miércoles, 30 de noviembre de 2011

LERRUXISMO O CESARISMO

Se han quedado sin el fantasma negro y siniestro de ETA y buscan un nuevo espacio de chantaje emocional, pueden coger cualquier bandera a condición que le de votos y huela a sable. Son la nueva derecha (que como siempre es muy vieja). Que todo el mundo lo sepa, que nadie engañe. Votar a UPYD es votar a una derecha que terminará, más temprano que tarde convergiendo en el gran lago azul de las gaviotas, como Lerroux. Para quien no lo sepa, Alejandro Lerroux fue un líder del partido radical que jugo a muchas cosas en la política española del principio del siglo XX. Fue un anticlerical y demagogo republicano al principio, se convirtió al españolismo populista en Cataluña ( el “emperador del paralelo” barcelonés) , formó coalición de gobierno con la CEDA ( derecha prefascista de Gil Robles) en la II República ( el “bienio negro” del 34 al 36), y término apoyando y alabando el golpe militar-faccioso de Franco.
Los componentes básicos del “cóctel de Lerroux” son los mismos que los de UPYD: populismo, demagogia y españolismo a raudales. Todo esto cimentado en un líder (una líder en este caso) que miente más que habla , que ataca a la “clase política “, cuando ella se vistio de largo en coche oficial ( 32 años lleva la “señora” comiendo de los sueldos públicos); y a los que sólo les guía la ambición más descarnada y arbitraria. La ambigüedad ideológica es otra característica común entre Lerroux y la UPYD. Aparentemente vienen de la izquierda, gesticulan como si lo fueran pero caminan a paso agigantados hacia la derecha. Por supuesto, proclaman que no son ni lo uno, ni lo otro (derecha / izquierda): son sólo españoles honrados, gente del pueblo, que quieren el bien de España por encima de los “intereses de partido”, y de los “reinos de Taifas”.La hoja de ruta de UPYD tiene muchas papeletas para ser la misma hoja de ruta del lerrouxismo: no digo que necesariamente terminen como termino Musolini, ojala no, pero si en el autoritarismo más conservador. Ya han dado alguna muestra en el programa electoral reciente: aumento gastos militares, centralización de competencias, energía nuclear, política antiinmigración, cuestionamiento de derechos como el aborto, involución en el modelo educativo , copago sanitario, etc. Quedaría por dilucidar si esta “señora” anda entre el Lerruxismo y el cesarismo, si cesarismo de izquierdas y cesarismo de derechas son simétricos, y ajenos ambos al espíritu democrático, o si la distinción que estableció Antonio Gramsci, entre un (buen) cesarismo de izquierdas y un (mal) cesarismo de derechas, sigue valiendo después de lo que hemos aprendido desde los años treinta del siglo XX.
José María Domínguez


