sábado, 18 de febrero de 2012

¡TRABAJAD, TRABAJAD, MALDITOS!

En  Tiempos modernosCharlot, se queda enganchado en la cadena de producción de una gran fábrica. Aquél obrero era una máquina, se convirtió en un engranaje que al atascarse destroza la cadena y es expulsado de la fábrica. En la siguiente escena, sin darse cuenta, aparece delante de la bandera roja- la bandera de la clase obrera-; y el pobre trabajador (expulsado del trabajo) “parece” el dirigente del movimiento. Buena metáfora fílmica para explicar que solo la lucha y la unidad pueden llevar al movimiento obrero a conquistar los derechos económicos y sociales que le convierten en ciudadano y le hacen digno.
Metáfora que durante los Años Gloriosos permitió, mediante el pacto keynesiano, construir el Estado social de derecho. Pero no podemos olvidar que esto fue posible gracias a que la Izquierda Europea tenía un referente y a que la burguesía no podía permitirse el lujo de que aquella idea de otra Europa pudiera avanzar hacia Occidente.
Pero a partir de la crisis de 1973 [la llamada crisis del petróleo] la situación iba a cambiar. Una nueva ideología [aquella a la que Popper llamaba la sociedad abierta] comenzaba a realizar un ataque frontal al movimiento obrero. En Inglaterra y en  Estados Unidos triunfaron una serie de presupuestos completamente perversos.
Esta sociedad abierta, a finales del siglo XX, se quedó sin enemigo; y la izquierda  sin referencia ideológica. El capitalismo se transformó en un capitalismo senil, ya que a partir de entonces no va a necesitar la existencia de los derechos económicos y sociales. Se vuelve a la concepción antropológica de Hobbes (a aquella que defiende el egoísmo  racional), concepción que afirma que  el hombre es un lobo para el hombre”. Y que sólo se precisa un Estado mínimo (es decir un Estado que sólo tenga los Aparatos que sirvan para el mantenimiento de la dominación de la clase o élite que verdaderamente es propietaria).
Sólo a partir de esta conquista de la hegemonía, tanto cultural como política, por parte de la hegemonía podemos entender lo que sucede en Europa. Todo un proceso que está permitiendo un retroceso en las conquistas sociales y debilitamiento de la democracia.
Es en este contexto ideológico donde podemos situar la “construcción europea de los mercaderes”. Y el hecho fundamental fue el Pacto del Euro; que exige que el obrero pierda sus derechos, que vuelva a ser una mercancía en el más puro sentido del término.
¿Para qué sirven los sindicatos cuando a partir de la Reforma Laboral existe el despido libre?
¿Qué derecho tengo como trabajador si el mero hecho de no aceptar un “cambio de horario” puedo ser despedido”?
¿Qué derecho tengo si el empresario puede rebajarme el ínfimo salario que tengo, cuando le venga en gana?
¿Cómo puedo defenderme ante el despido libre que realmente existe ya?
¿Qué futuro tienen nuestros jóvenes que gracias al Plan Bolonia no podrán estudiar y que con esta Reforma sólo podrán tener minijobs sin  derecho a desempleo?
¿Para qué sirven los sindicatos si a partir de esta Reforma los convenios sólo serán a nivel de empresa y además el empresario puede descolgarse del mismo cuando quiera?
En última instancia las obras de Charles Dickens recobran actualidad ya que el obrero vuelve a dejar de ser ciudadano y vuelve a relacionarse con el patrón en vez de con el empresario. Un patrono que no sólo lo explotará sino que también los domina y le exige que se convierta de nuevo en un engranaje de una gran máquina (su Leviathan). El obrero, que vota como ciudadano, cada cuatro año se convierte en esclavo del patrón ya que cuando entre por la puerta de la fábrica (como ya decía Marx) dejará de tener derechos. A la burguesía le gusta la nueva danza: “¡trabajad, trabajad, malditos!
Javier Méndez-Vigo Hernández
Publicado en El Levante de Castellón (18-2- 2012) 

martes, 7 de febrero de 2012

CEGUERA DEL PSOE


Los análisis más serios y científicos efectuados tras las últimas elecciones, nos enseñan que las políticas aplicadas han representado un fracaso estrepitoso de la socialdemocracia, cuyo modelo está agotado al querer defender, “cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste”, una política de salvamento de la banca y del sistema capitalista, como único posible, claudicando ante las presiones de los sectores financieros, asumiendo la hoja de ruta de la dictadura de los mercados, que no tiene parangón en la historia moderna del PSOE con la caída de representación parlamentaria hasta los escasos 110 Parlamentarios conseguidos. El no haber previsto la crisis, asumirla tarde y mal, para al final, sucumbir ante las presiones del sector financiero son las causas fundamentales de la derrota. El PP ha logrado la mayoría absoluta incrementando el margen que había cosechado en las elecciones del 2000 en cuanto a escaños, pero el aumento del número de votantes es poco apreciable, lo que indica que no es que ellos hayan “ganado”, sino que el PSOE “ha perdido”. Esa bancarrota de la política socialdemócrata en el Estado español, (y en el resto de Europa) que ha cedido en todos los aspectos positivos y decisivos a las exigencias de los grandes capitalistas, aplicando medidas que contradicen las resoluciones del último Congreso, haciendo seguidismo de la política dictada por los banqueros, ha contribuido a estos demoledores resultados, con la pérdida de 59 diputados y cerca de 4,5 millones de votos ciudadanos de rechazo, que junto con el desprecio de más de 10 millones de abstencionistas, votos nulos y en blanco, a todos los partidos que han concurrido a las elecciones, expresan un malestar de la ciudadanía que esperaban un giro a la izquierda con soluciones a la problemática social que ha ido creciendo y se han visto frustrados por una u otra causa.

La actual crisis económica la ha exacerbado en grado extremo. Las fuerzas productivas creadas, tanto por la mano del obrero como por su inteligencia, están ahora prisioneras del estrecho marco de la propiedad privada y el mezquino afán del lucro privado. La enorme desigualdad del reparto de la riqueza explica que la misión histórica de los capitalistas está totalmente agotada, y la existencia del capitalismo como modelo es ya un auténtico obstáculo para el progreso social. La verdadera causa del caos económico, y la dictadura del sistema financiero, se explican por las dos grandes contradicciones en las que se encuentra atrapado el sistema: la propiedad privada de los grandes medios de producción, y las fronteras nacionales.  Y en este congreso celebrado en Sevilla se ha desarrollado más de lo mismo, confió y pongo mi esperanza que los militantes del PSOE se rebelen contra esa toma absurda del poder dentro del partido, donde los perdedores son elevados a la cumbre. Están ciegos están nadando contra corriente, el pueblo español no quiere esa realidad que nos quieren imponer.

José María Domínguez