“Lo
que ocurra con la democracia en Cataluña tendrá enormes repercusiones en el
resto del Estado”
Pasan ya más de dos
meses desde las últimas elecciones al Parlamento de Cataluña. Elecciones que
gana el C’s pero que no puede formar
gobierno. Por su parte, los partidos nacionalistas consiguieron la mayoría a
falta de la posible abstención de la CUP,
con lo que conseguirían formar de nuevo un gobierno “independentista” ¿Dónde
reside el problema por tanto? Por un lado, en el mantenimiento del 155 que permite al poder judicial
mantener en “prisión preventiva” a los líderes del nacionalismo. Hecho que ha
sido recriminado por la ONU. Y por
otra parte, nos encontramos con el empecinamiento personal de Puigdemont que continúa queriendo ser
investido Presidente desde el exilio. Pero tal egoísmo puede arrastrar a
Cataluña a unas nuevas elecciones. Y mientras tanto, El Estado continúa
aplicando una política represiva no dando soluciones políticas.
¿Qué es lo que está en juego?
¿De verdad no existe solución “política” al problema catalán? ¿A qué se debe
este choque de trenes camino de un caos? O realmente lo que se quiere por parte
del Estado y del españolismo es la derrota
y sumisión de Cataluña. Desde
nuestra perspectiva lo que hay en juego con el problema catalán no es otra cosa
que la democracia, pero no me
refiero a la democracia en Cataluña; sino que pienso que en Cataluña se está
jugando la democracia en todo el Estado.
Ya desde hace tiempo
nos encontramos, no sólo en España, adentrándonos en lo que los sociólogos
denominan la postdemocracia.
Postdemocracia significa vaciamiento de los contenidos democráticos. Para
aplicar políticas austericidas no es necesario que exista la crítica, no son
necesarios los partidos. Pero lo verdaderamente importante es la negación de
los derechos. Hoy estas políticas (provengan de la Troika o del FMI) basadas en el bajo coste de
salarios, en un mundo precarizado y una vida precarizada, basadas por
consiguiente en el retroceso de los “derechos sociales”, para lo cual hay que
desprestigian y a ser posible “ridiculizar/desligitimar” a los sindicatos de
clase y conseguir individualizar las
relaciones entre capital/trabajo. Lo cierto es que parece que les va bien y ha
permitido una “redistribución neoliberal” de la riqueza, o como dice David Harvey, una “acumulación por desposesión”
Cataluña está intervenida por el Estado. Se puede
vender como se quiera, pero el 155
tal como ha sido aplicado por la burguesía y por sus representantes en Estado
no es más que una Intervención en toda regla, pero además saltándose la
democracia. El 155, según se dijo,
se implementó sólo con un objetivo: el de convocar
elecciones. El problema es que el resultado de dichas elecciones ha dejado
el tablero de ajedrez de la política catalana igual que antes.
La sociedad catalana se
ha polarizado y lo que surge con fuerza es una “derechización” con el auge del
populismo de derechas y con la Sociedad
Civil Catalana hegemonizando el españolismo. Pero lo que los medias no
dicen y esconden es que la hegemonía de la política de dicha Sociedad Civil Catalana la dominan gente
y organizaciones provenientes de la extrema derecha.
El problema Catalán ha
puesto en crisis una “democracia parlamentaria” que se basa exclusivamente en
la representatividad y a la vez ha
puesto en crisis el modelo constitucional
español. Aunque realmente la crisis viene de antes. Desde cuando el PP en la oposición tomó la calle en
contra de una Estatuto aprobado
mayoritariamente por el Parlamento Catalán y poco después (gracias a un
gobierno socialista) por el Parlamento del Estado. Pero cuando el TC lo declaró anticonstitucional se
cortó el hilo que unía al Estado con Cataluña. Durante estas dos legislaturas
de gobiernos de derechas el PP se ha
negado a hablar, dialogar o pactar con los gobiernos de Cataluña. Y el gobierno
y el pueblo catalán ha buscado (pacíficamente) su camino.
Pero es que, además, se
quiera o no, dicho camino además de pacíficamente lo ha realizado
democráticamente. Lo que sucede es que se ha movilizado al pueblo, se ha
buscado una democracia participativa para dar efectividad a la etimología del
término “democracia”.
Nos encontramos con una
contradicción, por un lado,el parlamentarismo cuando
deviene neoliberal y austericida no tiene más remedio que transformarse en autoritarismo y eso pasa por “negar
derechos” sean sociales o sean referentes a la libertad de los pueblos. ¿Cómo
lo hace? Con excusas. El Estado, sus representantes pueden sacarse de la manga
leyes. La última, fue con la excusa del terrorismo yijadhista.se legisla una
ley contra el mismo- La Ley Mordaza.
Pero realmente dicha ley ha servido para reprimir al movimiento obrero y sus
organizaciones, o para recortar derechos como la libertad de expresión.
Lo que está en crisis
es la democracia en el Estado, lo que está en crisis es modelo constitucional. Ya no es posible continuar con el Estado de
las Autonomía tal y como lo hemos conocido. Ya no es posible una
representatividad pura y dura. El Problema Catalá demuestra que ya no es
posible un tipo de democracia; hay que dar un salto cualitativo ya que la
alternativa a dicho salto cualitativo es una postdemocracia autoritaria. Ya no estamos en el siglo XX, ya no
existe el pacto de postguerra, por eso mismo las “decisiones colectivas” no pueden
quedar fuera de la democracia (en el sentido primigenio de gobierno del pueblo), cosa que quiere evitar a toda costa un Estado
cada vez más centralista. Por esto mismo termino este artículo como lo empecé: la democracia del Estado se está jugando en
Cataluña.
Javier
Méndez-Vigo (a publicar en lataberna.eu
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