martes, 22 de noviembre de 2011

EL OJO DEL HURACAN

El PSOE ha sufrido una derrota histórica Este domingo pagó la factura, sumándose a ese grupo de gobernantes europeos fulminados por la crisis. El PSOE tuvo el castigo merecido: una derrota histórica que les sitúa en la tesitura de tener que “refundarse”. Han perdido 4,3 millones de votos, el 40% de los que obtuvieron en 2008, sacando el peor resultado desde la Transición. Al PP cada escaño le ha salido por 58.230 votos, al PSOE por 63.399 y a IU por 152.801. Esto no tiene nada que ver con un sistema democrático de verdad y es un escándalo. Si se hubiera aplicado el principio democrático deuna persona un voto la composición del Parlamento sería muy diferente, comenzando por el PP, que no tendría ni de lejos mayoría absoluta, el hundimiento del PSOE sería aún mayor y otras fuerzas políticas subirían sustancialmente de escaños u obtendrían representación.
El estado español, es un estado plurinacional, y toda institución política que no refleje ese carácter, está viciada y no es representativa de lo que debe ser un proyecto verdaderamente democrático para tal estado. Si esa institución es además el Congreso de los Diputados, lugar desde el cual se han de aprobar las principales leyes que nos afectan al conjunto de los ciudadanos, explico esto a cuenta de las reacciones que se han sucedido desde el pasado domingo en relación a la reforma de la Ley electoral. Con la sana intención de acabar con las injusticias que a través de ella se dan con cada convocatoria electoral, una ola de centralismo reaccionario españolista. Hasta donde yo tengo recuerdo, el centralismo ha sido el proyecto histórico de la derecha españolista más reaccionaria, aquella misma que hablaba de España como una “unidad de destino en lo Universal”, o que durante la época de la mal llamada transición repetían una y otra vez aquello de la “España una, y no cincuenta y una”.
Las políticas de austeridad de gasto público, incluyendo el social, con debilitamiento de la protección social, no sólo son innecesarias, sino que son contraproducentes, llevando al país a la Gran Recesión. Prueba de ello es que todos los grandes recortes de derechos sociales y laborales que han ido aprobándose en las Cortes españolas (y que se defendieron con el argumento de que eran necesarios para calmar a los mercados financieros), han sido inútiles, para recuperar la confianza de tales mercados y evitar el deterioro de la economía. Ahora nos encontramos con dos problemas, uno cambiar el sitema de votaciones por otro proporcional y aunque haya ganado el PP las elecciones, la crisis financiera continua, el Estado Español se encuentra en el ojo del huracan.


José María Domínguez

martes, 15 de noviembre de 2011

LA EUROPA QUE VIENE


En Italia o Grecia, los representantes del pueblo, democráticamente elegidos, no están en grado de introducir las medidas impuestas porque los ciudadanos las rechazan, es decir, porque no representan la expresión de la voluntad popular. Sin embargo, se nos ha hecho creer que, a pesar del rechazo frontal de la ciudadanía, hay medidas que se tienen que aplicar cueste lo que cueste, a pesar de la voluntad popular. En otras palabras, mantienen que si la clase política no está en grado de hacerse cargo de estas impopulares medidas, deberá ser otro quien lo haga. Una voluntad invisible que toma las decisiones pasando por encima de la democracia existente. Una especie de oligarquía en la sombra. Tenemos dos gobiernos que están cediendo simultáneamente su soberanía ante las presiones internacionales. Y tenemos dos podestá extranjeros, estrechamente ligados al mundo de las finanzas, de los mercados, de la banca y, asimismo, miembros de la opaca Comisión Trilateral de Rockefeller. Ambos, en primera línea para sustituir a los dos gobiernos democráticamente elegidos para tomar decisiones claramente impopulares. Es decir, por definición, contrarias a la voluntad popular. Pero, como si esta hemorragia de representación democrática no fuera suficiente, otro grupo de trabajo supranacional fundado sobre el secreto de sus propias resoluciones, el hermético y privilegiado grupo Bilderberg, en su última reunión exclusiva celebrada en junio de este año en St. Moritz acogió entre sus invitados al mismísimo Mario Monti. Pero no fue el único, pues también participaron en esta reunión secreta y casi ilegal, donde no se admite a la prensa y solo se puede acceder con exclusiva invitación, personalidades procedentes principalmente de Estados Unidos y Europa. De lo que se habla en esas reuniones, no sabemos nada. No hay democracia sin transparencia. Lo que actualmente existe y, sobre todo, lo que se ha impuesto a Italia y Grecia, es de todo menos democracia. La supresión de nuestro derecho de representación ha sucumbido ante la toma de decisiones a puerta cerrada, en sedes donde se tutelan intereses privados, donde una élite restringida decide la suerte de pueblos enteros sin que a éstos se les garantice una clara percepción de las cosas. La soberanía popular ha muerto. En este momento es un concepto quimérico que está cediendo el paso a una sinarquía de hecho, es decir, a un gobierno sombra, que, aunque en términos de real politik siempre ha existido, se está convirtiendo en dominante hasta el punto de que sus efectos empiezan a ser más que evidentes.

