domingo, 7 de octubre de 2018

PON TU VOTO A TRABAJAR

Pero esta es  la ocasión, porque el capital  tiene la sartén por el mango. De nuevo, debemos aprender de una historia que ha repetido hasta la saciedad que ningún progreso social importante se ha conquistado sin la presión de los de abajo contra los de arriba, traduzca ustedes ambos sexos. Conseguir que las mujeres pudieran votar fue un proceso largo y plagado de movilizaciones contra unos poderes políticos que se resistían en todas partes, monopolizados por los hombres. En España tuvo que caer, antes, una monarquía. En cambio, en Suiza, faro mundial de la democracia participativa, dado que en los referéndums para cambiar las leyes importantes solo votaban los hombres y las mujeres no reivindicaron ese derecho esencial con suficiente ahínco, el voto femenino no llegó hasta 1971. Paradojas de la vida a favor de España, contra el que nuestros propios asesinos se revolvieron un 18 de julio de 1936. (Eso es otra historia).
En toda crisis se producen desajustes entre, por una parte, lo que la sociedad necesita para mantener el equilibrio existente y, por otra, la capacidad de los representantes y gestores que esa misma sociedad elige. Por poner un ejemplo real, si el Congreso salido de las urnas del 20N de 2011, con la victoria del PP, hubiera sido el mejor resultado en medio de la crisis económica, no habrían aparecido después partidos emergentes a izquierda y derecha y se hubiera mantenido el bipartidismo de costumbre. Ahora es fácil sacar esta conclusión, pero se veía venir desde el momento en que para que el PP consiguiera aquella mayoría absoluta, no en votos sino parlamentaria, fueron mucho más importantes los más de 4.000.000 que dejaron de votar al PSOE que no los 600.000 que ganó el PP, en ambos casos respecto de las elecciones de 2008. Hoy en España estamos acudiendo al ninguneo de la moral colectiva, imponiéndose, a tropezones, ese cúmulo de ideas que el Partido Popular quiere que aceptemos: El que la mayor libertad individual siempre ha supuesto el éxito de toda la sociedad y, que es la misma sociedad – no el Estado – la que regula sus reglas, permitiendo que sean los más aptos quienes se beneficien de ellas. Los españoles estamos asistiendo, desconcertados, a una lucha infantil y perversa de la derecha por el poder, quieren convencer al mundo que la mejor sociedad no es la de izquierdas sino la de derechas, que los corruptos contaminadores están y siempre han venido de Venezuela, Cuba o Rusia, olvidando rápidamente cuando Rajoy le decía a Bárcenas “Luís sé Fuerte”. A estos nuevos chamanes de la política española les importa poco el que estén llevando a pensar que España es un país lleno de porquería, ahí está otro ejemplo de Casado asegurándole al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Junker, que España es un desastre.
Según el Ministerio de Economía, la Deuda pública de España en el primer Trimestres del 2018 alcanzó el techo estratosférico del 98,8 % del PIB nacional, (1,162 Billones €), lo que representa un crecimiento imparable desde el 2005 cuando la Deuda rondaba el 42% del PIB nacional (casi 400.000 millones de €), cifra desorbitante que podría actuar como espoleta de una metástasis recesiva en la economía española. Además, el Instituto Nacional de Estadística (INE) prevé que el país pierda un millón de habitantes en la próxima década, una tendencia que va a empeorar a medida que la generación del babi-boom comience a fallecer, dibujándose un escenario insostenible para el 2021 en que la “tasa de dependencia” según el INE, crecerá en un 57%. Ello supone que habrá seis personas inactivas ya sea jubilados, parados o estudiantes por cada persona activa lo que podría conllevar el colapso de la Seguridad Social en el horizonte del 2.021. El milagro económico del paraíso neoliberal de Rajoy (reducción de la tasa del paro del 23,5% al 16%), tendría como efectos colaterales el incremento desmesurado del trabajo precario en España (más de 6 millones de personas), la desaparición del mito del puesto de trabajo vitalicio ( tasa del 90% de contratación parcial) y progresiva pérdida de poder adquisitivo de asalariados y pensionistas pues según el FMI “el ajuste económico español se habría producido mediante la caída de la producción y el incremento del paro, pero insuficiente en el lado de los salarios hasta fechas recientes”. Además, de seguir obviando la inversión en I+D+i, España podría convertirse en la próxima década en un país tercermundista a nivel de investigación e innovación, condenado a comprar patentes extranjeras y producir productos de bajo perfil tecnológico que requieran mano de obra de escasa o nula cualificación y fácilmente explotable, con salarios mínimos por debajo de los seiscientos euros.
Para que la burguesía pueda hacer alarde de una prosperidad insolente, millones de trabajadores sufren el deterioro de la explotación, el desempleo y condiciones de vida cada vez más precarias. Pero es toda la sociedad la que paga el precio de una degradación general de la vida social…  esperando la próxima catástrofe financiera que amenaza con una crisis peor que la de 2008…
Impedir a este sistema irracional e incontrolable arrastrar a toda la sociedad en su hundimiento es una necesidad. La única clase social que tiene la fuerza de derribar el poder de la burguesía y de expropiar al gran capital es la clase de los explotados. No hay otro remedio para salvar la sociedad de la enfermedad del capitalismo. Estamos a las puertas de unas elecciones locales y autonómicas, unos ayuntamientos y autonomía administrados desde la izquierda se daría un vuelco a la “Piel de Toro”. Ya es hora amig@s que pongáis vuestro voto a trabajar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario