domingo, 15 de noviembre de 2020

CONDICIONES DE VIDA



 

Las condiciones de vida en la sociedad del crecimiento infinito constituyen una seria amenaza para la salud del vecindario, pero los dirigentes y sus asesores no plantean soluciones técnicas que no discurran en el sentido de los intereses dominantes. El problema es que estos son contradictorios. Hay conflicto de potencias y conflicto dentro de ellas. Las estructuras de poder se están reconfigurando a escala mundial ante las crisis venideras que el choque de intereses está planteando. Se articulan de nuevo los Estados, el capitalismo y la tecnociencia -la megamáquina- con previsibles malas consecuencias para la población, de la cual una parte cada vez mayor ya resulta inútil para el sistema. Se trata de gestionar excedentes, técnicamente, bien por guerras, bien mediante enfermedades infecciosas. Si lo que se persigue es la obediencia incondicional, el miedo, y en casos graves, el terror, es la herramienta necesaria de gobierno. En el caso concreto de la pandemia, todo consistiría en encajar la salud con la economía convirtiendo aquella en una oportunidad de tecnificación y desarrollo. La costosa sanidad pública se dejaría tal como está, es decir, semidesmantelada. Los medicamentos caros y las vacunas milagreras serían el primer objetivo de la industria farmacéutica, la más corrupta, y por supuesto, de los gobiernos. Acompañadas por medidas profilácticas como el lavado de manos, el saludo con codo, el pago con tarjeta, la mascarilla, la distancia, la ventilación, el silencio y pronto el carnet de inmunidad, abrirán paso al control general. Pero para que la población obedezca los consejos que brinda la farmacopea del espectáculo.

La soñada vacuna lo resolverá todo, eso nos dicen, aunque solo resolverá una pequeña parte de la gran crisis económica, social y sanitaria que azotaba, azota y seguirá azotando a buena parte de la humanidad con o sin vacuna. En ninguna circunstancia se puede olvidar que la sanidad se está convirtiendo en un negocio y este es un problema más grave aún que cualquier pandemia. Las privatizaciones y la corrupción política van de la mano y son la causa de la escasez de medios materiales y humanos en la sanidad.

Si nos detenemos de nuevo en la salud, recordemos que para propagarse, los virus requieren una población numerosa, densa y en perpetuo movimiento. En cambio, los agrupamientos pequeños y tranquilos no padecen enfermedades epidémicas. El hacinamiento y la hiperactividad promueven la transmisión -condiciones que se dan óptimamente en las metrópolis-, así como también los desplazamientos masivos debido a las hambrunas, las guerras y el turismo.

La Unión Europea, EEUU y el resto de países afines o subordinados ha apostado clara e inequívocamente por la vacuna, y ello por dos razones. Primero porque la vacuna no deja de ser un negocio más (solo para las industrias farmacéuticas, claro) sujeta a una patente y, aunque por mucho que repitan que será gratuita, la Seguridad Social, directa o indirectamente, ha tenido que pagarla y seguirá pagando por ella. Está por ver cómo se resolverá el que otros países, por ejemplo China, pongan en el mercado otra vacuna sin ánimo de lucro.

Respondiendo a una pregunta que se hacían Gramsci y Togliatti en 1919: ¿Cómo soldar el presente con el porvenir, satisfaciendo las necesidades urgentes del presente y trabajando últimamente para crear y anticipar el porvenir? esta cuestión la resolvían recurriendo a la necesidad de dar forma y disciplina a la vida social de la clase obrera y a sus instituciones a fin de crear una democracia obrera a partir de las actividades sindicales, las cajas de resistencia, las redes de apoyo mutuo, etc., hoy nos deberíamos preguntar cómo hacer lo mismo a partir de las iniciativas que se han desarrollado para cubrir la desprotección de las clases populares ante esta nueva crisis. Esto ha de ser la base para construir un tejido social que aproveche las potencialidades de estas iniciativas, dándoles un contorno y una permanencia temporal que sirvan, junto con las mejores experiencias que salieron de las mareas ciudadanas…

sábado, 17 de octubre de 2020

Presión Fiscal


 

La presión impositiva sobre el conjunto de esas fortunas se sitúa en el 0,16%, un tipo efectivo 95 veces inferior a la media del país (15,2%), en el que el IVA arroja uno del 15,3%, el IRPF otro del 12,8% y Sociedades uno del 9,2%.

Entre los motivos de esas exenciones, recogidas en la ley estatal aunque se trate de un tributo de gestión autonómica, destacan dos: que se trate de edificios monumentales catalogados como Bien de Interés Cultural (BIC) o figuras similares, algo que conlleva una obligación a menudo incumplida de abrir las puertas al público de manera gratuita un mínimo de cuatro días al mes, y la de acciones de empresas, que supone la principal partida.

Las exenciones por BIC afectan a fincas por 23.180 millones de euros dentro de una cartera inmobiliaria de 138.013, con solo 4.390 de ellos de tipo rústico, mientras las de las acciones benefician a más de la mitad del total: 17.629 millones de 141.526 de empresas cotizadas y 240.234 de 366.272 de sociedades ajenas a la bolsa siempre que no sean instrumentales.

La presión fiscal que soportan las fortunas de los más ricos de España, los 177.931 contribuyentes (o no tan pagadores) que poseen patrimonios de más de 700.000 euros (400.000 en Aragón) en edificios, tierras, acciones, rentas, concesiones, joyas, coches y barcos de lujo y obras de arte, resulta más bien liviana: más de la mitad de esa riqueza, que en los últimos años crece a un ritmo netamente superior al del PIB, está libre de impuestos mientras pagan por el resto apenas un 0,38% anual, según indica la última Estadística de los Declarantes del Impuesto de Patrimonio de la Agencia Tributaria.

El 42% de los 687.893 millones de euros que suman esas fortunas, 290.656, se encuentran directamente exentos de tributar por efecto de la normativa estatal, mientras que los propietarios de bienes por otros 106.613 lo hacen en Madrid con una bonificación autonómica del 100% en la cuota a ingresar, medida de la que también se benefician, aunque con menor intensidad, los propietarios de bienes por valor de otros 4.260 millones en La Rioja

El tratamiento fiscal de este descomunal patrimonio, cuya valoración equivale a más de la mitad del PIB español, del que tan solo una mínima parte (11.966 millones, 1,73%) está afecto a actividades económicas y que durante los años de la recuperación previos a la pandemia llegó a registrar crecimientos de más del 8% anual en otra prueba del nueve del insoportable avance de la desigualdad  en España, parece abocado a cambios a corto o medio plazo vistos los efectos de la pandemia sobre las cuentas públicas, con una caída de la recaudación; en las empresas, con dos de cada cinco en pérdidas al cierre del primer semestre según los datos del Banco de España, y en las familias, con desplomes de las rentas que rondan el 20% en las clases medias y con una inquietante extensión de la pobreza y la escasez por debajo de ese nivel, en el que más de un millón y medio de personas han necesitado ayuda para poder comer..

El impuesto de Patrimonio y el de Sucesiones, de titularidad estatal pero cuya gestión lleva décadas cedida a las comunidades autónomas, se perfilan, junto con el IRPF de las rentas más altas, como dos de los principales candidatos a generar ingresos para las administraciones en el marco de unas reformas tributarias que considera urgentes la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica, cuyas recomendaciones consideran «preciso actuar, tanto en el corto como en el medio plazo, con el objetivo de reformar nuestro sistema fiscal con un único objetivo: garantizar la pervivencia y la solidez de nuestro sector público, y especialmente fortalecer nuestro gasto público social.

