domingo, 8 de julio de 2018

LA PERSONA Y EL COMUNISMO


La persona en singular  que somos, porque no hay ninguna otra combinación biográfica exactamente igual, transita un mundo compartido. Tenemos la opción de mantener silencio respecto de todo cuanto hemos vivido, de todo lo que pensamos, de todo lo que deseamos e imaginamos. De hecho, lo hacemos en el diálogo interno que acompaña cada momento el andar humano, cierto pero inaudible para las demás personas. Y también tenemos la opción de tomar la palabra y con ella expresar lo mejor que podamos nuestra historia, convicciones y deseos, en confianza o de manera pública. A veces, las más, se pasa de la intimidad estricta a una gradual publicidad de lo que sentimos, pensamos y defendemos. Esos círculos concéntricos van ampliándonos y en sus bordes nos encontramos con frecuencia asombrad@s de cuánto hemos recorrido desde el centro más privado a ese afuera compartido. Hechos y decires delinean el camino recorrido de encuentros y desencuentros con nosotr@s y con l@s otr@s que se identifican o se diferencian con nuestros procesos.
Hoy podemos considerar a la clase trabajadora como una realidad objetiva que se define por el lugar que ocupa en las relaciones sociales de producción. Así, suele decirse que son clase trabajadora todos los asalariados, los que no tienen más posibilidad que vender su fuerza de trabajo a un tercero o los que carecen de medios de producción propios. No obstante, esto está lejos de ser claro, ya que las relaciones sociales de producción también incluyen aspectos como el control y la supervisión del trabajo, y es obvio que no todos los trabajadores ocupan el mismo rol en esas relaciones. Hay trabajadores de cuello azul, de cuello blanco, supervisores, directivos y profesionales, cualificados y no cualificados…todos los cuales tienen unas remuneraciones, modos de vida y actitudes sociales y políticas de gran heterogeneidad. En todo caso, con esta fórmula somos capaces de ubicar a las personas en la categoría de clase trabajadora sin necesidad de preguntarles es ahí donde entra Marx.
Marx no fue el único que pensó en comunismo (El comunismo existía mucho antes de Marx y Engels, como ejemplo a esto podemos observar a Platón que creo una sociedad supuestamente perfecta, totalmente idealista), También en el manifiesto comunista versión 29 de julio de 2005 explica que: “La palabra comunismo proviene de común, y los primeros cristianos eran comunistas, tal como nos los presentan los hechos de los Apóstoles, pues todo lo tenían en común, y la palabra “comunión”, tiene el mismo origen etimológico que comunismo. Engels en el prólogo a la edición alemana de El Manifiesto Comunista de 1890, indica acerca del término comunismo: “En 1847, el “socialismo” designaba un movimiento burgués, el “comunismo” un movimiento obrero. El socialismo era, a lo menos en el continente, una doctrina presentable en los salones; el comunismo, todo lo contrario. Y como en nosotros era ya firme entonces la convicción, de que “la emancipación de los trabajadores sólo podía ser obra de la propia clase obrera”, no podíamos dudar en la elección de nombre. Más tarde, no se nos pasó nunca por la cabeza, el modificarlo.”. Él marxismo tuvo tres fuentes a) la filosofía alemana, b) la economía política inglesa y c) el socialismo francés. Hoy concebimos como el derecho laboral que se estipula que la ley general del trabajo reconoce el derecho de “asociación en sindicatos, que podrán ser patronales, gremiales, profesionales, mixtos o industriales de empresas para actual como tal el sindicato…” (LGT, art.99). Respecto a esto, Marx habló que poco a poco los obreros forman grupos o uniones de pequeños grupos, los cuales hacen resistencia de la explotación en las fábricas, y así se comienzan a reproducir en diferentes fabricar para dar nacimiento a lo que llamamos “Sindicatos”. Ahora lo más importante que habría que entender es que estos sindicatos no están solamente para ganar un mejor salario, o más prestaciones y que con eso ya triunfaron, sino que el verdadero triunfo es cuando los patrones hayan desaparecido. Marx hace una diferencia entre “propiedad individual” y “propiedad privada”. En el caso de la “propiedad individual” el bien inmueble constituye una posesión legítima que se compra con el fruto del trabajo, se la respeta y garantiza, esa propiedad individual forma parte de la libertad individual, de independencia. En la “propiedad privada” Marx habla exclusivamente de los medios de producción como característica del capitalismo, la propiedad privada de los medios de producción de la clase burguesa, la acumulación originaria de capital (punto de partida) fue cuando el productor directo (trabajadores) y los medios de producción se (separan), volvemos a la lucha de clases y a una revolución proletaria para que el obrero, el trabajador vuelvan a ser dueños de sus medios de trabajo,
La plusvalía consiste en el valor que el obrero que percibe un salario por su labor genera por encima del dinero que representa su esfuerzo laboral. Ese valor que podría definirse como trabajo no pagado al obrero, queda en poder del capitalista, quien ve en la plusvalía la base de la acumulación monetaria

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