domingo, 3 de agosto de 2014

LATINO AMERICA

LATINO AMERICA
Sociedades como la mexicana, la colombiana y pueblos enteros del istmo centroamericano se han convertido en campos de la muerte. Sólo en México se han registrado más de 200 mil víctimas de la violencia no política, en un corredor que arranca en Honduras y continúa al otro lado de la frontera de Estados Unidos. Obama está invirtiendo ese corredor con la expulsión de decenas de miles de niños y adolescentes centroamericanos. Las profundas raíces de este tipo de violencia social, no asociada a revoluciones, golpes militares y guerra, formó subculturas y sedimentos conducta sociales en varios países, tan intensos y estables, que alimentan una cinematografía, un periodismo y un cancionero popular basados en la delincuencia. Expresiones como el bolero, la salsa y el tango fueron superados como relatos de culturas urbanas emergentes, de la misma manera que acontecimientos políticos y la ilusión amorosa ya no son las principales fuentes inspiradoras del cine, la televisión, el periodismo y el cancionero urbano. Series televisadas norteamericanas como ID, Escena del crimen, FX, o argentinas, como Calles violentas y muchas otras en otros paísis, retratan una marcada tendencia a la barbarie civilizatoria del capitalismo del siglo XXI. Esa es una novedad cultural, reflejo de una decadencia civilizatoria en los marcos del sistema del capital. Las generaciones moldeadas por la televisión abierta o por el cable se acostumbraron al espanto humano de noticieros basados en el saldo de muerte y heridos arrojados por el raid delictivo del día. Como si la comlleja sociedad humana, sea local, o a esacala internaciolnal, no produjera otros sucesos que merezcan ser noticia o información perentoria. De hecho, durante las últimas décadas, las guerras, las revoluciones y otros acontecimientos políticos fueron desplazados de la imagen y el relato del cine, la radio y de la televisión. Si no ha logrado instalarse en la literatura, salvo en algunas novelas, es por la baja densidad reproductiva que tiene el mundo editorial como segmento del capital.
Esta trama de operaciones de reproducción del capital contemporáneo explica varios fenómenos de la delincuencia urbana, como el crecimiento del femicidio y las violaciones, que según el Barómetro de las Américas, se duplicaron en los últimos diez años. De acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas para el Desarrollo, Undoc, citada en el informe estadístico usado para este trabajo, la tasa de violaciones escaló al 16,4% sobre cada 100 mil habitantes, lo que representa unas 87.589 mujeres abusadas, violadas con tendencia creciente al asesinato. La misma fuente alerta sobre lo que sabe cualquier vecino: “Es de señalar que habría tasas notablemente más altas de violación...” Sólo algunas guerras, como la de Serbia contra Sarajevo, muestran resultados similares. En algunos países, la delincuencia se ha vuelto un recurso privilegiado de la política. Donde hay gobiernos de izquierda o de los llamados progresistas, la oposición más derechista se calla la boca cuando la tasa de delincuencia es baja, como ocurre con Bolivia y Ecuador. Cuba, con la más baja tasa de crímenes en la región, sólo seguida por Chile, no ha recibido ninguna felicitación por ese récord. También hacen lo contrario: convierten en escándalo diario de sus noticieros cuando la tasa de homicidios tiende a crecer, como en los casos de Argentina y Uruguay, o es alta, como en Brasil y Venezuela. En estos últimos casos usa su prensa para crear estados de sensación de miedo y paranoia que superan la realidad. La televisión comercial de Argentina se destaca por el uso del delito como arma de oposición política y de creación de niveles de teleaudiencia que garanticen una alta facturación. En ese punto compite con el sistema televisivo de México. Es cierto que a los gobiernos les cuesta reconocer este drama, o peor, lo ocultan irresponsablemente, suponiendo que la sociedad puede convivir con la muerte, con la misma capacidad que soporta la inflación o el caos del tránsito en las ciudades. La muerte es un límite, la delincuencia es uno de sus principales vectores en el continente . Para que esto cambie hay una solución y lo esta poniendo en practica Evo Morales y su gobierno, que ha conseguido erradicar el anafabetismo en su país.
José María Domínguez

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