“A. Kolontai nunca fue a un
Instituto, porque sus padres tenían miedo de que allí conociese las corrientes
ideológicas revolucionarias a través de sus compañeros de estudios. Pero el
ambiente de la ciudad no podía pasarle desapercibido, los grandes problemas
sociales le eran conocidos desde su adolescencia. Como ella mismo dice:
“Tempranamente adquirí clara consciencia de las injusticias sociales que
imperaban en Rusia” [Yolanda
Marco, Prólogo a Mujer
y Lucha de Clases]
Aleksandra
Kolontai fue una de aquellas mujeres que supieron conectar
el feminismo con el marxismo y la lucha de clases. Una de aquellas tantas
marxistas revolucionaria que “quisieron asaltar los cielos”, y que normalmente
son olvidadas en los libros de textos escritos por un sistema educativo y
patriarcal. Las mujeres brillan por su ausencia – y con esto se quiere
continuar conculcando unos roles tradicionales; por eso cuando aparecen textos
clásicos de la lucha es preciso enmarcarlo. Y más cuando la primera Revolución
Obrera triunfante consiguió cambiar el mundo. Se acaban de cumplir 100 años de
aquella Revolución y por fin comienzan a aparecer obras que nos dan una nueva
perspectiva (por supuesto fuera de la “miseria” del panorama español). Hoy sólo
quisiera citar la impresionante obra de un historiador marxista francés: Jean-Jacques Marie, Les Femmes dans la Révolution Russe.
Pero volvamos al texto que nos ocupa. Un pequeño
libro publicado por la Fundación
Federico Engels compuesto por cuatro artículos, entre ellos una
autobiografía de la misma Kolontai (dirigente bolchevique y que ocupó cargos en
el gobierno de la URSS hasta su muerte). Pero no quiero dejar de decir que esta
dirigente siguió un camino que le enfrentó no solo a Lenin (hay que recordar
que fue una de las dirigente de la Oposición
Obrera) y a Trotsky. Pero a pesar de todas estas cuestiones nunca dejó de
defender la postura de un “feminismo
marxista” Así lo expresaría en diverso momentos entre los que cabe destacar el
siguiente:
“En el VIII
Congreso de los Soviets (1918)
presenté, como miembro del Comité Ejecutivo (en ese momento ya había más
mujeres en él) una moción que pedía que los soviets contribuyeran en todos los
sectores a considerar la igualdad de derechos de la mujer y, por consiguiente,
a ocuparla en trabajos del Estado y de la comunidad. No sin oposición logré
presentar esta moción que después fue aceptada. Esto significó una gran y
permanente victoria”
Por otra parte, como bien dice Bárbara Areal(Apéndice), Kolontai tenía claro el eslabon
indisoluble de la lucha de la mujer trabajadora (el feminismo) con el carácter
de clase de su liberación. Por esto mismo en el artículo “El Día de la Mujer”
nos dice que éste “es un eslabón en la larga y sólida cadena de la mujer en el
movimiento obrero”. Y más adelante continúa:
“Así, como miembros del partido, las
mujeres trabajadoras luchan por la causa común de la clase, mientras al mismo
tiempo delinean y ponen en cuestión aquellas necesidades y demandas que les
afectan más directamente como mujeres, amas de casa y madres. El partido apoya
esas demandas y lucha por ellas… Estas necesidades de las mujeres trabajadoras
son parte de la causa de los trabajadores como clase”. Hay que tener en
cuenta que dicho artículo fue escrito en 1913.
Pero quizás el artículo que sobresale en este
pequeño libro es el que abre el mismo. Lleva por título El Comunismo y la familia, escrito en 1918 con la Revolución
triunfante y con el primer Gobierno Bolchevique. Al comienzo del mismo señala:
“Toda la existencia de la familia
proletaria se modifica y organiza en forma tan nueva, tan fuera de lo
corriente, tan extraña, como nunca pudimos imaginar.
Y
una de las cosas que mayor perplejidad produce en la mujer en estos momentos es
la manera como se ha facilitado el divorcio en Rusia.
De
hecho, en virtud del decreto del Comisariado del Pueblo del 18 de diciembre de
1917, el divorcio ha dejado de ser un lujo accesible sólo a los ricos; desde
ahora en adelante, la mujer trabajadora no tendrá que esperar meses, e incluso
hasta años, para que sea fallada su petición de separación matrimonial que le
dé derecho a independizarse de un marido borracho o brutal, acostumbrado a
golpearla. Desde ahora en adelante el divorcio se podrá obtener amigablemente
dentro del período de una o dos semanas todo lo más”.
En dicho artículo A. Kolontai realiza un estudio de la familia a través de la historia
centrándose en el capitalismo y en el “trabajo asalariado de la mujer” En el
capitalismo la mujer termina por entrar en el mercado de trabajo, pero esto no
le libra del otras tareas como el “trabajo doméstico”: “la
mujer casada, la madre que es obrera, suda sangre para cumplir con tres tareas
que pesan al mismo tiempo sobre ella: disponer de las horas necesarias para el
trabajo, lo mismo que hace su marido, en alguna industria o establecimiento
comercial; consagrarse después, lo mejor posible, a los quehaceres domésticos,
y, por último, cuidar de sus hijos…
Por
tanto, nos encontramos con que la mujer se agota como consecuencia de esta
triple e insoportable carga, que con frecuencia expresa con gritos de dolor y
hace asomar lágrimas a sus ojos”.
En resumen, este pequeño folleto nos adentra en
aquella lucha de mujeres socialistas que en la primera década del siglo XX en
un mundo convulso y lleno de Barbaria con la 1 Guerra Mundial intentó asaltar
los cielos. Una historia que la educación clasista y machista nos borra de los
textos educativos. La historia de aquellas mujeres que supieron construir un
mundo mejor en un país invadido por 50 países que en ningún momento quiso perdonar
a esta Revolución Obrera que triunfo…. Otra cosa sería la decadencia que supuso
la casta burocrática que terminaría con toda la vieja guardia Bolchevique y
convirtió la Revolución en un “espejismo”
Javier
Méndez-Vigo (post a publicar en lataberna.eu)
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