En cualquier caso, y mientras la mayoría de las comunidades autónomas aboga por una armonización de los impuestos cedidos ante la que Madrid ofrece la principal nota discordante con bonificaciones de más de mil millones de euros al año a las rentas y los patrimonios más elevados y anuncios de nuevas rebajas fiscales, el ejecutivo dispone de dos vías relativamente sencillas: el recargo estatal o el rescate, ya sea temporal o, como lo que hizo el Gobierno de Mariano Rajoy con el tributo que grava los Hidrocarburos en 2018, definitivo.

 Harina de otro “costal” es encontrar el procedimiento para retocarlos, algo en lo que, según distintas fuentes, llevan tiempo trabajando en el Ministerio de Hacienda. En Madrid se ha dejado de recaudar más de 900 millones al año en Patrimonio que se regalan a poco más de 12.000 personas. Nos hace falta una política financiera social e igualitaria estatal que las diferentes autonomías no tengan ningunas diferencia entre ellas al aplicar la política fiscal, favoreciendo a los menos afortunados de nuestra sociedad.

JMDR

viernes, 25 de septiembre de 2020

Donde esta el pensamiento critico


 

En la crisis del Covid-19 encontramos un nuevo espacio de confrontación social. Las secuelas de la crisis del 2008 aún siguen vigentes en nuestra sociedad. La clase trabajadora es más pobre y precaria, y los discursos que surgieron en el 15 M siguen vigentes y ejercen de contrapeso sobre las viejas premisas políticas. Además, el movimiento feminista y ecologista han entrado con mayor fuerza si cabe en el espacio público, proponiendo alternativas de actuación política, nuevos puntos de vista y, en general, nuevas maneras de enfoque en todos los ámbitos comunitarios y sociales.

Las clases altas cuando protestan no lo hacen para salvaguardar u obtener derechos, sino para preservar sus privilegios, su posición es moralmente cuestionable y esto los hace endebles en el discurso argumentativo profundo; Las mujeres sufren de exclusión social, maltrato y violencia de una manera estructural, los inmigrantes también (y no tienen trato de favor) y la clase trabajadora concienciada por sus derechos no son “unos vagos que solo quieren paguitas”. El discurso de Vox y PP consiste en ocultar, negar y ridiculizar los factores estructurales que se entrecruzan y que son transversales en el funcionamiento y explicación de nuestra sociedad, además, apoyados por prácticamente la totalidad de la Ciencia Social objetiva.

Por otro lado tampoco es nuevo que la ideología fascista defienda los privilegios de las élites. El surgimiento del fascismo tiene su génesis en el capitalismo, y es la expresión de dominación más extrema del sistema para defender los intereses de los poderosos.  Lo primero que tenemos que tener en cuenta sobre los fascismos es su capacidad de adaptación a las situaciones socio/políticas. Su lógica se basa en discursos que abogan por lo irracional y la negación de la realidad. En primer lugar, niegan la lucha de clases y, en segundo lugar, inventan un chivo expiatorio: en el caso de la Alemania Nazi eran los judíos, en la España franquista los «Rojos/Republicanos/masones», en los fascismos europeos actuales los inmigrantes africanos, principalmente musulmanes, en Latinoamérica con Bolsonaro en Brasil o Jeanine Áñez en Bolivia son las comunidades indígenas, para Trump, por ejemplo, el foco de atención inculpatoria se arroja hacia los latinos.

Nos encontramos con una amalgama de contra discursos que lo único que buscan es culpar a un «otro» ficticio sobre las problemáticas sociales, económicas y políticas. Asimismo, la derecha, ligada al fascismo en este país de una manera más que sutil, no entiende de solidaridad, ni de comunidad. Son los que fusilaban en el paredón y llenaron las cunetas de republicanos, los que torturaban, los que dieron un golpe de estado y tumbaron una república democrática, también son los que hoy en día no aceptan la libertad sexual, ni la libertad de la mujer, ni el respeto por nuestro medio ambiente, ni las culturas nacionales alternativas a la suya, ni a los inmigrantes y, sobre todo, no aceptan a los que no son de su clase social.

El pensamiento crítico y la conciencia de clase se ha esfumado a causa de todo el bombardeo capitalista/neo-liberal. La clase obrera se ha incorporado de lleno al sistema como un engranaje más que acepta su situación de dominación. Es más, es participe directa de ella dando su voto a partidos que defienden intereses antagónicos. Los trabajadores hemos entrado al sistema mediante la seducción de los medios de consumo, el ocio y el Estado del Bienestar. Ahora llega una oportunidad de intentar cambiar las cosas, habrá confrontación, seguro, y en mano de nosotros está la de posicionarse de un lado o de otro, de no caer en los engaños, ni de culpar a los “Chivos Expiatorios” que la derecha nos marca. Que no os engañen, los fascistas no tienen piedad, es más, no tienen humanidad y para saberlo tan solo hay que abrir los libros de historia.

domingo, 13 de septiembre de 2020

Inmemorial de mi compañera de mi vida


 

  Cuando recuerdo, la veo asomada a la ventana que da a la plaza. Mil imágenes azotan mi celebro una gran congoja se apodera de todo mi ser, sus palabra vuelven a cobrar vida en mis oídos. Mis pensamientos se pierden en el pasado lejano, recordando cómo eran sus dichos y sus vivencias conmigo. La vida con su acelerada rutina me aleja constantemente de esas reflexiones, pero no temo a decir que no es que olvide o haya olvidado… Es, en este caso, pensar sin pensar en quien has querido. ¿Por qué? ¿Para qué reflexionar una y otra vez sobre lo que pasó, sobre lo que quedó atrás y no volverá? A veces pienso que me empeño en ello, que nos empeñamos en ello porque secretamente anhelamos esos días muy especialmente felices. Días con alguien que siempre nos parecerá, aún en la distancia del tiempo, muy importante y que la vida parece habernos arrebatado.

  Me ha ocurrido, y me veo en el tiempo rescatando del olvido a alguien que parece estar siempre allí, que emerge en mis días de nostalgia, en mis días de entusiasmo. Es así porque cuando me siento triste quisiera volver a aquellos días en los que me sentí especialmente feliz… Y cuando me siento desbordante de felicidad, quisiera también retomar los días en que podía sonreír con ese alguien que ya no está,  pero que sin embargo vive en mi persona.

  Me siento conectado con mil historias que voy conociendo por la vida. Más de un amor ha agobiado a alguien, dejándole un recuerdo que por momentos, humanos somos, quisiéramos dejar atrás… ¿De qué sirve recordar? Quizá no sirva de nada, pero… Recordar es volver a vivir, me ha dicho alguien días atrás, y es cierto… ¿No te has visto recordando algo con tal sentimiento? Empeñados en retomar aquel momento especial, aquella sonrisa, o aquel recuerdo feliz o quizá desdichado…

  La vida con su acelerada rutina me aleja constantemente de esas reflexiones, pero no temo a decir que no es que olvide o haya olvidado… Es, en este caso, pensar sin pensar en quien has querido…¿Por qué? ¿Para qué reflexionar una y otra vez sobre lo que pasó, sobre lo que quedó atrás y no volverá? A veces pienso que me empeño en ello, que nos empeñamos en ello porque secretamente anhelamos esos días muy especialmente felices. Días con alguien que siempre nos parecerá, aún en la distancia del tiempo, muy importante y que la “guadaña” me la ha arrebatado.

