domingo, 23 de febrero de 2020

TERRATENIENTES, MINIFUNDISTAS Y JORNALEROS


Vamos por partes. Aclarando cosas: en el campo una cosa es el agricultor y otra el jornalero. El agricultor es propietario de la tierra, el jornalero es el que la trabaja por un jornal y en la mayoría de los casos es explotado por el agricultor. Lo concreto porque hay mucha “confusión” últimamente al respecto. Claro está que hay agricultores más grandes y más pequeños, y que no todos son iguales, los hay con pequeñas propiedades, que prácticamente son trabajadores también, pero diferenciemos las cosas para no mezclar ni confundir. En el campo para quien no lo sepa, o para quien lo olvide consciente o inconscientemente, el trabajador cobra según convenio, un convenio que por lo general no se respeta por el agricultor, y lo que sube es muy poco, bastante poco, que de por sí hay que decirlo hace años que dichos convenios son muy bajos para cómo se trabaja hoy día en el campo y para lo que sube el nivel de vida hoy día. El enemigo en este caso no es el jornalero, que es un afectado más, y donde realiza el primer recorte el agricultor cuando no le pagan lo que deben pagarle, por lo que es el más afectado, dado que depende del sudor de su frente, de sus manos, su jornal y también del precio del producto. Cuando el agricultor obtiene más beneficios obviamente no lo reparte entre los jornaleros, pero por el contrario sí es común, que cuando no le pagan los precios en condiciones, estos agricultores paguen menos a los jornaleros. Lo cito porque son hechos reales que pasan con total impunidad.
Estas manifestaciones están organizadas y dirigidas por la oligarquía terrateniente y parasitaria. Esa misma que elimina generalmente cultivos sociales o mecaniza al máximo los que deberían serlo (viñedos, olivares, etc.) con el objetivo de reducir al máximo los costes laborales, destruyendo todos los puestos de trabajo posibles. Son los terratenientes que incumplen la ya precaria legislación laboral para los jornaleros, firmando menos jornadas que las realmente trabajadas y pagando un salario por debajo del acordado en el convenio del campo. Son los que esclavizan a los trabajadores inmigrantes y los condenan a condiciones de vida que harían envidiar a los animales. Los que alardean de sus grandes cortijos y de sus enormes tractores de decenas de miles de euros,  que pasea de manera indecente en esas manifestaciones.
Estos son los que se llevan el 80% de las subvenciones de la Unión Europea, que legisla para que esto sea así. Son los que han ido acumulando las tierras de los campesinos que no pueden sobrevivir con sus pequeñas explotaciones. Desgraciadamente, estos campesinos los siguen porque les han hecho creer que sus intereses son los mismos. Realmente son contrapuestos. Las subvenciones de la abyecta UE a la superficie en vez de a la producción van encaminadas a que sean los terratenientes con grandes superficies poco o nada productivas los que se lleven la casi totalidad de estas. Al final, los campesinos se van arruinando y sus tierras van a parar a esos terratenientes, cada vez con más tierras y cada vez más ricos. Son ellos y no otros los que sufren la especulación de los precios por parte de las grandes empresas distribuidoras que tienen el poder de fijar los precios a su antojo. Pero eso es el capitalismo, que no tiene absolutamente nada de “libre mercado”.
Como os he comentado no se puede meter en el “mismo saco” a los terratenientes, minifundista y a los jornaleros. Realmente este crisis de la agricultura en parte está auspiciada por los grandes terratenientes que son a su vez propietarios de las grandes cadenas de distribución de sus productos agrícolas. Los minifundistas son los grandes perjudicados de estos precios de mercados pues ellos si que no controlan las grandes cadenas de distribución y el jornalero es el nuevo esclavo del siglo XXI.
Esta es la realidad que recorre hoy en día esta de nuestra  “Piel de toro”.