El Partido Laborista
nunca ha sido un partido socialista, pero siempre ha tenido socialistas, y por
primera vez están en el asiento del conductor. Esto se ha reflejado en el
manifiesto-programa del partido de 2017. Con el título “For the Many, Not the
Few” (Para la Mayoría, No la Minoría)*, representa el máximo logro del
corbynismo hasta la fecha y ofrece al
pueblo británico la primera oportunidad en una generación de votar por
políticas que significarían un cambio fundamental hacia la izquierda. El
manifiesto tiene tres ejes fundamentales: nacionalizar las principales empresas
de servicios públicos cuya privatización ha aumentado el coste de la vida;
reformar las condiciones laborales, deteniendo el proceso de degradación en
términos y condiciones; y construir una economía social en la que los elementos
básicos necesarios para vivir una vida digna – desde la educación y la vivienda
hasta la asistencia social y las ayudas sociales – mejoren y, en muchos casos,
sean de libre acceso. Se propone revertir en propiedad pública no sólo el
ferrocarril sino también el servicio postal, la energía y el suministro de
agua. Aumentaría el salario mínimo a diez libras por hora, aboliría los
contratos de cero horas, prohibiría las prácticas no remunerados, otorgaría a
la gente autónoma los mismos derechos que a las personas empleadas y otorgaría a
los sindicatos el derecho de acceder a los centros de trabajo. Bajo el gobierno
laborista se construirían un millón de viviendas, la mitad de ellas de
propiedad pública. Se introducirían controles de alquiler. Los gastos de
matrícula de las universidades serían desechados, habría guardería gratis a
partir los dos años, comedores escolares gratuitos durante la etapa de primaria
y un servicio de educación nacional que invertiría 6 300 millones de libras en
mejorar las escuelas. El Servicio Nacional de Salud sería renacionalizado,
eliminando los servicios privatizados, y los hospitales ya no cobrarían por el
aparcamiento de coches. Las personas mayores tendrían garantizada la pensión y
se invertirían dos mil millones de libras en atención social. Se invertirían
los recortes en bienestar.
Por tanto, a los
gestores del capitalismo, y más a los propios capitalistas, les viene bien esto
tipo de análisis, en los que constatan la muerte de la clase obrera, la
defunción de las clases trabajadoras, pues ahuyentan toda tentación por parte
de los oprimidos de asumir su propio proyecto de clase y cambiar el sistema.
Recordemos una vez más lo que dijo hace poco uno de los grandes magnates del
capitalismo: las clases existen y los ricos estamos ganando la batalla. Lo que
nos oculta este maligno personaje es que la clase capitalista juega el torneo
siempre en casa, las reglas del encuentro las legisla su clase y los árbitros
los nombran ellos; si en algún lugar pierden. Se inventan una involución en el
sistema democrático. Quizá sea el momento de recordar que el compromiso
anticapitalista es siempre una lucha conjunta contra la opresión de clase, de
género, de raza, religiosa, xenófoba y militarista, a la vez que el de proponer
modelos de sociedades comunales, donde
las instituciones y los valores del amo no intervengan en el proceso de cambio.
La lucha de clases
queda diluida por la guerra por la supervivencia de los asalariados en busca de
los puestos de trabajo cada vez más escasos y de la competitividad que deriva
de la falta de los mismos, generando por lo tanto más agresividad y violencia
en la obtención, consolidación y ascensión del puesto de trabajo que demanda el
asalariado. La clases y su lucha han desaparecido no tan sólo porque el
asalariado explotado (obrero medio de base en su mayoría) no se identifica como
tal, sino también porque la inmensa mayoría de la sociedad es asalariada con un
mayor o menor grado de explotación en contra de una pequeña minoría que ostenta
cada vez más poder político y económico. La lucha de clases debe transformarse
en una oposición contra el Poder y todas sus manifestaciones para que el
individuo y la sociedad puedan emanciparse. El día que el trabajad@r tome conciencia
que no se trata solo de la lucha por la supervivencia, ese día no nos hará falta para nada el capitalismo. Pues habrá
triunfado la lucha de clases.
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