domingo, 15 de noviembre de 2020

CONDICIONES DE VIDA



 

Las condiciones de vida en la sociedad del crecimiento infinito constituyen una seria amenaza para la salud del vecindario, pero los dirigentes y sus asesores no plantean soluciones técnicas que no discurran en el sentido de los intereses dominantes. El problema es que estos son contradictorios. Hay conflicto de potencias y conflicto dentro de ellas. Las estructuras de poder se están reconfigurando a escala mundial ante las crisis venideras que el choque de intereses está planteando. Se articulan de nuevo los Estados, el capitalismo y la tecnociencia -la megamáquina- con previsibles malas consecuencias para la población, de la cual una parte cada vez mayor ya resulta inútil para el sistema. Se trata de gestionar excedentes, técnicamente, bien por guerras, bien mediante enfermedades infecciosas. Si lo que se persigue es la obediencia incondicional, el miedo, y en casos graves, el terror, es la herramienta necesaria de gobierno. En el caso concreto de la pandemia, todo consistiría en encajar la salud con la economía convirtiendo aquella en una oportunidad de tecnificación y desarrollo. La costosa sanidad pública se dejaría tal como está, es decir, semidesmantelada. Los medicamentos caros y las vacunas milagreras serían el primer objetivo de la industria farmacéutica, la más corrupta, y por supuesto, de los gobiernos. Acompañadas por medidas profilácticas como el lavado de manos, el saludo con codo, el pago con tarjeta, la mascarilla, la distancia, la ventilación, el silencio y pronto el carnet de inmunidad, abrirán paso al control general. Pero para que la población obedezca los consejos que brinda la farmacopea del espectáculo.

La soñada vacuna lo resolverá todo, eso nos dicen, aunque solo resolverá una pequeña parte de la gran crisis económica, social y sanitaria que azotaba, azota y seguirá azotando a buena parte de la humanidad con o sin vacuna. En ninguna circunstancia se puede olvidar que la sanidad se está convirtiendo en un negocio y este es un problema más grave aún que cualquier pandemia. Las privatizaciones y la corrupción política van de la mano y son la causa de la escasez de medios materiales y humanos en la sanidad.

Si nos detenemos de nuevo en la salud, recordemos que para propagarse, los virus requieren una población numerosa, densa y en perpetuo movimiento. En cambio, los agrupamientos pequeños y tranquilos no padecen enfermedades epidémicas. El hacinamiento y la hiperactividad promueven la transmisión -condiciones que se dan óptimamente en las metrópolis-, así como también los desplazamientos masivos debido a las hambrunas, las guerras y el turismo.

La Unión Europea, EEUU y el resto de países afines o subordinados ha apostado clara e inequívocamente por la vacuna, y ello por dos razones. Primero porque la vacuna no deja de ser un negocio más (solo para las industrias farmacéuticas, claro) sujeta a una patente y, aunque por mucho que repitan que será gratuita, la Seguridad Social, directa o indirectamente, ha tenido que pagarla y seguirá pagando por ella. Está por ver cómo se resolverá el que otros países, por ejemplo China, pongan en el mercado otra vacuna sin ánimo de lucro.

Respondiendo a una pregunta que se hacían Gramsci y Togliatti en 1919: ¿Cómo soldar el presente con el porvenir, satisfaciendo las necesidades urgentes del presente y trabajando últimamente para crear y anticipar el porvenir? esta cuestión la resolvían recurriendo a la necesidad de dar forma y disciplina a la vida social de la clase obrera y a sus instituciones a fin de crear una democracia obrera a partir de las actividades sindicales, las cajas de resistencia, las redes de apoyo mutuo, etc., hoy nos deberíamos preguntar cómo hacer lo mismo a partir de las iniciativas que se han desarrollado para cubrir la desprotección de las clases populares ante esta nueva crisis. Esto ha de ser la base para construir un tejido social que aproveche las potencialidades de estas iniciativas, dándoles un contorno y una permanencia temporal que sirvan, junto con las mejores experiencias que salieron de las mareas ciudadanas…