domingo, 22 de octubre de 2017

EL ESPAÑOL Y EL VOTO


 La derecha política de España se ha adueñado de la idea nacional, un “buen español” debe ser fiel seguidor de las tradiciones, por supuesto se debe identificar con la religión mayoritaria, aunque no la practique, sentirse orgulloso de la historia (aunque en ocasiones sea una contradicción) o al menos de la historia oficial. Pero dentro de la historia de España se excluye los ocho siglos de Al-andalus, la multitud de regiones celtíberas previas, etc. Solo cuenta como historia la mal llamada reconquista, cuando es imposible entender la actualidad sin el pasado musulmán, visigodo, romano, íbero… hoy somos una suma de todas esas personas. Al final he llegado a la conclusión de que existen 47 millones de formas de ser un buen español, una por cada persona que vivimos entre las fronteras de lo que hoy se llama España. Nos regimos por unas leyes que hay que cumplir, intentar no hacer daño a los demás y vivir en paz, no hay más, cada uno sentimos nuestra identidad de una forma distinta. Ser español, al fin y al cabo, es una identidad administrativa, provocada por una serie de casualidades que ha hecho que estemos registrados como tales. Unos lo llevan con orgullo, otros con pesar, para unos es importante y a otros les da igual. Lo fundamental, a mi entender, es no imponer nuestra forma de ver nuestra identidad a los demás, imponerla es la base del “nacionalismo”. Es evidente que en la actualidad, la identidad nacional puede ser un foco de conflicto, ya que cada uno identifica su sentimiento nacional con su propia personalidad. Desde hace bastantes días haciéndome la siguiente pregunta ¿Cómo se podría definir a un buen español? Como no he sido capaz de contestarme de manera certera a esta pregunta he preguntado a muchos de mis amigos y conocidos  sobre qué es ser español. Qué características tiene que tener un buen español. Inicialmente las respuestas que obtuve me generaron aún más duda, ya que unos respondían, que un buen español, debe tener la nacionalidad española, estar orgulloso de nuestra historia y defender nuestras tradiciones. Esto me generó las siguientes dudas: Una persona de Argelia que tiene la nacionalidad española, ¿es vista como un español más por el resto de nuestra sociedad? A todas luces no.
 Un español debería de saber el significado de “votar”. La democracia se debe valorar, en consecuencia, como un sistema que se desarrolla en un campo que concede a los individuos una suerte de libertad de movimientos concretos, cierto, pero cuyos bordes y fronteras delimitados de inicio y en un estado de semi-sombra inconsciente para los sujetos que se hallan dentro de él, no resultan ser las piezas de mayor compatibilidad en este, que podríamos llamar, puzles de carácter lógico. ¿A dónde podríamos llegar, finalmente, con todas estas reflexiones? ¿A concluir que la democracia es un sistema político con grietas en sus mecanismos internos? ¿A concluir que la democracia requiere de una entidad externa, ya sea la Monarquía o República, un dictador, un sabio, una élite o grupos de élites, que se sitúe por encima de ella? ¿Qué resolvemos con la proposición de votar más, cuando se trata de volver a decidir sobre lo mismo una vez más, cuando ninguno de los resultados posibles satisfará o resolverá nada que no se hubiera podido resolver ya dentro del terreno delimitado de juego? ¿En qué queda convertida entonces la democracia? ¿En un sistema inútil, en una dictadura encubierta, en un trámite farragoso que nos molesta? Votemos, votemos, votemos. Votemos para decidir qué es lo que votaremos. Votemos nuevamente para resolver la catástrofe que resultó de la votación anterior.
 Votemos para que la política es el arte de trastocar las verdades y restarle luz, engañifa altanera y soez. El sistema está codificado para mentir, y mentir a lo sumo. Según ellos, los pueblos tienen que seguir dejándose arrastrar por la patraña de las ideologías, para que así, ellos que están en la sombra se sigan siendo del control de sus mentes y toma de decisiones.

 Los pueblos tienen que despertar, uno de los grandes logros de la manipulación y el control es, justamente la acción del voto, al hacerlo estamos legitimando a unos lobos que se visten de ovejas, y les damos las herramientas para que nos controlen y nos mientan a placer

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