  Mi alma esta sangrando como todo mí ser, cada pensamiento evoco ese pasado que se me ha quebrado, rompiéndome en mil pedazos,  recordar es a veces el gusto de volver a sentirnos enamorados como lo estuvimos una vez. Es el deseo a veces no reconocido de retomar las cosas que eran nuestra vida y que porque fueron importantes las recordamos una y otra vez. Porque es cierto, nada se graba más a fuego en nuestro corazón que aquel amor que no pudimos retener, porque la guadaña cegó su vida y la tristeza invaden todo mi ser.

  Amor mío, espérame en la inmensidad de los tiempos, tu vida ha sido un ejemplo de sabiduría,  equidad,  entrega, sacrificio y humanidad. Esas noches donde se vislumbran el manto estrellado, espérame que mi alma volara libre para poder fusionarme contigo en la memoria de tiempo

jueves, 30 de julio de 2020

CENSURA

La pandemia también ha puesto en evidencia la crisis de la construcción de la Unión Europea, la desigualdad existente en su seno, la persistencia y agudización en su seno de las pulsiones a favor del Estado-nación como si de una categoría universal y eterna se tratase y la incapacidad de sus estructuras institucionales formales (Parlamento, Consejo Europeo, Comisión y BCE) e informales (Eurogrupo) para responder de forma eficaz y coordinada ante la crisis sanitaria, económica y social sobrevenida. Pero también puso de relieve la inoperancia de las reglas de oro del liberalismo hegemónico por lo que tuvo que suspenderse provisionalmente la aplicación del Pacto de Estabilidad en lo referente a la contención estricta al déficit fiscal y los niveles de endeudamiento público. Reglas que no solo trajeron grandes sufrimientos populares después de la crisis de 2007/2008 sino que tampoco se pueden justificar por haber fortalecido y blindado la economía comunitaria; reglas que en el momento crítico de la pandemia y recesión, cuando podían demostrar su utilidad social y sus efectos de los ciclos, también han tenido que ser puesta en cuarentena por. Al Estado español le han correspondido 140.000 millones. De los cuales unos 68.000 son en créditos que tendrá que devolver en las condiciones y con los intereses que los prestamistas establezcan y unos 72.000 que serán ayudas cuyos fondos que no tendrá que pagar directamente el gobierno español, pero sí contribuir de forma proporcional a la amortización de dichas ayudas junto al resto de socios comunitarios. Estas ayudas no serán propiamente subvenciones porque se nutrirán de emisiones de bonos a colocar en los mercados de forma mancomunada por medio de Comisión europea, cuya devolución por la UE estará gravada con intereses. contraproducentes.
Todo ello bajo ciertas condiciones y sometido a control de la Comisión Europea que se afirma “pedirá la opinión del Comité Económico y Financiero sobre el cumplimiento satisfactorio de los hitos y objetivos pertinentes»; comité que está formado por representantes de los Tesoros y bancos centrales, la élite de la inteligencia neoliberal. ¡Atención! Un país puede poner trabas al uso del dinero recibido por otro si ve peligrar sus intereses o sectores estratégicos, lo que puede alargar el proceso de recepción o incluso impedirlo en ciertos destinos. Y, lo que es peor, nadie ha erradicado, bien al contrario, las exigencias neoliberales de ataques al sistema público de pensiones exigiendo su “racionalización” a la baja para permitir, a su vez, el despliegue de los planes y seguros privados.
Más de una cuarta parte de la población en España (un 26,1%) vive en condiciones de riesgo de pobreza y exclusión social, un dato que pone a este país entre los que tienen menor sensibilidad social en la Unión Europea de los Quince –UE-15– (el grupo de países más ricos de la UE). Y esta situación es incluso peor entre las criaturas, niños y niñas y adolescentes menores de 16 años, entre los cuales la pobreza es incluso mayor (28,8% de la población con estas edades). La diferencia entre los niveles de pobreza en todos estos grupos etarios en España y los niveles para cada grupo correspondiente con el promedio de la UE-15 es notable (en la UE-15 dichas tasas son, respectivamente, cinco y seis puntos más bajos). Y con los países con mayor sensibilidad social en la UE-15, como Suecia (uno de los países de tal comunidad de naciones con menos pobreza), la diferencia es enorme (en el caso de Suecia, la tasa de riesgo de pobreza y exclusión social es ocho puntos más baja que la española para el conjunto de la población, y para los menores de 16 años).
Todo esto conlleva un ocultamiento de la realidad, lo que en realidad una censura como tal es profundamente antidemocrática, ya que coarta la libertad de expresión, manipula la libertad de pensamiento, elimina la capacidad de analizar, objetivar y criticar una acción establecida. Son muchas las personas y organismos que, con el fin de no “ofender” a una parte de la población, practican la autocensura, evitando así ser atacados por los “ofendidos”.

viernes, 17 de julio de 2020

Nueva Realidad

Después del triunfo incontestable del dogma de la austeridad presupuestaria, tras la crisis económica de 2008, de la noche a la mañana se ha erigido un amplio acuerdo sobre la urgente necesidad de que sean los poderes públicos los que ejerzan ahora de motor de la reactivación económica. Este hecho, de una importancia de época por sí solo, rompe algunos de los candados que habían echado el cierre a la disputa del sentido común que se dio tras el colapso financiero. Las líneas rojas de antaño, presentadas como infranqueables, ahora se sobrepasan sin mayores sobresaltos. El desplome de los ingresos públicos -provocado por la paralización de una parte importante de la actividad económica- y las medidas de emergencia adoptadas por el Gobierno para enfrentar las consecuencias más graves e inmediatas de la pandemia han sido responsables de un rápido aumento en los marcadores de déficit y deuda públicos. En este contexto de excepcionalmente, la Comisión Europea ha decidido suspender la obligación de cumplir el Pacto por la Estabilidad y el Crecimiento, ampliándose de esta manera el margen de actuación de los gobiernos.
Contenido, al menos por el momento, el rápido avance de la enfermedad,ahora toca “reconstruir” (utilizando el término al uso) una economía gravemente dañada. Existe un denominador común en defender que en el centro de la agenda política tiene que estar el gasto público, que en estos meses ha aumentado con rapidez. Casi nadie defiende, al menos en un horizonte cercano, el retorno a la camisa de fuerza de la austeridad fiscal; si bien ya se escuchan voces -por ejemplo, los informes recientes del Banco de España y del Fondo Monetario Internacional- que advierten de que, más adelante, el creciente “desorden en las finanzas públicas” deberá ser corregido; mensajes que ponen de manifiesto que las políticas de ajuste presupuestario están muy presentes en el pensamiento conservador.
Las finanzas públicas están en el centro de la agenda política, catalizando buena parte del debate y de las tomas de posición de los actores en liza. Miran en dirección al Estado -y también a las instituciones comunitarias- pidiendo la aplicación de políticas de signo marcadamente expansivo que permitan enfrentar una crisis económica y social de proporciones históricas, que, a pesar de los cantos de sirena sobre una cercana recuperación, se prolongará en el tiempo y tendrá, ya está teniendo, efectos devastadores. Qué lejos en la memoria -que no en el tiempo- queda la obsesión austeritaria. Cuando el centro de las políticas económicas y la quintaesencia del buen gobierno eran la contención y reducción del déficit y la deuda públicos; cuando las instituciones comunitarias vigilaban y penalizaban a los gobiernos díscolos, especialmente a los del Sur; cuando los partidos del establishment -tanto de izquierda como de derecha- aceptaban, sin mayores problemas, la lógica del ajuste presupuestario permanente, atribuyendo al mismo todo tipo de efectos beneficiosos.
La cuestión clave, la piedra de toque de un gobierno verdaderamente progresista, reside en exigir a los de arriba que contribuyan, en proporción a su riqueza y a sus beneficios, al esfuerzo presupuestario necesario para superar la recesión y sentar las bases de una nueva economía basada en la equidad y la sostenibilidad.
El viraje hacia la intervención pública expansiva reabre (o debería reabrir) la ventana política de oportunidad para introducir planteamientos, en términos de economía política, radicalmente distintos a los hegemónicos en la última década. Como decíamos antes, si ahora casi nadie niega la pertinencia de renunciar a la austeridad en el gasto público, el parteaguas de esta historia ha de situarse en torno al quién ha de aportar los recursos fiscales que el Estado necesita. Y en esta historia, las fuerzas progresistas deben tener un papel decisivo.
Renunciar a situar este asunto en el eje del debate y de la acción política nos hace más débiles; además, se traslada a la ciudadanía el mensaje equivocado, el de que se puede superar la crisis sin redistribuir. Cuando, precisamente, esta es la clave; cuando, en realidad, ya se está operando esa redistribución, pero hacia arriba: los ricos cada vez más ricos, y el trabajador cada día más pobre.

