jueves, 23 de diciembre de 2021

LA ULTRADERECHA Y LA IGLESIA (1)

 


En la práctica, la alianza entre fundamentalismo cristiano y ultraderecha supone una cruzada contra el feminismo,los movimientos de las disidencias sexuales y sus conquistas presentes, pero también implica un intento de frenar futuros logros” [ Nuria Alabao]


INTRODUCCIÓN


En la izquierda- desde la Teoría Crítica- se ha desarrollado un cierto milenarismo destacando sobre todo el pensador W. Benjamin que introdujo el término del “ángel caído” para explicitar la constante lucha del proletariado. Por su parte Michael Löwy en su obra Cristianismo de Liberación realiza un recorrido por la Teología de la Liberación, desde W. Benjamín hasta nuestros días, pasando por la Filosofía de la Esperanza de E. Bloch. Esa Iglesia que estaba al lado de los pobres y que, desde la perspectiva Latinoamericana, se comprometía con una Ética de la Liberación. Quizás el interés por la Religión de los pobres hay que verla en el mismo Engels, que desde sus comienzos filosóficos se interesó por las formas rebeldes y heréticas de la Religión


De entrada se interesó por el cristianismo primitivo, definido como la religión de los pobres, los desterrados, los malditos, los perseguidos y oprimidos. Los primeros cristianos procedían de los niveles más bajos de la sociedad: esclavos, hombres libres despojados de sus derechos y pequeños campesinos incapacitados a causa de sus ideas”1



Este cristianismo revolucionario es el que se desarrolla en Latinamérica desde la década de los 60 del siglo XX y que influye/ cohabita con el marxismo revolucionario hasta la década de los 80. Un cristianismo que incide en diversos partidos, entre los que cabría destacar el FSLN (en su época revolucionaria y antiimperialista) o en el PT y el MST en Brasil.


Religión y política


Una de las mejores escenas que recuerdo del cine se refiere al final de El Reino de los Cielos En dicha escena Saladin acaba de tomar Jerusalén y cuando realiza la entrada en los aposentos del Rey cristiano se encuentra con una reliquia sagrada del Cristianismo en el suelo de la habitación. La reacción del “conquistador” es sintomática; se para, mira la reliquia, la recoge y con gran respeto la aposenta en la mesa y continúa su rumbo…..


La Religión nunca ha dejado de inmiscuirse en la política, pero eso no es malo (si sirve para salvaguardar los intereses de los creyentes) si no intenta imponer su VERDAD a las demás verdades. El problema surge cuando abandona sus “orígenes” y se convierte en una Institución Política. Lo que se ve en las distintas religiones. Quizás lo que sea necesario es la fundamentalización de una sociología de las religiones que permita sacarnos de un marxismo vulgar, burdo e intolerante que sólo admite que “la religión es el opio del pueblo”; sacando dicha tesis de su contexto y convirtiéndola en un Dogma como lo fue todo el Diamat soviético.


Gilbert Achcar en su libro Marxismo, Orientalismo,cosmopolitismo nos dice que dicha crítica filosófica a la religión parte de Feuerbach y comienza a verse en los Anales Franco-Alemanes particularmente en “Para una crítica de la filosofía del derecho de Hegel, donde aparece el texto marxiano:


La miseria religiosa es a la vez la expresión de la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura agobiada, el alma de un mundo sin corazón, el espíritu de un estado de cosas donde no hay espíritu. Es el opio del pueblo”2


¿Qué vergüenza! ¿Qué irracionalidad! Que condujo a la burocracia estalinista a pervertir a Marx y al marxismo. Ahora bien como ésta época era humanista e ideológica dejó de ser una verdad científica para el Diamat soviético. Lo que importaba a dicha burocracia era la imposición de una nueva verdad y todo lo que coincidiera con dicha “ideología humanista” para el estalinismo se convertía en anatema, quizás por eso había que depurar determinadas obras como aquella con la que comienza el “marxismo occidental”: Historia y conciencia de clase. Ya que en dicha obra Lukács coincide plenamente con Marx al hablar de Ideología y Falsa consciencia. Para el marxismo abierto de Lukács y para el mismo Marx la religión asume el papel de una “falsa consciencia”. La religión es una concepción del mundo (es la teoría general de ese mundo). La religión es la expresión que fetichiza la miseria real.


Este marxismo delimita claramente la diferencia entre la Iglesia primitiva/ popular y lo que se ha convertido la religión cuando se transforma en una Institución Política como pueda ser el Estado del Vaticano o las distintas Iglesias Protestantes. ¿Cuál es el origen del cristianismo? ¿Cómo convivian los primeros cristianos? Veamos un párrafo de los Hechos de los Apósteles:


La multitud de los fieles tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba como propios sus bienes, sino que todo lo tenía en común… Entre ellos ninguno sufría necesidad, pues los que poseían campos o casas, los vendían, traían el dinero y lo depositaban a los pies de los apóstoles, que lo repartían según las necesidades de cada uno” [hecho de los Apóstles, 4-32]


