lunes, 18 de junio de 2012

José Mujica

José Mujica, el actual presidente de Uruguay, con 77 años de edad, es un luchador por el socialismo. Le hubiera encantado que llegara al gobierno con el triunfo de la guerrilla urbana de los Tupac Amaru (Tupamaros) dirigidos por  Raúl Sendic, a finales de los años setenta y que no hubiese pasado 14 años en las cárceles uruguayas. Hoy viejo, como muchos de nosotros, ha perdido la pasión revolucionaria del radicalismo juvenil y se ha quedado con la ideología. Si bien Uruguay, con sus pocos más de cuatro millones de habitantes no es muy representativo en América, el prestigio que tiene ese país por sus altos niveles educativos, le permitiría un papel antimperialista combativo que sumaría más fuerza a las luchas de América Latina. Pero obviamente no es un problema de la vejez de Pepe Mujica, sino del sino del mismo Uruguay cuyos niveles de consumo son de los más altos de Latinoamérica, además de su estilo europeo de vida. “Podemos pensar en un país, dice Mujica, donde la gente elige arreglar las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar de un auto grande o abrigarse en lugar de subir la calefacción”. Un presidente que se rebaja el sueldo a el equivalente a 850€, que vive no en el palacio presidencial, (palacio que ha habilitado para los sin techos), si no que habita en uno de los barrios mas humilde de Montevideo, que no utiliza el coche de la presidencia sino un viejo Wolsvagen (aquel modelo llamado cucaracha). Esta persona me merece todo mi respeto y al mismo tiempo me da una envidia sana,¿ pues que clase de Presidente tenemos aquí?, Para la contestación sobran las palabras.
José María Domínguez

lunes, 4 de junio de 2012

¿AUSTERIDAD?


¿Y por qué el Reino Unido está haciendo exactamente lo que no debería hacer? A diferencia de los Gobiernos de, por ejemplo, España o California, el Gobierno británico puede adquirir préstamos con total libertad a unos tipos de interés más bajos que nunca. Así que, ¿por qué el Gobierno está reduciendo drásticamente la inversión y eliminando cientos de miles de puestos de trabajo en el sector público en vez de esperar a que la economía sea más fuerte?. "El auge económico, y no la crisis, es el momento adecuado para la austeridad”. Eso afirmaba John Maynard Keynes hace 75 años, y tenía razón. Aun cuando se tenga un problema de déficit a largo plazo —¿y quién no lo tiene?—, recortar drásticamente el gasto mientras la economía está profundamente deprimida es una estrategia contraproducente porque no hace más que agravar la depresión.
Así que la defensa de la austeridad en el Reino Unido no tiene en realidad nada que ver con los déficits; tiene que ver con usar el pánico al déficit como excusa para desmantelar programas sociales. Y esto es, por supuesto, exactamente lo mismo que ha estado pasando en EE UU. Para ser justos con los conservadores del Reino Unido, no son tan toscos como sus homólogos estadounidenses. No claman contra los males de los déficits para, acto seguido, exigir enormes reducciones de impuestos para los ricos (aunque, de hecho, el Gobierno de Cameron ha rebajado considerablemente los tipos impositivos más altos). Y, en general, parecen menos decididos que la derecha estadounidense a ayudar a los ricos y castigar a los pobres. Aun así, la dirección de la política es la misma; y también la esencial falta de sinceridad de los llamamientos a favor de la austeridad. La gran pregunta aquí es si la evidente incapacidad de la austeridad para producir una recuperación económica conducirá a un plan B. Es posible. Pero sospecho que, aun cuando se anuncie dicho plan, no supondrá gran cosa. Porque la recuperación económica nunca ha sido el objetivo; la defensa de la austeridad siempre ha pretendido utilizar la crisis, no resolverla. Y sigue siendo así.

José María domínguez