sábado, 18 de noviembre de 2017

EDUCACIÓN Y CAPITAL

 Durante los últimos cien años la imagen del maestr@ ha cambiado muy poco, impartiendo sus lecciones con una pizarra como única herramienta, ha variado muy poco, la falta de cooperación de muchos padres, demasiados, para con la educación de sus hijos es enorme, donde sólo ven en la escuela un lugar donde los niños están “recogidos” durante un número limitado de horas (el concepto de guardería está demasiado presente en una sociedad que cada vez se despreocupa más de sus menores, cargando toda la responsabilidad de la educación de estos menores exclusivamente en la escuela).
Políticamente, la educación, es uno de los caballos de batalla de todos los gobiernos una vez llegan al poder, es fácil comprobar cómo, cada vez que un nuevo partido llega al gobierno, una de sus primeras reformas que realiza es la ley de educación, modificándola mínima o sustancialmente o incluso totalmente, con el objetivo de obtener individuos afines con su ideario, siendo su último objetivo crear ciudadanos críticos e independientes. Una y otra vez vemos como cada vez que se modifica la ley de educación se nombra a un número considerable de “reputados expertos” compuestos por: psicólogos, sociólogos, catedráticos,… pero si prestamos atención, nunca hay maestros y maestras en esas comisiones, lo que me lleva a la siguiente pregunta: ¿Qué porcentaje de población llega a la universidad? ¿Qué porcentaje de la población acude a la educación Primaria? Estas preguntas son de fácil respuesta, no solo es ignorada la experiencia de los maestros y maestras a la hora de redactar las leyes educativas sino que son sometidos a continuas campañas de desprestigio,  siendo los encargados de la formación del 100% de la población.
Afortunadamente, las nuevas tecnologías se van abriendo camino en las aulas y las pizarras digitales y la conexión a internet en el aula es cada vez más común, lo que acerca la realidad pedagógica a la realidad de la casa, donde los niños y niñas tienen todo tipo de estímulos. Igualmente las nuevas teorías pedagógicas se van abriendo camino en los centros educativos, por ejemplo las Comunidades de Aprendizaje, están cada vez más extendidas por todo el país, es un concepto de educación que abre el centro a toda la comunidad educativa, y que permite a los padres, madres, abuelos, etc., participar en el proceso educativo de los niños y niñas, igualmente permite a los docentes conocer de primera mano y de una manera más profunda a los familiares de sus alumnos, así como el entorno de sus alumnos.
Es primordial  que a pesar de las leyes educativas de los gobiernos de turno, la sociedad vaya entrando en los centros educativos, y participen de la formación de las nuevas generaciones, e igualmente los centros vayan actuando en el entorno donde viven sus alumnos.

La Crisis éstas tienen su origen en los países capitalistas más poderosos, transformándose en amplias y profundas crisis, que impactaron (e impactan) en los países de la periferia. Nunca fueron los gastos excesivos sino, más bien, las condiciones impuestas por los acreedores lo que llevó a la acumulación de deudas insostenibles. Las crisis de la deuda y sus consecuencias estuvieron, y continúan estando, siempre gestionadas en provecho de los grandes bancos y de los gobiernos de las grandes potencias, que los protegen, con la complicidad de las clases dominantes. Para que no nos vuelva a ocurrir nos hace falta que en los centros de enseñanzas educativa se formen a personas no a borregos. El salario mínimo en nuestro país es de 707,70 euros mensuales, distribuidos en catorce pagas. Según los datos que proporciona la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el presidente de Iberdrola gana unos 43.000 euros diarios; su colega de Endesa, se llevó el pasado ejercicio 3,06 millones; su consejero Miguel Roca Junyent, el abogado de la infanta Cristina, obtuvo 276.000 euros en ese mismo periodo, entre su sueldo y sus dietas. El jefe de Gas Natural, por su parte, cobró en seis meses, hasta junio, 1,6 millones. Y de forma paralela, se le cortó el suministro, por impago, a quinientos mil hogares. Las hidroeléctricas han empezado una campaña para convencer a sus víctimas de que el incremento de la factura, que supera el doce por ciento en los últimos meses, está causado por la sequía. El botín de los tres gigantes, en el primer trimestre, ha sido de 1.378,6 millones de euros, pero sostienen que eso marca un 10,46% menos respecto al mismo período de 2016 y dejan entrever que eso tendrá consecuencias para los consumidores, porque no van ellos a bajarse sus remuneraciones, hasta ahí podríamos llegar. Y todo lo harán impunemente, a cara descubierta, sin que nadie les pare los pies. Para que esto no vuelva a ocurrir hace falta que la simiente se siembre desde abajo y formemos a los niñ@s  en principios y valores desde la igualdad y el bien colectivo común por encima de intereses capitalistas