El marxismo veía en esto un cierto comunismo primitivo e ingenuo3. El marxismo nunca absolutizó (como hizo el marxismo vulgar) la frase de que la “religión es el opio del pueblo”, todo lo contrario sino que la ve como “una realidad social e histórica” ¿Qué significa estemétodo? Como firma M. Löwy es simplemente abordada como una de “las muchas formas de ideología”. Tan solo habría que releer determinadas obras como la de L. Goldman (El Dios oculto); donde realiza un impresionante estudio del jansenismo. La religión puede desempeñar un papel decisivo en la vida de la humanidad, y es lo que podemos concluir de las obras de Marx y Engels. Sobre todo de este último , en sus estudios sobre la Religión y, en particular, de las rebeliones campesinas como la de Thomas Münzer. Por otra parte, este hilo marxista vuelve a salir a lo largo de siglo XX particularmente en el “romanticismo anticapitalista” de W. Benjamin o el “utopismo de E. Bloch


Las actividades de las distintas Iglesias- como Instituciones sociales- está llena de contradicciones desde que fue reconocida por Constantino hasta nuestros días. No podemos olvidar las distintas “herejías” y misticimos que recorre toda la Edad Media, ni tampoco lo que significó la Reforma para la aparición del capitalismo (como bien fundamentaro Marx o Weber). Sin embargo el mensaje del Nuevo Testamento deja bien patente la crítica a cualquier tipo de riqueza que suponga la existencia de los pobres (volveremos sobre ello más adelante). De ahí las distintas confrontaciones entre el “mensaje de Cristo” y lo que desde la Institución se impone.


Tomemos la época que va desde 1930 a 1950, época donde la prensa española (franquista) solía publicar frecuentemente las fotos de los prelados con el saludo fascista. ¿Cual fue el papel de dicha Institución con respeto al golpe franquista? Fue simplemente la del total apoyo al nuevo régimen. Situación que se reproduce igualmente en la Alemania nazi. El mismo G. Lewy nos lo dice: “Desde el principio hasta el final del gobierno de Hitler, los obispos no se cansaron nunca de aconsejar al fiel que aceptara su gobierno como autoridad legítima a quien se debía rendir obediencia”. Es verdad también que parte de la misma Iglesia estuvo en el otro lado de la barricada (como lo volvería a estarlo en la década de los 70); pero ahora mismo estamos constatando lo que realizó la Institución.


En la España de 1936 la Iglesia -con un sentido plenamente religioso. Y como elemento estratégico se inclinó con los golpistas; dicho movimiento fue iniciado por las milicias nacionales de Navarra. No hay que olvidar que el Himno de los Requetés comienza con la siguiente estrofa: “Por Dios, la Patria y el Rey lucharon nuestros padres…..” Himno que junto al español y al Cara al Sol serían los tres himnos que durante la postguerra cantaríamos casi todos los dias los chavales que hoy pasan de los 60 (nos educaban en los “valores patrios”. Pero es más, la Iglesia acabaría defendiendo que la sublevación era una “Santa Cruzada” contra el comunismo tal y como la calificó el obispo Isidro Gomá


Se trataba claramente de un intercambio de favores: asumir la idea de cruzada a cambio de justificar la sublevación preventiva cuya reconocida falsedad fue asumida por Gomá y, con él, la jerarquía eclesiástica española, para coadyuvar la relación entre el mal y su remedio, prestando a los conspiradores el otro gran mito justificador de los sublevados, el de que habría permitido frenar una supuesta conspiración comunista en ciernes”4


La idea de Cruzada fue usada en primer lugar por arzobispo de Santiago y se fundamentó en la Pastoral Las dos Ciudades (sintomático título que nos recuerda a San Agustín). Se distinguía entre la ciudad terrenal, la de los “sin Dios, y, por otra parte, la ciudad celeste de los hijos de Dios. A partir de aquí se defendía que la guerra que implicaba el golpe de Estado era una “guerra justa” que iba a permitir al bando nacionalista a una recristianización de España (lo que los historiadores terminarían por llamar el nacional-catolicismo).



Con el triunfo de los nacionales la institución Católica salió beneficiada. Angel Luis López nos dice la dos fundamentales: 1) El régimen victorioso restablecía la financiación estatal del culto y el clero que fue suprimida por la 2 República, a cambio los eclesiásticos llegaron a justificar dicha “guerra santa” y silenciaron los encarcelamientos en masa. Todo sea por la defensa de una “justicia divina” de dicha Cruzada. Y 2) La iglesia recuperaba el control social en cuanto a la educación y la moral

Continuará…..

Javier Méndez-Vigo Hernández


1Michael Löwy, Cristianismo de Liberación. Perspectivas marxistas y ecosocialistas. El Viejo Topo, Barcelona 2019, pg., 20

2Gilbert Achcar, Marxismo, orientalismo, cosmopolitismo, Edicions bellaterra, Barcelona 2016 pg., 29

3Alan Woods, El marxismo y la religión, Cuadernos de Formación Marxista nº4. Fundación Federico Engels, Madrid Febrero 2002

4 Angel Luis López Villaverde, Iglesia de la Cruzada. La elaboración del mito de la Cruzada; en Manuel Ortiz Heras y Damián A. González (dir.), De la cruzada al desenganche: la Iglesia española entre el franquismo y la transición, Silex, Madrid 2001, pgs., 21-47