miércoles, 24 de junio de 2020

TELETRABAJO

El teletrabajo es una opción que se presenta como moderna, de vanguardia, un paso más en la evolución del trabajo, además ajustadas a las nuevas tecnologías de la información y comunicación. El mercadeo del teletrabajo en tiempos de pandemia es fenomenal, de allí que los gurúes nos digan que llegamos forzosamente al futuro. De tal manera que llegamos a un puerto predestinado.
La estética con la que se presenta el “teletrabajo” es estimulante, ya que se muestran a las personas felices laborando en su casa, desde un ordenador y teniendo como asistente su teléfono celular. No se exhibe problema alguno a este nuevo “desafío laboral”, al que muchos estamos llamados. Todo este montaje propagandístico tiene un fin, la legitimación del teletrabajo como una opción necesaria. Para que los trabajadores y las trabajadoras lo asumamos de manera acrítica y voluntaria.
Ante esto es necesario afirmar primero, que eso que se ha convenido denominar “teletrabajo”, no es nuevo (como podemos observar en la historia introductoria). Forma parte de los mecanismos que se viene utilizando en los países en desarrollo como una forma de flexibilización de las relaciones laborales (y los derechos) y que en escenario de la pandemia del Covid-19 se mercadea a la clase trabajadora global como una opción de prestigio laboral.
Trabajar en un lugar diferente a la empresa es, implícitamente, una forma de externalización de costos. La empresa puede proveer parte de los medios para realizar las actividades para la cual se contrata al trabajador@s, la restante forma parte del patrimonio del trabajador@s.
En las relaciones de trabajo clásicas hay una clara diferencia entre tiempo productivo y el tiempo reproductivo, dado que la localidad donde ambos se desarrollan, está claramente diferenciada. Con la modalidad del “teletrabajo” esta frontera se vuelve difusa, pues al desarrollarse la actividad laboral, en un mismo lugar, preferentemente en el hogar; surge la pregunta: ¿Dónde termina uno y comienza el otro?.
En tiempo laborable, dicho en términos clásicos, se expresa en el horario, que es una característica de la organización del trabajo y que en esta modalidad no está clara, como si otras, como que la dirección de la empresa tiene precisadas y prescribe las metas, tareas, y parámetros de cumplimiento.
Asociado a esta difusa frontera, encontramos un aspecto clave: la disponibilidad de trabajador y los parámetros de desconexión con el momento productivo. En ese sentido conviene apuntar que la ubicuidad, es decir la posibilidad de que las tareas se puedan hacer en cualquier lugar, y la hiperconectividad, colocan en situación de vulnerabilidad al trabajador o trabajadora, ya que puede ser contactado por la dirección de la empresa en cualquier momento para que labore.
En caso de ocurrencia de accidentes o enfermedades a los trabajador@s, por estar expuestos a condiciones inseguras e insalubres ¿Cómo determinar que efectivamente son accidente de trabajo o una enfermedad ocupacional?
Las organizaciones sindicales una tarea fundamental es promover las regulaciones necesarias para abordar los cambios en las relaciones de trabajo, en particular de las que surgen por el “Teletrabajo”.  Estas regulaciones se pueden dar en el plano de las convenciones colectivas de una empresa o sector en particular o en el plano de las legislaciones nacionales, como mecanismos efectivos que permita asegurar el respeto de los derechos laborales. Asimismo promover las deliberaciones en los organismos multilaterales especializados, como la Organización Internacional de Trabajo para generar una legislación base que aborde esta realidad laboral. Todo este desafío debe darse con la participación efectiva de los trabajador@s que viven estas nuevas realidades.
La lógica del capital sigue intacta y digamos que afinada, por ello no podemos claudicar y ni renunciar a las conquistas laborales históricas. Son otros tiempos, pero nuestra lucha organizada sigue siendo nuestra herramienta fundamental como clase trabajadora.

domingo, 3 de mayo de 2020

CORONA VIRUS Y LA LUCHA DE CLASES

Los números de muertos por el Corona virus son Razón de Estado, por lo cual, todas las administraciones, empezando por China, pasando por Europa y llegando hasta América, cocinan las cifras a su antojo, y hoy la población no les cree nada de lo que digan. Cifras de víctimas que son el resultado de una ecuación política que pone y resta víctimas, como quien retira dos patatas, que sobrepasan el kilo y así ajustarse a la oferta del día. Obvio que esto que mencionamos ha de ser catalogado de bulo, pero es cuestión de realizar un simple seguimiento del descontrol numérico de las conferencias de prensa, y descubrir el grado de desajustes, a ojos de buen cuero, de la suma de administraciones, que, incluso luego de haber aunado criterios estadísticos, sigue sin estar claro. con ricos cada vez más ricos y pobres de morir, con la natural anuencia de los parásitos del poder que dan soporte a la explotación laboral y humana en general, y que da por resultado la incapacidad global de hacer frente unidos a la desaparición de nuestra especie en pos de seguir engordando las arcas de los de siempre.
Hoy en día, tras la Revolución tecnológica, la situación ha cambiado bastante. La robótica y la automatización de procesos ha dado lugar a un enorme aumento de la producción con muy poca mano de obra. Los grandes empresarios y corporaciones han visto como, a la vez que reducían sus costes, aumentaban sus ganancias. Esos beneficios, además, no se reinvertían en el circuito productivo, sino que se derivaban hacia la especulación financiera que reportaba mayor lucro. De este modo, mientras se destruye el tejido productivo generando desempleo se aumenta la concentración del capital generando endeudamiento a los más pobres.
En 1976 España fue el país en el que se produjo el mayor número de huelgas en toda Europa. La clase obrera emergía en el tardo franquismo como una fuerza temible para los poderes reales. Y el ejemplo de la Revolución de los Claveles en Portugal estaba demasiado cercano. Aquel gran acuerdo económico blindaba el bloqueo de los salarios y apuntaba a una estrategia de precarización del empleo que el Estatuto de los Trabajadores y las reformas laborales posteriores confirmarían. Ni el contexto global y europeo, ni la situación del país se parecen a la de entonces.
La pandemia ha sido y está siendo un dramático abreojos de masas, una lección de economía política que está aflorando en carne viva las contradicciones y límites del sistema. La sanidad privada, la Unión Europea, son algunos de los dispositivos e instituciones, hasta ahora sacrosantos, que la crisis ha dejado desnudos. El coronavirus es el síntoma, la enfermedad se llama capitalismo, El movimiento obrero no tiene en nuestros días la fortaleza que tuvo antaño y los movimientos sociales parece que atraviesan una fase de debilidad. Pero aun así el poder no las tiene todas consigo. Sabe que un hondo malestar empapa la sociedad y teme que, en las galerías de esta guerra social no declarada, se esté fraguando una revuelta de proporciones inauditas. Y sabe también que donde hubo candela rescoldo queda. Y que la candela del 15M o de las Marchas de la Dignidad fue muy grande y pervive todavía en la memoria colectiva.
El pueblo no come cuentos. Esa es una expresión común en América Latina para denunciar los enredos del poder, los relatos que ocultan la realidad. El pueblo no come banderas, pero tampoco promesas. Necesitamos construir una amplia alianza social, un movimiento popular a la altura del desafío histórico. Necesitamos sustraernos a la inercia que subordina y sateliza toda la creatividad social a la burbujita de la representación política. Tenemos que adentrarnos en las viejas galerías del “viejo topo”. organicemos con otros muchos los chalecos de la transformación social, el estallido social en ciernes. Es el tiempo de la lucha de clases. 

