domingo, 28 de octubre de 2018

Pobrezas


 Ya han pasados la gota fría ha dejado en nuestra comarca un mar de agua, empieza el frio mientras el año agoniza. Aunque realmente la sensación  de frio es más cuando nos acercamos a la población y nos encontramos con el perfil de la pobreza.
 El programa de Fondo de Ayuda Europea (FEAD) financia medidas de los países de la Unión Europea para proporcionar asistencia material a los más necesitados. En el marco del programa 2018 para las personas más favorecidas en España han destinado más de 91 millones y medio de kilos en alimentos. Se han presentado las conclusiones del impacto del Fondo y los datos evaluados revelan que el 36% de las personas beneficiarias llevan entre 3 y 5 años o más en el programa, lo que apunta hacia la cronificación de las situaciones de pobreza y carencia material. Las principales conclusiones del estudio reflejan que el 90,2% de las personas beneficiarias del programa FEAD se encuentran en situación de pobreza extrema. España es, además, el país de Europa donde más crecen las desigualdades.
 Según los datos aportados en la investigación, el 71% de las personas beneficiarias son mujeres, en 3 de cada 4 hogares hay niños menores de 15 años y en el 16% hay personas con discapacidad. La población atendida presenta problemáticas en múltiples ámbitos: escasez de ingresos, desempleo, problemas de vivienda o de salud, entre otros. El 90,2% vive en situación de pobreza extrema y el 52,4% está en paro de larga duración. Aun así, no es solo la falta de trabajo sino también la precariedad laboral, habiendo personas que trabajan y que necesitan del programa. Estos datos muestran que las personas y familias beneficiarias del Programa FEAD presentan condiciones socioeconómicas y ocupacionales extremadamente precarias. El 36% lleva entre 3 y 5 años o más en el programa, lo que apunta el riesgo de cronificación de las situaciones de pobreza y carencia material.
 Las organizaciones asociadas de distribución, Cruz Roja Española y la Federación de Bancos de Alimentos (FESBAL), designadas por el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), se han encargado de que las cestas de alimentos lleguen a unas 5.600 organizaciones asociadas de reparto que atienden a las personas, cuya situación económica o familiar de necesidad, les impide adquirir alimentos de forma regular.
 Y ello partiendo de un “supuesto estado del bienestar”, donde unos de los culpable es la crisis que se ha generado desde la izquierda. La crisis de la izquierda dio lugar a la “grupusculización”, lo que algunos llamarán “la sopa de siglas” También lo fue su “impaciencia revolucionaria”. Esta venía motivada por un mundo en el que el despilfarro y la geografía del hambre, se complementaban en una época en la que la información (como la causada por el genocidio en Vietnam), llegaba como una acusación desde los medios inadvertidos. El “gauchisme” se divide en tres grandes corrientes, derivadas a su vez de tres tradiciones en crisis: la anarquista, la marxista leninista y la trotskista que vienen acompañada por debates hiperpolitizados. Eso implica que el socialismo militante la tarea de comenzar de nuevo y empezar la lucha desde la posiciones de los más desfavorecidos.
 Hoy  soplan malos vientos para eso de poder hablar y escribir, transmitiendo pensamientos, al amparo de las libertades individuales, que hace algo más de dos siglos otorgó, como tantas otras, la revolución burguesa, cuando sus promotores se hicieron con el poder. Es un hecho fácilmente contrastado que la libertad de expresarse camina sin rumbo y responde a las circunstancias del lugar y del momento. En esta situación de deriva hay que tener en cuenta dos factores. Por un lado, el capitalismo se pronuncia abiertamente en favor de la libertad de expresión en el plano publicitario porque le favorece, sigue con que eso de que la libertad no solamente es un derecho, sino una realidad, aunque sea de pacotilla, simplemente porque así se vende mucho mejor la mercancía y se excita el ánimo consumista. Por otra, los que ejercen el poder político vienen a decir lo mismo, pero cierran el grifo de las libertades en cuanto el ciudadano, creyendo en ese derecho y haciendo uso del mismo en cualquiera de sus formas, hiere la sensibilidad del gobernante o de algún grupo significativo, es decir, discrepa de la doctrina oficial o de las creencias impuestas por decreto y afecta a sus intereses. “No solo de pan vive el hombre” también tenemos que alimentar el “intelecto” Y ya es hora de calmar el hambre de alimentos como saciarnos intelectualmente de unas ideas que nos hagan evolucionar como seres humanos.


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