sábado, 4 de noviembre de 2017

TODO EMPEZO HACE UNA DECADA

Dentro de su programa de secesión de España y la proclamación de una “República Catalana” han primado la imposición de unas fronteras a la superación del sistema capitalista y las mejoras de las condiciones de vida de la clase trabajadora. Han sido subyugados por el modelo de Estado de la burguesía catalana, representada en este caso por el PdeCat (antigua CiU). Me atrevería a hacer la siguiente pregunta a los dirigentes y militantes de la CUP: ¿en que cambian los procesos de producción en la nueva “República Catalana”? ¿La imposición de una nueva frontera en Europa mejora las condiciones de vida de los catalanes y catalanas? ¿Cómo mejora la calidad del servicio público en Cataluña? A Cataluña no le roba España, a los españoles, a todos los que vivimos dentro de las fronteras de lo que hoy se llama España, nos roban los Rato, Bárcenas, Correas, Pujol, etc. y sus banderas no son la estelada o la rojigualda, son las banderas de los casos, Gürtel, 3%, ITV, ERE´s, etc. con sede nacional en un banco suizo o andorrano. Puedo concluir que la izquierda no puede avalar un proceso secesionista que pretende imponer nuevas fronteras, implantar un sistema económico continuista del que pretende segregarse, justificando u ocultando todos los casos de corrupción en que se encuentra envuelto el socio de gobierno que representa a la derecha (3%, ITV…).
A través de distintas mutaciones del patriarcado la sociedad de mercado ha intentado gestionar aquello que no podía ser reducido a la lógica de la compra y la venta: las relaciones afectivas, los cuidados, el trabajo reproductivo… Cada vez más gente se está dando cuenta de que es un terreno con unas potencialidades políticas enormes, porque en él salen a la luz con mucha violencia algunas contradicciones de nuestra sociedad que tienen que ver con nuestra supervivencia material. Resulta difícil no sentir que hay algo monstruoso e inhumano en la sociedad en la que vives cuando no tienes tiempo para cuidar de un familiar enfermo porque tienes que dedicar tus energías a un trabajo precario absurdo y socialmente superfluo. En un momento de expansión sin precedentes del mercado y de surgimiento de formas muy agresivas de capitalismo, se produjo una rendición, un desarme intelectual por parte de filosofía y las ciencias sociales, que se privaron a sí mismas de las herramientas necesarias para entender lo que estaba ocurriendo y para proponer alternativas. Mientras la derecha elaboraba un programa político coherente y poderoso, con una enorme capacidad de interpelación, la izquierda se refugiaba o bien en el elitismo intelectual o bien en la nostalgia obrerista. Volviendo al campo estrictamente humano filosófico, creo que la posmodernidad desarrolló un programa intelectual atractivo pero de corto recorrido, que es lo que suele pasar con el idealismo. Me refiero a que hay autores extraordinarios a los que hay que leer, pero que me parece que se agotan en sí mismos. Seguramente era ya algo evidente en el caso de Heidegger y, de hecho, me resulta digno de admiración que tuviera el valor de adentrarse en los callejones sin salida a los que conducía su pensamiento. Y eso es lo que ocurre, en mi opinión, con otros grandes herederos de Nietzsche, como Foucault, Deleuze o Vattimo. Me resultan muy sugerentes, pero no tengo la sensación de que hayan abierto ninguna senda que otros puedan prolongar.
Pertenezco a una generación políticamente dañada, que se educó en la derrota. Quienes comenzamos en el activismo a finales de los años 60, hemos vivido de una manera muy particular el aplastamiento del sindicalismo y los movimientos sociales. Por supuesto es algo que viene de más atrás, pero en aquella época era ya completamente imposible no darte cuenta de cuál era la realidad que te rodeaba. Por ejemplo, una de nuestras mayores batallas, al menos de la que yo me siento más orgulloso, fue la rebelión. como en los 80 fué la insumisión, si uno lo piensa de un modo no sé si frío o cínico, la verdad es que lo que conseguimos con cientos de condenas y un montón de compañeros presos fue acelerar la profesionalización del ejército. Esa cultura de la derrota genera un resentimiento y una amargura que debería hacernos reflexionar. Sobre todo porque en España, junto a los ejes políticos tradicionales, ha ido apareciendo una divisoria muy importante que tiene que ver con la edad y que afecta a temas cruciales. El reflejo público de esa ruptura es la transformación de los intelectuales orgánicos del Régimen del 78 en una especie de “chiquillos “enfurecidos completamente atrapados en su propio nihilismo generacional. A modo de ejemplo, se me vienen a la cabeza unas recientes declaraciones de Fernando Savater en una entrevista con un diario italiano en la que decía, literalmente, que la humillación de las personas que querían votar en el referéndum catalán era un momento pedagógico necesario para la democracia. La idea de que humillar al 80% del cuerpo electoral es en algún sentido bueno para la democracia es tan loca que resulta imparodiable. Deberíamos recordar que todo esto empezó hace una década con una crisis de acumulación capitalista.