jueves, 23 de abril de 2020

Covid-19 y Renta basica


El primer factor en la sorpresa es el sanitario. Hace décadas que los países industrializados no sufrían una epidemia similar. La rauda expansión mundial de la pandemia no es ajena al crecimiento exponencial de viajes en un mundo independiente. Y no se da en un contexto de optimismo. A diferencia de otras épocas, como la añorada post Segunda Guerra Mundial, existe una impresión de crisis que impregna lo cotidiano y una sensación de fin de época, incertidumbre y agotamiento de la civilización que tensa los nervios de todas las clases sociales.
La crisis del coronavirus ha reabierto el debate sobre las ‘crisis’. ¿Segunda parte de 2008? ¿Repetición en un nuevo contexto de la Gran Depresión? ¿Cuestión de semanas y vuelta a la vieja normalidad? ¿Contingencia biopolítica por fatalidad arbitraria e incontrolable? ¿Inaplicación del principio de precaución? El desconcierto es enorme y la crisis poliédrica. Elaborar salidas efectivas, y abrir caminos alternativos al abismo, requiere hacerse las preguntas adecuadas, ser realista y no incurrir en el pensamiento mágico.
El capitalismo sufre una crisis de rentabilidad crónica, en la que es incapaz de recuperar estable y suficientemente la tasa de ganancia para poder impulsar un ciclo largo de acumulación y una nueva ‘edad de oro’. A la destrucción del tejido productivo, provocada por la crisis de 2008, no le ha sucedido una etapa vigorosa. La productividad tiende al estancamiento y las tasas de crecimiento de los principales países han sido bajas y basadas en el asalto a nichos previamente no mercantilizados (bienes comunes y sectores públicos) y en una desvalorización salarial sin precedentes desde los años veinte. Las recetas aplicadas después de 2008, ante el apalancamiento público y privado, por el FMI, el Banco Mundial, la FED y la UE han fracasado pues se basaban en la misma lógica. Las deudas soberanas nuevamente se han disparado y las privadas son elevadas. Las empresas en China, la UE y Estados Unidos están endeudadas –especialmente el mar de pymes zombies–. Las maniobras de recompra de acciones por las empresas, los ataques de los fondos buitre, la arriesgada especulación de los inversores institucionales, el incontrolado reparto de dividendos y las fugas de capitales han llevado al caos. ¿Cómo es posible que, pese al aumento de la masa de beneficios y su mayor peso en la renta, la lógica de acumulación capitalista esté en crisis? Quizás porque desde 2008 la política económica se ha limitado a preservar el valor de los activos financieros mientras ve decrecer la tasa de beneficios.
¿Para qué, pues, jugarse el tipo? Para que las personas todas, sin denominación de origen, sean la medida de todas las cosas. Para que la salud sea un derecho positivo inalienable en el marco de una Sanidad con mayúscula, pública, gratuita, universal, competente y dotada. Para que la crisis económica derivada del impacto de la epidemiológica no se convierta en otra pandemia social. Para que los derechos y libertades sean los valores insoslayables que informen una democracia que haga honor a su nombre. Para que los cuidados y los respetos de tod@s y para tod@s se la ley suprema de la comunidad. Para que las generaciones futuras no hereden un planeta devastado por la codicia de imperativas empresariales, financieras, comerciales o estatales. Para que ningún ser humano carezca de lo necesario. Sencillamente: para que podamos mirarnos al espejo sin avergonzarnos. Cambiar el Mundo, recuperar la Vida.
La Renta Básica Universal necesita un retorno al estado. Sin una mínima intervención y planificación económica no tiene sentido poner en marcha una renta básica. Es curioso como las palabras “planificación” e “intervención” económica producen un miedo terrible en el subconsciente de la gran mayoría de la gente y cómo hemos asumido que planificar la economía genera pobreza y subdesarrollo.
Un escenario de renta básica, por tanto, precisa de un nuevo pacto social que equilibre la balanza hacia el otro lado. Producir el acuerdo de que ninguna persona puede ser excluida de los beneficios producidos por la sociedad. Esto requerirá, de primeras, una reforma fiscal que, entre otras medidas, persiga de forma efectiva la evasión y ilusión de impuestos (que paguen los impuestos que huyen los más ricos); una recuperación de sectores estratégicos por parte del sector público; y una batería de nuevos derechos sociales y blindaje de los ya existentes; abrir un proceso constituyente empezando por eliminar la estabilidad presupuestaria del artículo 135, y volver a plantear (que no romper) la relación con la UE. Pero esto son otras cuestiones que hay que tratar aparte.

domingo, 29 de marzo de 2020

EL ANTIFEMINISMO ES UNA IDEOLOGIA REACCIONARIA

Terminaba las clases en el IES (antes del confinamiento) visualizando con los chavales dos películas: “El lenguaje de las mariposas” y “Maestras republicanas”. Escuela pública y conquista de derechos de igualdad. Pero los derechos pueden desaparecer cuando triunfa la reacción. Represión amplia que supuso la vuelta de la mujer a su único papel: el de la reproducción de la fuerza de trabajo. Cobraba así sentido el refranero español (“la mujer en casa con la pata quebrada”). El triunfo de la reacción siempre tiene un principio fundante: el Antifeminismo. No es la primera vez que ocurre esto, ni siquiera será la última. Permitirme citar un texto:

"Aquí sólo quiero poner el acento en que al negarle a las mujeres el control sobre su cuerpo, el Estado
las privó de la condición fundamental de su integridad física y psicológica, degradando la maternidad
a la condición de trabajo forzdo, además de confinar a las mujeres al trabajo reproductivo de   una
manera desconocida en las sociedades anteriores. Sin embrago, al forzar a las mujeres a procrear en
contra de su voluntad o ( como decía una canción feminista de los años setenta) a forzarlas a" producir
 niños para el Estado", sólo se definían pasivamente las funciones de las mujeres en la nueva división
sexual del trabajo. Un aspecto complementario fue la reducción de las mujeres a no- trabajadoras, un
proceso- muy estudiado por las historiadoras feministas- que hacia finales del siglo XVII   estaba
prácticamente completado" [Silvia Federici,  Caliban y la Bruja, Traficantes de sueños, Madrid 2010,
pg, 146] 
 
Algunos piensan que estamos ante un nuevo auge de los fascismos, pero pensara que los partidos de ultraderecha son fcriminalización ascistas es cometer un error político. Hay que ver por ejemplo, que la ultraderecha en ningún momento es anticapitalista. Si miramos el caso español nos daremos cuenta de que su programa a nivel económico es completamente neoliberal; y en algunos temas sigue las conclusiones del conservadurismo norteamericano exigiendo la total privatización de la sanidad pública.