José María Domínguez

martes, 8 de noviembre de 2011

ELECCIONES GENERALES


Rodríguez Zapatero llegó al poder con la cara de niño morigerado que le dieron sus padres y un baúl cargado de buenas intenciones, también con un enorme lío en la cabeza. Quiso cumplir su programa y al poco de llegar al Gobierno ordenó la salida de las tropas españolas de Irak, ese lugar dónde las fuerzas del bien patrocinadas por Blair, Bush y Aznar, dejaron más de medio millón de muertos sin saber para qué ni por qué; puso en marcha leyes y decisiones que marcarán un hito en la historia de la democracia española, leyes y decisiones que por si se han olvidado, no está mal recordar ahora que todo lo malo que ocurre en este país lleva su nombre y ni los que le acompañaron son capaces de decir ni media en su defensa. Durante el gobierno Zapatero las pensiones mínimas y los sueldos de los funcionarios de la Administración Central, la de su competencia, subieron como nunca antes lo habían hecho, dentro de un plan que pretendía corregir desigualdades flagrantes no abordadas en legislaturas anteriores. En el mismo sentido, puso en marcha la ley que posibilitaba el matrimonio, la adopción, la herencia y el derecho a pensión entre personas del mismo sexo, todo ello con la oposición brutal de la Iglesia católica y del Partido Popular, quién todavía la tiene recurrida ante el Tribunal Constitucional pese a suponer una mejora indudable en la vida de cientos de miles de ciudadanos. Emprendió la puesta en marcha de la conocida como Ley de Dependencias, una norma de la que carecíamos y que aspiraba a facilitar la vida de más de un millón de personas dependientes que vivían en condiciones próximas a la miseria más absoluta. También en ese caso, las comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular hicieron todo lo imposible para que una medida de un matiz tan marxista como esa no se llevara a cabo: Para muestra, dos botones, basta comprobar su aplicación en Madrid y Valencia.
Ahora nos encontramos a las puertas de unas elecciones que de no mediar el sentido común, colocará al Partido Popular como jefe único de todas las instancias de poder. Si además del poder autonómico, eclesial, judicial y económico, el pueblo da el poder central, al PP sabiendo ya el que detentan y el paralelismo de sus políticas económicas con la de los nacionalistas catalanes, veremos, en brevísimo plazo, la desaparición de la ley del aborto, la liquidación de la ley de matrimonios homosexuales, la disminución drástica del subsidio de paro –anunciada ya por Rajoy en Buenos Aires-, el desguace de la sanidad pública en su totalidad, la merma de nuestras pensiones, la venta de buena parte del patrimonio del Estado, Esto es como la prueba del algodón, si lo pasan Uds. por el blanco verán que mancha.

José María Domínguez

martes, 1 de noviembre de 2011

CRISIS ECONÓMICA Y HEGEMONIA DEL CAPITALISMO ALEMAN (i)





Para entender la crisis actual hay que remitirse al pasado. Hoy día nos vuelven a hablar del fetiche de la austeridad, aunque este término tiene además una losa  como es el problema de la deuda. Sin embargo, nos olvidamos de un hecho fundamental: hoy tanto como ayer, la salida se pretende hacerla sobre la espalda del movimiento obrero y de sus aliados.
En la década de los 80 del siglo pasado los eurocomunistas (Belinguer, Marchais y Carrillo) aceptaron apretarse el cinturón, ser austeros. A su vez, el canciller socialdemócrata alemán Scmit nos dijo que  “los sacrificios de hoy serían pan para mañana”. Política que llevaron a grandes sacrificios al movimiento obrero y que sirvieron para que desde la década de los años 80 aquél perdiera nivel de vida y no lo volviera a recuperar, abriéndose una brecha profunda entre la renta salarial y la renta de los beneficios.
Pero aún así el capitalismo saldría de la crisis. Y el capitalismo alemán iniciaría un nuevo período. ¿Y el movimiento obrero?, ¿y sus aliados?. Hay que distinguir dos períodos: el fordista y el que se instaura a raíz de la  “derrota del estalinismo”. En el período fordista, continuó existiendo las ventajas del  “pacto keynesiano”, aunque ya se atisbaba las políticas monetaristas. Hay que tener en cuenta que el paro, desde la crisis de los años 70 (crisis del petróleo) no llegó a bajar. Y es que a partir de esta década comienza a producirse un cambio en la relación de fuerzas en detrimento de los asalariados, y esto se produce en medio  de la coalición social- liberal [SPD/FDP]. Aunque en los años 80 los sindicatos realizaron un fuerte lucha por la reducción del tiempo de trabajo [35 horas], dicha lucha se ganó al precio de aceptar por primera vez la  flexibilización del trabajo.

