Un apunte de los resultados electorales entre 1994 y
2006 y la posibilidad de pacto de gobierno a nivel nacional con la socialdemocracia,
algo que ya se había dado a otras escalas, llevan a la dirección de
Refondazione Comunista con Fausto Bertinotti como cabeza a emprender y acometer
la reformulación de lo que para ellos eran antiguos postulados del marxismo y
la tradición comunista ya superados. Ello incluía deshacerse del papel que el
marxismo otorgaba a la clase obrera como sujeto revolucionario, sustituida por
una mescolanza de sectores sociales y nociones extraídas del postmodernismo que
parecían tomar cierto auge y difusión por el movimiento anti/alter
globalización. De paso, el partido revolucionario y su papel dirigente no era necesario del todo,
este sobrevira como punto de encuentro en el que todo cabe, y plataforma o
máquina electoral. En dos años de participación en el gobierno y coalición PRC
dilapidó el potencial acumulado en las luchas y alianzas sociales, se había
deslegitimado ante su base social, la histórica y la potencialmente cercana.
Pero además la coalición no cayó por una rectificación surgida de PRC, sino que
fue rota por los partidos de derechas en ella participante. A la hecatombe de
la autodisolución del PCI, le seguía ahora la decepción de la traición de PRC,
que ya no era visto como referente, y que dejaba un reguero de escisiones. En
las elecciones de 2008 será la primera vez tras el periodo fascista y de la
guerra que no haya representación comunista. Es difícil pensar que grandes
diferencias hubieran existido entre un gobierno derechista y
centro-izquierdista visto lo visto. Salvo una cosa, una mayor resistencia que
se habría encontrado un gobierno formalmente derechista para acometer estas
políticas, pero en lugar de eso, de la forma relatada que se produjeron los
hechos, la situación fue la de una militancia de izquierdas, revolucionaria,
sindicalistas, y movimientos sociales desorientados o impotentes al recibir los
más duros ataques por su flanco izquierdo.
Desde entonces lo que se conoce como la izquierda
italiana no levanta cabeza, perdida de militancia, de ilusión, y el intento
repetido de entrar en parlamentos y ayuntamientos a toda costa. Es difícil
citar los movimientos y los continuos cambios de nombres de formaciones según
las elecciones. La “Federación de la Izquierda” con el Partido de los
Comunistas Italianos (escisión de PRC), “La izquierda del Arco Iris”, obviando
una multitud de formaciones ecologistas y pequeño burguesas varias con las que
han confluido por el camino, todas con el común denominador de la ausencia de
programa y alternativa revolucionaria. Hasta esta última ocasión, en la que
concurrían como “Revolución Civil”2, una vez más, desplazando su presencia como
partido comunista, y dejando las riendas al juez Vendola, cuya máxima es acabar
con la corrupción y seguir con el buen funcionamiento del sistema capitalista.
Han acabado con la Izquierda organizada en Italia, convirtiéndola en un
populismo que no tiene ni pies ni cabeza.
José María Domínguez
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