miércoles, 27 de febrero de 2013

La desvastación del Capital


La devastación que se cierne sobre los no privilegiados es similar a la que produce una guerra. La burguesía está ganando de nuevo una guerra civil sin necesidad de declararla abiertamente, y reforzando su conciencia de clase a base de reducir al contrario a la impotencia: modifica leyes a su antojo, suprime derechos, incumple promesas€ La izquierda, por el contrario, al aceptar reglas de juego comunes, deviene la imagen misma de la alienación y agiganta la distancia que la separa de las verdaderas aspiraciones populares. Los que sufren el paro, los desahuciados de sus casas, los que son mal y tarde atendidos en la sanidad, los que ven que sus hijos sin formación jamás pasarán de ser carne de cañón y mano de obra barata para el sistema, son más de cada día. Ya no se trata de un reducto de "lumpen-proletariado" en los márgenes de la sociedad; ahora ya afecta a miles de familias que antes se sentían a salvo. El lumpen no vota ni actúa en política, pero los afectados de hoy y de mañana sí. El "que se jodan" gritado desde los bancos del PP en el Parlamento es mucho más explícito y clarificador que cualquier discurso. Si los ricos pueden pagar su sanidad, su educación y su protección policial, ¿por qué razón deberían detraer parte de sus rentas para seguir atendiendo a una masa de proletarios cuya principal misión en la vida debe ser producir plusvalía para asegurar la reproducción del sistema?. La vigencia de la lucha de clases ha golpeado sin miramientos a todos los que creían que ésta ya estaba superada por la historia y, aunque los ricos llevan muchos años de ventaja porque ellos jamás dudaron de ella, el resto de la población se verá en el imperativo, quiera o no, de buscar una salida. La izquierda tiene que ofrecer una salida y esta pasa por POTENCIAR  LA  LUCHA DE CLASES

José María Domínguez

lunes, 4 de febrero de 2013

País de Pillos.

Ya lo escribió Cervantes en sus famosas novelas ejemplares que el Reino de las Españas era cuna de las grande y pequeñas pillerías.
Uno que sobrevive con un sueldo recortado y que sufre un huevo para llegar a fin de mes, no deja de asombrarse viendo los informes policiales sobre todo lo que al parecer disfrutó de gratis esta personaje del Partido de la Peineta: La ministra de sanidad, Ana Matos, la responsable de que nos cobren las medicinas y las ambulancias, entre muertes en hospitales debidas a los recortes salvajes y otras tropelías y privatizaciones varias. Cenas en restaurantes de lujo, noches de hotel de las más caras, yacusis, spas, viajecitos a todos lados en primera clase, de los que se benefició hasta su criada con un viaje a Ecuador. Un pastón en fiestas con payasos en su propia casa, artículos de lujo, perfumes, vestidos caros y un largo etcétera de surrealismos más propios de nuevos ricos, que de una señora que es rica de cuna, y que en su vida ha tenido que ganarse los garbanzos, como hacemos la mayoría de los mortales.
Siempre se le ha visto el plumero a ciertos constructores y empresarios, que entregan maletines llenos de billetes al político corrupto de turno, en Canarias una práctica habitual desde los años 60. Esas “donaciones” son siempre para pagar favores, prebendas, recalificaciones, licencias, robos y otros pelotazos. Ahora ese modus operandi estilo Don Vito, se hace más que evidente y sale a la luz de forma espectacular, con luz y taquígrafos en las cuentas contables del multimillonario Bárcenas, generando el mayor escándalo de la historia de esta “democracia” a la española y ¡olé!. Pero tristemente lo de estas personas  es solo una pequeña punta de iceberg de lo que hay detrás de todo este lúgubre tinglado, lo más grave y vergonzoso es que todo esto suceda mientras millones de ciudadanos y ciudadanas viven en la miseria en todo el estado español, el país europeo número 1 en indigencia, donde ya se están produciendo muertes por hambre, hipotermia, con 16 suicidios diarios, con 6 millones de personas desempleadas, con 3 millones de  niños y niñas bajo el umbral de la pobreza. Ya es hora de levantarse y luchar contra la injusticia, acabando de una vez por toda con las pillerías de los Riconetes y Cortadillos de turnos.

José María Domínguez