La derrota del estalinismo


La perestroika inició el camino. Los movimientos de masas, en el bloque estalinista, reivindican  “democracia obrera” (ninguno de ellos pidió, en un primer momento la restauración capitalista). Pero el estalinismo no podía tener salida desde  “arriba”. El mismo movimiento Solidaridad supuso un enfrentamiento al sistema (luego su ala derechista- Walesa- sería el soporte de la restauración basada en los programas de ajuste neoliberal). Pero en la década de los 80 ningún movimiento social- enfrentado al estalinismo- pidió la restauración capitalista.
Mientras tanto, ¿cuál era la estrategia del capitalismo? El capitalismo internacional (FMI) tuvo una estrategia concreta para acabar con la economía planificada: la  terapia de choque. Dicha terapia sólo tenía un objetivo que no era otro que  “la transferencia de las empresas públicas a manos privadas”. En última instancia, transferir la propiedad estatal de los medios de producción a propiedad privada. Dicha política conllevaba un ataque frontal al  movimiento obrero: “Los salarios reales en Polonia disminuyeron un 33’6 por 100 entre principios de 1990 y finales de 1992. En Checoslovaquia, en el mismo período, descendieron en un 21’5 por 100 y en Hungría cerca de un 14 por 100. En todos los casos, los descensos fueron más agudos en la primera fase crucial de la depresión. The Economist advirtió que tras seis meses de terapia de choque en Rusia, los salarios reales, habían descendido sólo un 40 por 100 del promedio vigente en 1991” [Peter Gowan,  La apuesta por la globalización]
En Rusia, mientras tanto, la lucha entre el reformismo y las fuerzas retauracionistas iba a ser ganada por estas. Con la salvedad de que el capitalismo ruso se estaba convirtiendo en algo peligroso al realizar  una  “acumulación de capital” de tipo mafioso: “ Aquí el capitalismo es totalmente criminal. La mafia roba al Estado y envía su botín al extranjero. En otras palabras, no cumplen ninguna de las funciones productivas de los empresarios de otros países capitalistas “normales”, incluyendo Italia/  Elementos criminales sacan del país grandes cantidades de petróleo y minerales de contrabando. Según algunas estimaciones, con los bienes y el capital enviados al extranjero en los últimos cinco años se podría pagar la totalidad de la deuda externa. Estamos hablando de cantidades realmente asombrosas de dinero que buena medida se blanquea a través de los bancos: según algunas estimaciones, unos 14.000 millones de dólares en 1992 y unos 17.000 en 1993” [Ted Grant, Rusia. De la revolución a la contrarrevolución]

