martes, 5 de marzo de 2013

Desbarajuste a la ITALIANA

Un apunte de los resultados electorales entre 1994 y 2006 y la posibilidad de pacto de gobierno a nivel nacional con la socialdemocracia, algo que ya se había dado a otras escalas, llevan a la dirección de Refondazione Comunista con Fausto Bertinotti como cabeza a emprender y acometer la reformulación de lo que para ellos eran antiguos postulados del marxismo y la tradición comunista ya superados. Ello incluía deshacerse del papel que el marxismo otorgaba a la clase obrera como sujeto revolucionario, sustituida por una mescolanza de sectores sociales y nociones extraídas del postmodernismo que parecían tomar cierto auge y difusión por el movimiento anti/alter globalización. De paso, el partido revolucionario y  su papel dirigente no era necesario del todo, este sobrevira como punto de encuentro en el que todo cabe, y plataforma o máquina electoral. En dos años de participación en el gobierno y coalición PRC dilapidó el potencial acumulado en las luchas y alianzas sociales, se había deslegitimado ante su base social, la histórica y la potencialmente cercana. Pero además la coalición no cayó por una rectificación surgida de PRC, sino que fue rota por los partidos de derechas en ella participante. A la hecatombe de la autodisolución del PCI, le seguía ahora la decepción de la traición de PRC, que ya no era visto como referente, y que dejaba un reguero de escisiones. En las elecciones de 2008 será la primera vez tras el periodo fascista y de la guerra que no haya representación comunista. Es difícil pensar que grandes diferencias hubieran existido entre un gobierno derechista y centro-izquierdista visto lo visto. Salvo una cosa, una mayor resistencia que se habría encontrado un gobierno formalmente derechista para acometer estas políticas, pero en lugar de eso, de la forma relatada que se produjeron los hechos, la situación fue la de una militancia de izquierdas, revolucionaria, sindicalistas, y movimientos sociales desorientados o impotentes al recibir los más duros ataques por su flanco izquierdo.
Desde entonces lo que se conoce como la izquierda italiana no levanta cabeza, perdida de militancia, de ilusión, y el intento repetido de entrar en parlamentos y ayuntamientos a toda costa. Es difícil citar los movimientos y los continuos cambios de nombres de formaciones según las elecciones. La “Federación de la Izquierda” con el Partido de los Comunistas Italianos (escisión de PRC), “La izquierda del Arco Iris”, obviando una multitud de formaciones ecologistas y pequeño burguesas varias con las que han confluido por el camino, todas con el común denominador de la ausencia de programa y alternativa revolucionaria. Hasta esta última ocasión, en la que concurrían como “Revolución Civil”2, una vez más, desplazando su presencia como partido comunista, y dejando las riendas al juez Vendola, cuya máxima es acabar con la corrupción y seguir con el buen funcionamiento del sistema capitalista. Han acabado con la Izquierda organizada en Italia, convirtiéndola en un populismo que no tiene ni pies ni cabeza.

José María Domínguez

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