martes, 13 de diciembre de 2011

ILUSIÓN


En el Estado español estamos muy lejos de contar con un proyecto político ilusionante: un proyecto que se embarque en la generación de nuevas células de poder popular desde abajo, en lugar de seguir apostando por las viejas estructuras sindicales mafiosas y corruptas de nuestro régimen, de nuestra “IV República” particular: CC OO y UGT. O, ahondando en la alegoría, un proyecto que defienda el estatus de fuerza beligerante que, por no disfrutar de las garantías democráticas mínimas necesarias para el empleo de otros métodos de lucha, no tengan más remedio que echarse al monte ( metafórico). El tiempo nos ha ido enseñando que el apoyo o rechazo a un determinado proyecto político no debe otorgarse enjuiciando el mayor o menor radicalismo de su fraseología. Son mucho más significativos los posicionamientos concretos frente a determinadas coyunturas políticas de actualidad, en las cuales se clarifica quiénes  deciden acomodarse como “ala izquierda” de un régimen político y quiénes, por el contrario, deciden romper con el mismo.
Lo que necesitamos es una izquierda desacomplejada y que tenga meridianamente claras determinadas cuestiones. Pondremos el ejemplo más obvio, nuestro sistema particular: la Unión Europea. Los mercados financieros, o Bruselas, o Merkel-Sarkozy, o cualquier influencia externa a la cual puedan hacer referencia, insisten en que hay que reducir el déficit, pero no dicen cómo hay que reducirlo. Nadie le dijo a Zapatero que tenía que congelar las pensiones. Fue una decisión suya, a fin de ahorrar 1.500 millones de euros. Pero podría haber conseguido estos fondos, incluso mayores, revirtiendo la bajada del impuesto de sucesiones, consiguiendo 2.552 millones de euros o recuperando el impuesto del patrimonio, 2.100 millones, o eliminando la bajada de impuestos de las personas que ingresan más de 150.000 euros al año, 2.500 millones de euros. La unión monetaria es un mecanismo destinado fundamentalmente a servir a los intereses de los grandes bancos y compañías europeas. Y este mecanismo se aplica de tal modo que sirve a los intereses de los países dominantes, como Alemania y Francia, en detrimento de los países de la periferia, como Grecia, Portugal y España...Creo que la izquierda, en especial la izquierda radical, debería darse cuenta de que éste es el frente decisivo y posicionarse en consecuencia. No debería cooperar en el rescate del euro. La clase trabajadora europea no tiene ningún interés en salvar la unión monetaria.

José María Domínguez

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