir de ese momento la vida del ser
humano y el desarrollo de su conciencia van a ser prioritarios en la
insurrección en marcha, hoy me siento con autoridad para evocar el nacimiento
de una civilización donde, por vez primera, la facultad creadora inherente a
nuestra especie estará libre de la tutela opresiva de los dioses y los amos.
El
venturoso efecto de un capitalismo que continúa hinchándose hasta reventar, es
que a semejanza de un gobierno que en nombre de España reprime, condena,
mutila, deja tuerto y empobrece al pueblo español, incita a los de abajo a
defender su existencia diaria por encima de todo. Estimula la solidaridad
local, anima a responder mediante la desobediencia civil y la auto-organización
a los que se resarcen de la miseria, invita a tomar en mano los pobres, la cosa
pública que cada día arruinan más y más los fraudes de los poderes financieros.
Dejemos que los intelectuales debatan los conceptos de moda en las tristes
canchas del egotismo, están en su derecho.
La conciencia
proletaria que aspiraba a fundar una sociedad sin clases fue una forma
transitoria en la que se encarnó la consciencia humana, en una época donde el
sector de la producción no había cedido la preeminencia a la colonización
consumista
Por contra, ahora
toca percatarse de que existe una relación entre la opresión de la mujer y la
opresión de la naturaleza. Ambas surgen durante el paso de las civilizaciones pre
agrarias a la civilización agro mercantil de las ciudades-Estado. Me parece que
la sociedad que se esboza hoy, en razón de una nueva alianza con la naturaleza,
tendría que marcar el final de la anti physis (de la antinaturales) y, a partir
de ahí, reconocer en la mujer el predominio “acrático”, es decir, sin poder,
que reinaba antes de la instauración del patriarcado.
Y ante todo, estamos
con un “Gobierno Provisional”. Espero y confió que los dos partidos de
centro-izquierda lleguen a un acuerdo, dejando al lado las desconfianzas mutuas,
miren por el pueblo que los voto. Y que no tengamos que ir de nuevo a
elecciones en Noviembre.
Puede que la tan
cacareada derechización de la sociedad traiga consigo eso, el desplazamiento de
todos a su derecha, de ahí el
overbooking en el centro-izquierda, reformismo progre, socialdemocracia o como
queramos llamarlo, de organizaciones situadas antes algo más a la izquierda.
Ese espacio que tradicionalmente ha ocupado el PSOE, ha terminado por seducir a
fuerzas políticas que, de alguna manera, siempre se han aproximado al oscuro
objeto de deseo (el PCE de Carrillo con su eurocomunismo, la IU amiga de CC.OO
y UGT que predicaba/predica el «juntos podemos» con el PSOE, y Podemos que al
ver que lo del asalto era para larga data, re acomodó el cuerpo con urgencia en
los brazos dulces del pragmatismo posibilita). Pero hay más, Bildu y ERC
tampoco hacen ascos a ese viaje a la moderación, el diálogo y los acuerdos.
También quieren su trocito de lugar del perfumado centro-izquierda, y lo
envuelven en el celofán de lo «políticamente correcto».
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