viernes, 9 de junio de 2017

LABORISMO, CON CONDUCTOR SOCIALISTA

El Partido Laborista nunca ha sido un partido socialista, pero siempre ha tenido socialistas, y por primera vez están en el asiento del conductor. Esto se ha reflejado en el manifiesto-programa del partido de 2017. Con el título “For the Many, Not the Few” (Para la Mayoría, No la Minoría)*, representa el máximo logro del corbynismo  hasta la fecha y ofrece al pueblo británico la primera oportunidad en una generación de votar por políticas que significarían un cambio fundamental hacia la izquierda. El manifiesto tiene tres ejes fundamentales: nacionalizar las principales empresas de servicios públicos cuya privatización ha aumentado el coste de la vida; reformar las condiciones laborales, deteniendo el proceso de degradación en términos y condiciones; y construir una economía social en la que los elementos básicos necesarios para vivir una vida digna – desde la educación y la vivienda hasta la asistencia social y las ayudas sociales – mejoren y, en muchos casos, sean de libre acceso. Se propone revertir en propiedad pública no sólo el ferrocarril sino también el servicio postal, la energía y el suministro de agua. Aumentaría el salario mínimo a diez libras por hora, aboliría los contratos de cero horas, prohibiría las prácticas no remunerados, otorgaría a la gente autónoma los mismos derechos que a las personas empleadas y otorgaría a los sindicatos el derecho de acceder a los centros de trabajo. Bajo el gobierno laborista se construirían un millón de viviendas, la mitad de ellas de propiedad pública. Se introducirían controles de alquiler. Los gastos de matrícula de las universidades serían desechados, habría guardería gratis a partir los dos años, comedores escolares gratuitos durante la etapa de primaria y un servicio de educación nacional que invertiría 6 300 millones de libras en mejorar las escuelas. El Servicio Nacional de Salud sería renacionalizado, eliminando los servicios privatizados, y los hospitales ya no cobrarían por el aparcamiento de coches. Las personas mayores tendrían garantizada la pensión y se invertirían dos mil millones de libras en atención social. Se invertirían los recortes en bienestar.
Por tanto, a los gestores del capitalismo, y más a los propios capitalistas, les viene bien esto tipo de análisis, en los que constatan la muerte de la clase obrera, la defunción de las clases trabajadoras, pues ahuyentan toda tentación por parte de los oprimidos de asumir su propio proyecto de clase y cambiar el sistema. Recordemos una vez más lo que dijo hace poco uno de los grandes magnates del capitalismo: las clases existen y los ricos estamos ganando la batalla. Lo que nos oculta este maligno personaje es que la clase capitalista juega el torneo siempre en casa, las reglas del encuentro las legisla su clase y los árbitros los nombran ellos; si en algún lugar pierden. Se inventan una involución en el sistema democrático. Quizá sea el momento de recordar que el compromiso anticapitalista es siempre una lucha conjunta contra la opresión de clase, de género, de raza, religiosa, xenófoba y militarista, a la vez que el de proponer modelos de sociedades comunales,  donde las instituciones y los valores del amo no intervengan en el proceso de cambio.
La lucha de clases queda diluida por la guerra por la supervivencia de los asalariados en busca de los puestos de trabajo cada vez más escasos y de la competitividad que deriva de la falta de los mismos, generando por lo tanto más agresividad y violencia en la obtención, consolidación y ascensión del puesto de trabajo que demanda el asalariado. La clases y su lucha han desaparecido no tan sólo porque el asalariado explotado (obrero medio de base en su mayoría) no se identifica como tal, sino también porque la inmensa mayoría de la sociedad es asalariada con un mayor o menor grado de explotación en contra de una pequeña minoría que ostenta cada vez más poder político y económico. La lucha de clases debe transformarse en una oposición contra el Poder y todas sus manifestaciones para que el individuo y la sociedad puedan emanciparse. El día que el trabajad@r tome conciencia que no se trata solo de la lucha por la supervivencia, ese día no nos  hará falta para nada el capitalismo. Pues habrá triunfado la lucha de clases.  

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