lunes, 30 de noviembre de 2015

LA VERDAD ES LA PRIMERA VÍCTIMA


                                       “Ojo por ojo, diente por diente” hasta quedarnos todos ciegos

Siempre sucede los mismo, la película se repite y se manipula a la opinión pública. Pero  esta vez no hay excusas, no vienen de montañas lejanas y las causas y consecuencias pueden ser muy distintas. Siempre cuando la locura se instala se nos dice que la seguridad  es lo primero. Yo como Robespiérre defiendo que lo primero- aquí, en nuestra casa como en los desiertos o en otros lugares- es el derecho a la existencia. Esta es la primera verdad que nos esconde o desaparece en el momento en que la locura  se ha instalado en un mundo globalizado. Y la irracionalidad siempre termina en el horror.
Pero la locura hace tiempo que lleva instalada en nuestras sociedades. Ya en la década de los 90 los  excluidos en su desesperación tomaron París y reivindicaron sus derechos, y fundamentalmente el derecho a existir, el derecho a la visibilidad y el el derecho a ser reconocidos como seres humanos.
Pero fue sobre todo una década posterior que la banlieu parisina vuelve a estallar. La 3 generación de los migrantes de la colonias, ya ciudadanos franceses desesperados salen a las calles y la desesperación les llevó a a duros enfrentamientos con la policía y con el sistema. Aquellos no pedía la radicalidad  “terrorista”. Pedían el derecho a existir. Ya que como decía Robespierre el derecho fundamental por excelencia es el derecho al cual se había supeditar cualquier otro derecho. Es verdad que en la Constitución Revolucionaria que representa la letra de la Marsellesa se reconocía una serie de derechos, y no se negaba la  “propiedad privada” pero todos aquellos derechos debían ser supeditados al  “derecho a la existencia.
Pero el Thermidor, la restauración y el actual sistema con la locura que representa el neoliberalismo ha tirado ese derecho a la basura de la historia. Las políticas neoliberales y fundamentalmente la política de la austeridad  mata. Expulsa del sistema a grandes masas del proletariado hacia las fronteras de la vida. Y esa frontera tiene el abismo que es la locura suicida. Es sintomático que la policía belga, desde hace tiempo, no entraba en el barrio marginal de Bruselas, que era un gueto, un nido de irracionalidad. Estos ciudadanos eran invisibles y la locura les hace visible con la promesa sectaria del  paraíso.
Me diréis que esto mata, como si fuera lo único que mata. Pero cuál es la verdad. Si es verdad, que no existe el blanco ni el negro. Es verdad que la realidad es de tono grisáceo. Pero Occidente siempre hace lo mismo. Se militariza para conseguir los recursos naturales que nunca se encuentran en nuestro suelo, y después se  militariza interiormente cuando vienen las consecuencias de aquella política exterior. Y luego viene la manipulación de la opinión pública. Simplemente unas preguntas: ¿porqué hemos propiciado la división étnica y religiosa de países como Irak, Libia o Siria? ¿Por qué hemos destruidos países estables e incluso laicos para sustituirlos con regímenes religiosos? ¿Por qué hemos atacado y destruido países cuyos recursos estaban nacionalizados para luego apropiarnos de sus empresas y recursos naturales? ¿Quién sostiene y financia al Estado Islámico? A lo mejor si nos contestamos a todas estas preguntas podremos entender algo de nuestra contemporaneidad.
Pero todavía existe algo que es instaurar la locura en el interior de nuestras sociedades, cerrándolas y convirtiéndolas en fortaleza. Siempre se dice que hay que supeditar la Libertad a la Seguridad; cuando habría que hablar de una relación dialéctica entre ambas.  Una de las primeras medidas que se toma es la de “Prohibir las reuniones públicas y las manifestaciones”. ¡Como si el sectario se reuniera públicamente o se manifestara públicamente! El fascista teocrático en su locura suicida solo se manifiesta cuando va a encontrarse con su paraíso.
La realidad de esta prohibición se encuentra en otro lado: en el recorte de libertades. Ya que en nuestra sociedades se manifiestan aquellos movimientos sociales que luchan por sus derechos. Y estamos en una vuelta de tuerka más en la política austericida de la UE. De nuevo la verdad es la primera víctima y detrás de ella vienen las clases populares y en particular el Movimiento Obrero

 Javier Méndez-Vigo Hernández
Artículo a publicar en la revista electrónica  lataberna.eu