Enzo Traverso suele utilizar el término de postfascismo para referirse a la ultraderecha en su conjunto. Y con dicho término llega a afirmar que algunos partidos (como el FN) son capaces de llegar a utilizar el feminismo para arremeter contra el Islam, inculcando la idea de la prohibiión del velo ya que es el símbolo “que esclaviza” a la mujer musulmana. Igual que otra característica de este postfascismo es la de sustituir el atisemitismo fascista por la islamofobia. Hay quedan las proclamar de algunos mítines de esta ultraderecha (como la española) afirmando que no son racista y defendiendo que sólo defienden la entrada de aquellos emigrantes legales, que además, pertenezcan a nuestra cultura cristiana
. Pero a su vez el caso español tiene sus propias características, ya que es una escisión con éxito del PP, basada e la confesionalidad y en la criminalización del Otro, sobre todo si es emigrante y musulmán. Una derecha que ha venido a “disputar la hegemonía de la derecha, desde postulados neocons de guerra cultural abierta contra la izquierda, desde el autoritarismo en el eje de los valores conservadores y desde un profundo neoliberalismo en lo económico” [Miguel Urban]

  Vivimos tiempos de polarización de la lucha de clases y en esta etapa la contrarrevolución saca todas sus armas. La ultraderecha europea juega con la migración, la profundización de las desigualdades afianzando los recortes sociales. Pero al mismo tiempo han lanzando una lucha por la hegemonía cultural e ideológica. La diferencia con respecto al fascismo es patente ya que “si el fascismo histórico se acompañó del reforzamiento de las capacidades y poderes estatales, hoy en día la marca insigne del capitalismo neoliberal es transformar a las autoridades públicas y a las agencias estatales en correas de transmisión de las decisiones emanadas, de modo coordinado a nivel global, desde el capital financiero que gobierna la economía mundo” [Franklin Ramirez Gallegos]

  El postfascismo y/ ultraderecha es producto de la globalización capitalista y de la crisis producida por ella; lo que sucedee es que critica y rechaza varias de sus consecuencias. Luchan por el “supremacismo” blanco que se puede concretar en la supremacía cristiana, quizás por esto la ultraderecha española se encuentre más cercanos a partidos como el que gobierna Polonia que es ultracatólico y que le conlleva a defender el cristianismo incluso en su crítica a la migración acusándonos a los demás que “estamos permitiendo una invasión musulmana”. Pero al mismo tiempo la ultraderecha se enfrenta a los derechos económicos y sociales arremetiendo contra derechos como son el derecho a la huelga o defendiendo el despido libre. Podriamos hablar de otros derechos colectivos, como el derecho de las nacionalidades; pero no es el momento ahora. Lo que queda claro es que la ultraderecha ataca al régimen democrático partido desde una defensa “radicalizada” de la Constitución del 78. La ultraderecha busca enemigos y no adversarios, entre estos podríamos destacar el trabajador, la mujer y los nacionalismos.

  Pero ahora sólo nos interesa, uno. Uno de los enemigos esenciales de la ultraderecha postfascista es la mujer. Si bien en los 30 todo fascismo, fundamentalmente el nazismo de Hitler convirtió en adalid de su ideología a la mujer (La Sección Femenina), la ultraderecha tiene como eje ideológico el Antifeminismo y lo vemos en este periodo a lo largo de este mundo globalizado: “En Brasil, o en Estados Unidos, las mujeres han liderado las manifestaciones más masivas contra Jair Bolsonaro y Donal Trump. Se repite de país a país; el feminismo constituye uno de los mayores frentes contra el avance del neofascismo, tanto en el voto, como en la calle. En España acaba de comenzar la contrarrevolución antifeminista, con la emergencia de VOX y el giro ultra del Partido Popular de Casado, como eco de ese contexto internacional” [Nuria Alabao]. El movimiento feminista se ha convertido en el movimiento social más potente y más peligroso para el neofascismo machista y patriarcal

. El Antifeminismo es uno de los ejes de la ultraderecha europea, aunque en algunas circunstancia se arropen de cierto feminismo para atacar a uno de sus enemigos: el Islam. La defensa del ultracatolicismo está por encima de ciertas situaciones, pero sin olvidar que la utraderecha (en especial la española) defiende la familia tradicional. Y aquí entraría a colación ( a diferencia de los evangelistas en Brasil o Bolivia) de la asociación ultracatólica Hazte Oir 

. La derecha y la ultraderecha española están compitiendo entre si en una cruzada contra el feminismo.La ultraderecha elabora un “discurso antifeminista” tildando lo que defiende el feminismo como ideología de género. Fundamentalmente el discurso se basa en la consecución del “control del cuerpo de la mujer” El feminismo supone una bofetada en la cara al machismo patriarcal; por esto como bien afirma Miguel Urbanla causa de la beligerancia y otras formaciones europeas expresan contra el feminismo radica en que este, con el control de los derechos reproductivos por la mujer y su libertad sexual, cuestiona la piedra angular de la concepción de sociedad de la extrema derecha: el patriarcado

. Por tanto el Antifeminismo se ha convertido en el discurso central de la ultraderecha. Una ideología reaccionaria que frente al terrorismo machista utiliza el concepto de violencia familiar para diluir el machismo y llevar una caza de “brujas” feminazis como estrategia de quebrar la lucha feminista. La lucha de liberación feminista la convierte en ideología de género para defender que la mujer suele ser una mentirosa y que manipula con tal de victimizar al macho. Autoritarismo y antifeminismo son los ejer de este postfascismo. El Antifeminismo es reaccionario ya que es el eje de una cruzada lanzada por el patriarcado. Por un lado la identidad masculina se ha sentido atacada, y la culpable es la mujer que al alcanzar sus derechos resquebraja la identidad masculina tradicional y el concepto de familia tradicional.

  Por eso mismo el Antifeminismo utiliza el cuerpo de la mujer como un campo de batalla, de ahí también el ataque al aborto y a la libertad sexual y reproductiva de la mujero.. Para el postfascimo el papel esencial de la mujer radica en dar vida y garantizar la continuidad de la patria, a lo que ellas se niegan. Recuerda mucho esta acusación al texto de Silvia Federici. Ya que el declive del papel de la mujer como reproductora nos desarma frente a una posible invasión musulmana.