La Anexión de la RDA


Lo que no consiguió durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania lo iba a conseguir con la derrota del estalinismo. Ya durante las guerras en la ex Yugoslavia Alemania expande su influencia. Tanto en Croacia como en Eslovenia  comienza a circular el  “marco” alemán como moneda. Pero sería sobre todo con la anexión de la ex RDA como Alemania expande su influencia.
Después de la caída del Muro de Berlín, el 17 de noviembre de 1989, Hans Modrow (jefe de gobierno de la RDA) proponea al gobierno federal la creación de una comunidad contractual interalemana. El mismo mes el canciller alemán Helmunt Kohl presentó un progrma de diez puntos para terminar con la  “división alemana”. A partir de este programa el deseo confederal de ambos países debería conducir a la  “organización federal de toda Alemania”.
Las cosas van a cambiar muy pronto. Ya que el CDU/CSU presionó para que se constituyera un partido conservador en la RDA  al que van a denominar “la Alianza para Alemania”. Por otra parte el 6 de febrero de 1990, Helmun Col anunció la supresión del  marco- este en la Alemania del Este y su sustitución por el deutsche mark lo que suponía la “unión económica y monetaria con la RDA”.
Dicha unión conllevó la apertura de la economía al mercado mundial. Pero al mismo tiempo, en mayo de 1990 se produce un hecho radical en la RDA: el triunfo de un partido conservador. Lothar de Maizière se convierte en el nuevo jefe de gobierno de la RDA, siendo al mismo tiempo presidente del CDU-Este. Por primera vez un partido conservador (el partido hermano del CDU) tomas las riendas del poder en la RDA, con lo que las decisiones políticas fueron más fáciles. Una de las primeras fue el de la convertibilidad de la moneda que se tomó rápidamente.
Pero el eje fundamental de la anexión se resumen en la apropiación por parte de la Alemania Federal de la propiedad estatal por lo que a partir de aquí: “el territorio de la ex República Democrático alemana se convirtió en el “mezzogiorno” de la nueva Alemania
Se crea una nueva institución para llevar a cabo dicha apropiación. La Treurhandnastalt (THA) es la encargada de privatizar y reestructurar el conjunto del  “patrimonio del pueblo” de la RDA, lo que había de permitir la restauración del capitalismo en la Alemania del Este. Esto sólo iba a ser posible mediante la desindustrialización de toda Alemania del Este. La nueva ley que lleva a cabo esto, gracias al triunfo conservador en Alemania del Este supone: 1)la privatización completa; 2) la restructuración para reforzar la eficacia y la competitividad de las empresas y 3) el cierre y la recuperación de los bienes de las empresas que no podían ser reestructuradas.
En octubre de 1990, siguiendo estas líneas entra en vigor el Tratado de unificación de las dos Repúblicas. Cinismo (capitalista) para esconder la verdadera realidad:  “La privatización del conjunto de la economía de Alemania del Este aportó 39’9 mil millones de marcos a la THA...Un pasivo que posee la política de privatizaciones: vender a cualquier precio. Para alcanzar dicho objetivo todos los medios eran buenos: venta a un precio ampliamente inferior al valor real, es decir una suma simbólica, ayuda otorgadas a los inversores privados, etc.” En última instancia se trató de una verdadera política de colonización económica y política que permitió apropiarse casi del 96% del tejido industrial y que permitió que Alemania del Este se transformara en una  “economía dependiente” y, por tanto, quedara como la periferia del capitalismo alemán.
Nuevas relaciones de explotación [capitalista] han aparecido en Alemania del Este con la aparición de nuevos modelos en el mercado de trabajo: un recurso corriente a la subcontratación ha supuesto la bajada de los salarios y la deteriorización de las condiciones de trabajo: se produce una tercerización de la economía de Alemania del Este. Y en dicha condiciones que le permiten tener una mano de obra barata a las puertas de su economía, Alemania emprende el camino de la recuperación en la víspera de la llegada del Euro.

Bibliografía

Peter Gowan, La apuesta por la globalización, Akal, Barcelona 1999
Ted Grant,  Rusia. De la revolución a la contrarrevolución, FFE, Madrid, 1997
Fritz Vilmar, Gislaine Guittard, La fache cachée de l’unification allemande,
                                                     Editions de l'atelier, Paris 1999

Javier Méndez-Vigo