  En definitiva el Antifeminismo es una “cruzada patriarcal y machista”. Por esto la utilización del concepto de ideología de género en el discurso político del postfascismo; pues “la extrema derecha necesita crear y señalar enemigos para ganar cohesión y dar respuesta a problemas estructurales señalando a colectivos específicos. El feminismo promueve la igualdad y ello resulta inaceptable para el neomachismo y el conservadurismo más radical. La lucha de las mujeres se convierte en un enemigo, como también los migrantes, respecto a los cuales el discurso de la seguridad pasa a ser el eje central y donde el discurso feminista pasa a ser instrumentalizado por muchas formaciones de extrema derecha” [Judith Carreras]
  Javier Méndez- Vigo
 BIBLIOGRAFÍA; Adoración Guzman, Alfonso Aragoneses y Sebastian Martin (dirs.), Neofascismo. La bestia neoliberal, Siglo XXI, Madrid 2019
 Miguel Urbán, La emergencia de Vox, Sylone, Barcelona 2019
Viento Sur nº 166, Madrid 2019
 

domingo, 23 de febrero de 2020

TERRATENIENTES, MINIFUNDISTAS Y JORNALEROS


Vamos por partes. Aclarando cosas: en el campo una cosa es el agricultor y otra el jornalero. El agricultor es propietario de la tierra, el jornalero es el que la trabaja por un jornal y en la mayoría de los casos es explotado por el agricultor. Lo concreto porque hay mucha “confusión” últimamente al respecto. Claro está que hay agricultores más grandes y más pequeños, y que no todos son iguales, los hay con pequeñas propiedades, que prácticamente son trabajadores también, pero diferenciemos las cosas para no mezclar ni confundir. En el campo para quien no lo sepa, o para quien lo olvide consciente o inconscientemente, el trabajador cobra según convenio, un convenio que por lo general no se respeta por el agricultor, y lo que sube es muy poco, bastante poco, que de por sí hay que decirlo hace años que dichos convenios son muy bajos para cómo se trabaja hoy día en el campo y para lo que sube el nivel de vida hoy día. El enemigo en este caso no es el jornalero, que es un afectado más, y donde realiza el primer recorte el agricultor cuando no le pagan lo que deben pagarle, por lo que es el más afectado, dado que depende del sudor de su frente, de sus manos, su jornal y también del precio del producto. Cuando el agricultor obtiene más beneficios obviamente no lo reparte entre los jornaleros, pero por el contrario sí es común, que cuando no le pagan los precios en condiciones, estos agricultores paguen menos a los jornaleros. Lo cito porque son hechos reales que pasan con total impunidad.
Estas manifestaciones están organizadas y dirigidas por la oligarquía terrateniente y parasitaria. Esa misma que elimina generalmente cultivos sociales o mecaniza al máximo los que deberían serlo (viñedos, olivares, etc.) con el objetivo de reducir al máximo los costes laborales, destruyendo todos los puestos de trabajo posibles. Son los terratenientes que incumplen la ya precaria legislación laboral para los jornaleros, firmando menos jornadas que las realmente trabajadas y pagando un salario por debajo del acordado en el convenio del campo. Son los que esclavizan a los trabajadores inmigrantes y los condenan a condiciones de vida que harían envidiar a los animales. Los que alardean de sus grandes cortijos y de sus enormes tractores de decenas de miles de euros,  que pasea de manera indecente en esas manifestaciones.
Estos son los que se llevan el 80% de las subvenciones de la Unión Europea, que legisla para que esto sea así. Son los que han ido acumulando las tierras de los campesinos que no pueden sobrevivir con sus pequeñas explotaciones. Desgraciadamente, estos campesinos los siguen porque les han hecho creer que sus intereses son los mismos. Realmente son contrapuestos. Las subvenciones de la abyecta UE a la superficie en vez de a la producción van encaminadas a que sean los terratenientes con grandes superficies poco o nada productivas los que se lleven la casi totalidad de estas. Al final, los campesinos se van arruinando y sus tierras van a parar a esos terratenientes, cada vez con más tierras y cada vez más ricos. Son ellos y no otros los que sufren la especulación de los precios por parte de las grandes empresas distribuidoras que tienen el poder de fijar los precios a su antojo. Pero eso es el capitalismo, que no tiene absolutamente nada de “libre mercado”.
Como os he comentado no se puede meter en el “mismo saco” a los terratenientes, minifundista y a los jornaleros. Realmente este crisis de la agricultura en parte está auspiciada por los grandes terratenientes que son a su vez propietarios de las grandes cadenas de distribución de sus productos agrícolas. Los minifundistas son los grandes perjudicados de estos precios de mercados pues ellos si que no controlan las grandes cadenas de distribución y el jornalero es el nuevo esclavo del siglo XXI.
Esta es la realidad que recorre hoy en día esta de nuestra  “Piel de toro”.

domingo, 26 de enero de 2020

LA ESPAÑA VACIADA Y VACÍA


Basta con haber nacido y vivido en una zona rural, y tener ojos, para darse cuenta de que la “España vaciada y vacía” ha sido dejada de la mano de Dios: el tradicional sector primario (la agricultura, la ganadería y la extracción de materias primas) ha sido abandonado a su suerte y se ha ido degradando, sin que se haya creado un tejido económico alternativo y/o complementario en el sector secundario (industria) y terciario (servicios). Y la consecuencia lógica de esto ha sido el éxodo rural, que ha empobrecido demográficamente a la mayor parte del territorio nacional. Ahora bien, esto no ha sido producto de un proceso natural e inevitable, sino provocado por la mano del hombre y, en concreto, por las sucesivas castas políticas en cuyas manos hemos depositado la gestión de la “res publica”, de nuestro futuro y de nuestro bienestar. Éstas son las que han propiciado un desarrollo industrial y económico desigual, partidista e injusto de las distintas regiones de España.
Desde principios del siglo XX, las tierras de España han sido víctimas de una emigración continua que, con el paso de los años, ha ido vaciando demográficamente zonas enteras de su territorio. En los albores del siglo XX, la emigración se dirigió hacia América Latina. Luego, en los años 50, 60 y 70 se produjo una nueva emigración, tanto exterior (hacia los países europeos) como interior (del centro de la península hacia las zonas costeras, así como hacia Madrid y las capitales de provincia). De esta forma se fue forjando, despacio pero sin pausa, lo que algunos llaman hoy la “España vaciada”; otros, la “España vacía”; y otros, la “España vaciada y vacía”.
Si observamos la imagen nocturna de España desde un satélite, podremos constar la existencia nítida de dos Españas. Por un lado, la “España llena”: la España urbana, localizada en la periferia de la península y en algunas zonas del interior (Madrid, Zaragoza, Valladolid), que ocupa el 30% del territorio con el 90% de la población. Y, por el otro, la “España vaciada y vacía”: la rural,  ocupando el 70% del territorio y sólo con el 10% de la población. A pesar de que la población de España, según el INE, haya alcanzado su máximo histórico, superando los 47,1 millones de habitantes (junio de 2019), la distribución de la misma ha agrandado la distancia entre estas dos Españas.
En efecto, de los 8.124 municipios que hay en España, más de la mitad (4.979) tienen menos de 1.000 habitantes. Y de éstos, la gran mayoría (3.972) tienen entre 100 y 500 vecinos. Ahora bien, según los demógrafos, si para los municipios con menos de 1.000 habitantes el futuro es preocupante, para los que tienen menos de 500, el riesgo de desaparición es evidente; y con menos de 100, se podría decir que “alea jacta est” y que la muerte es inminente. La amenaza de este desierto demográfico se aprecia también si tomamos en consideración la media de densidad de la población española.
De injusticias y de agravios entre las regiones españolas. Además, han provocado una emigración forzosa, que siempre es dolorosa, y una serie de problemas colaterales, de muy difícil solución. Digamos que hablo, por un lado, de la superpoblación de una pequeña parte del territorio, donde se asientan mega ciudades o zonas metropolitanas de muy difícil gestión o incluso inviables desde el punto de vista social, ecológico y ambiental. Pensemos en los problemas de movilidad o en la contaminación galopante, por ejemplo, de Madrid y Barcelona. Pensemos en los problemas de comunicación entre los ciudadanos, en el individualismo, en la soledad de sus habitantes, que desembocan inevitablemente en problemas psicológicos.
Ahora bien, ante la grave situación demográfica de la “España vaciada y vacía” y ante los indeseables efectos colaterales apuntados, parece necesario un pacto de Estado y un plan de choque para descentralizar la actividad económica y fomentar la implantación de industrias que activen la economía en la “España vaciada y vacía”. Sólo así se podrá revertir la situación demográfica y garantizar la calidad de vida y las oportunidades de todos los españoles.

domingo, 5 de enero de 2020

POSTFASCISMO Y DEMOCRACIA

La izquierda tradicional cada día fue dejando más lastre en la historia. Por ello la batalla cultural hace tiempo que la dejó de lado. Y el neoliberalismo, al grito de “no hay alternativa”, consiguió la hegemonía cultural; lo que conllevó la hegemonía política. Hasta tal punto que su neolenguaje fue asimilado por la llamada “Tercera Vía”. Hasta tal punto que el lenguaje se convirtió en lenguaje político y frente a la defensa de los derechos humanos se terminó aceptando la política de la “injerencia humanitaria”.

El neoliberalismo lo abarca todo y por tanto se transforma en un totalitarismo económico que tiene su eje en el austericidio, y en un ataque frontal al movimiento obrero. Para dominar necesita quebrar a las organizaciones de clase de dicho movimiento obrero. La verdad es que tuvo ayuda: la derrota del stalinismo. Pues la caída del Muro no trajo la “democracia obrera (aquello por lo que lucharon Solidaridad, Carta del 77 o el KOR), sino el abrazo de la burocacia stalinista con el capital, convirtiendose en la nueva burguesía de los países del bloque soviético que acabaría con las conquistas sociales. Ya León Trotsky en la Revolución traicionada (1940)pronosticaba que dicha derrota iba a suponer un gran retroceso cultural y político. La verdad es que dicho pronóstico no se quedaba corto. Ahí tenemos el ultracatolicismo en Polonia o la ultraderecha (neofascista) en Hungría que supone un auge del neofascismo en aquellos países. Y que permiten el cierre de fronteras en la última crisis emigratoria. Como bien decía Miguel Urban: “Desde el desplome del muro de Berlín estamos asistiendo a un fenómeno muy peligroso en la Europa del Este: el importante ascenso social y electoral de las organizaciones de ultraderecha en aquellos países hasta hace poco gobernados por los supuestos regímenes del socialismo real Estas formaciones no han realizado una renovación ideológica, discursiva e identitaria semejante a la de sus homólogas de Europa occidental. A pesar de llo, han logrado un importante apoyo popular, que se ha traducido en la mayoría de los casos en unos buenos resultados electorales. La fuerza de estas organizaciones ha consistido en explotar la despolitización y el desprestigio del proyecto socialista provocado por largos años de dictadura estalinista, por un lado, y en capitalizar el voto de protesta ante el descontento social y la inseguridad que están generando las reformas neoliberales....

El desarme ideológico tanto en el Este como en Occidente creado por esta derrota y por la asimilación de la ideología neoliberal dejan vacío en el movimiento obrero y en sus organizaciones. Pero como decía un pensador marxista “la naturaleza aborrece el vacío”. Y si no existe alternativa para las direcciones de determinados partidos no queda más remedio que aceptar el lenguaje del enemigo de clases. Este ha sido el error de aquella izquierda. Pero si no hay alternativa se deja desarmado al movimiento obrero y más cuando el capitalismo ya no necesita la “careta humanista”. Mientras que el capitalismo – y su clase dominante- si que tiene alternativa que no es otra que la profundización de una acumulación por desposesión de grandes masas. Para realizar este movimiento el capitalismo necesita que no exista contestación a sus tesis. Por eso es necesario un “vaciamiento” de la democracia. Aquí radica el objetivo de las nuevas derechas o de la ultraderecha.

No podemos engañarnos, realmente no existen las condiciones para la vuelta del fascismo. Pero esto no significa que la burguesía internacional no tenga claro que la democracia, tal como la hemos conocido hasta hoy, ya no sirva a sus intereses. Hoy en el debate de investidura en España hemos visto un ejemplo de lo que entiende por democracia y el intento de desligitimar lo que han votado la ciudadanía. ¿Veremos cual es la continuación de este teatro que hemos visto estos dos días?

A esta nueva derecha algunos pensadores, como Enzo Traverso, lo llaman posfascismo, otros neofascismo o por útimo derecha radical. El posfascismo viene a ser caracterizado como el arma que tiene un neoliberalismo en crisis que implementa el autoritarismo en las condiciones políticas de dicho régimen. Incluso se puede considera como una ímpolítica, que no apoliticismo, que surge de la decadencia política vaciada de tantos años de alternancia en el poder. Siguiendo a E. Traverso podemos hablar de una “deriva bonopartista”, para lo que ya no es necesario un Estado de Bienestar ni ningún pacto social. Cosa que tiene claro desde la década de los 80 del siglo pasado las cabezas pensantes del capitalismo.

Desde hace años esta nueva derecha radical viene construyendo su propio discurso con unas características comunes que podemos sintetizar siguiendo a Miguel Urbán:
a) un populismo multiforme que sintetiza el populismo contestatario ya que mediante esto rechazan el sistema vigente basándose sobre todo en un ataque a la corrupción,e populismo identitario que le lleva a rechazar el pluralismo multicultural y a aceptar solo lo nacional (VOX defiende primero lo nacional frente al Otro, al extraño, al Migrante (musulmán, que viene a convertirnos) y por último un populismo autoritario defendiendo un Estado fuerte (o la recentralización del Estado y desaparición de las Autonomías)

b) un nacionalismo fuerte (en nuestro caso español ) frente a cualquier otro tipo de nacionalidad que quiera destruir el Estado. Para esto es necesario volver a principios que permitan un solo idioma, una sola bandera..., y todo lo que atente contra ello se considera una traición a la patria ya que dicho nacionalismo “se estructura esencialmente en torno a la exaltación y preservación de una “identidad nacional” supuestamente amenazada por el acelerado proceso de mundialización de la economía”. Quizás aquí radique el ataque a la UE por parte de VOX y el acercamiento a dichas tesis por parte del SG del PP ante la sentencia del Tribunal de la UE con respecto a Oriol Junqueras.

Existen más características que preferimos dejar de lado de momento. Nos queríamos centrar en estas dos características para entender lo que ha sucedido estos dos días en el Parlamento Español. Esta nueva derecha radical al final y en el fondo tiene una programa económico radicalmente neoliberal, que muy poco tiene de anticapitalista (como pretendían la primera fase de aquellos fascismo históricos). Pero no podemos olvidar el hecho de que dicha nueva derecha tiene su antecedente en la contrarrevolución autoritaria de la década de los 80 del siglo pasado. Esta nueva ola derechista se afianza en el autoritarismo que permite a las burguesías europeas a recurrir cada vez más a formas de excepción y de represión interna. Vuelvo al Estado español donde la Ley Mordaza está sirviendo para lo dicho. Pero al mismo tiempo (y también lo vimos estos días no ya en VOX sino en palabras del SG del PP) dicho autoritarismo permite a dichas burguesías a judicializar permanentemente la política. Es la utilización constante de las instituciones judiciales (Tribunal Supremo, Tribunal Constitucional) tal y como amenazó ayer el SG del PP.

La contrarrevolución de esta derecha radical nos lleva a un Estado donde la democracia se vacíe y se debilite, donde funcione más las instituciones judiciales que el Parlamento (donde reside la soberanía, según nuestra Carta Magna). Si triunfaran dichas tesis caminaríamos hacia un Estado neoliberal- autoritario. Y en esto España ha dejado ya de ser una excepción. Y hasta en esto es Europea, pero volveremos en más artículos sobre lo dicho

Javier Méndez- Vigo Hernández