jueves, 30 de julio de 2020

CENSURA

La pandemia también ha puesto en evidencia la crisis de la construcción de la Unión Europea, la desigualdad existente en su seno, la persistencia y agudización en su seno de las pulsiones a favor del Estado-nación como si de una categoría universal y eterna se tratase y la incapacidad de sus estructuras institucionales formales (Parlamento, Consejo Europeo, Comisión y BCE) e informales (Eurogrupo) para responder de forma eficaz y coordinada ante la crisis sanitaria, económica y social sobrevenida. Pero también puso de relieve la inoperancia de las reglas de oro del liberalismo hegemónico por lo que tuvo que suspenderse provisionalmente la aplicación del Pacto de Estabilidad en lo referente a la contención estricta al déficit fiscal y los niveles de endeudamiento público. Reglas que no solo trajeron grandes sufrimientos populares después de la crisis de 2007/2008 sino que tampoco se pueden justificar por haber fortalecido y blindado la economía comunitaria; reglas que en el momento crítico de la pandemia y recesión, cuando podían demostrar su utilidad social y sus efectos de los ciclos, también han tenido que ser puesta en cuarentena por. Al Estado español le han correspondido 140.000 millones. De los cuales unos 68.000 son en créditos que tendrá que devolver en las condiciones y con los intereses que los prestamistas establezcan y unos 72.000 que serán ayudas cuyos fondos que no tendrá que pagar directamente el gobierno español, pero sí contribuir de forma proporcional a la amortización de dichas ayudas junto al resto de socios comunitarios. Estas ayudas no serán propiamente subvenciones porque se nutrirán de emisiones de bonos a colocar en los mercados de forma mancomunada por medio de Comisión europea, cuya devolución por la UE estará gravada con intereses. contraproducentes.
Todo ello bajo ciertas condiciones y sometido a control de la Comisión Europea que se afirma “pedirá la opinión del Comité Económico y Financiero sobre el cumplimiento satisfactorio de los hitos y objetivos pertinentes»; comité que está formado por representantes de los Tesoros y bancos centrales, la élite de la inteligencia neoliberal. ¡Atención! Un país puede poner trabas al uso del dinero recibido por otro si ve peligrar sus intereses o sectores estratégicos, lo que puede alargar el proceso de recepción o incluso impedirlo en ciertos destinos. Y, lo que es peor, nadie ha erradicado, bien al contrario, las exigencias neoliberales de ataques al sistema público de pensiones exigiendo su “racionalización” a la baja para permitir, a su vez, el despliegue de los planes y seguros privados.
Más de una cuarta parte de la población en España (un 26,1%) vive en condiciones de riesgo de pobreza y exclusión social, un dato que pone a este país entre los que tienen menor sensibilidad social en la Unión Europea de los Quince –UE-15– (el grupo de países más ricos de la UE). Y esta situación es incluso peor entre las criaturas, niños y niñas y adolescentes menores de 16 años, entre los cuales la pobreza es incluso mayor (28,8% de la población con estas edades). La diferencia entre los niveles de pobreza en todos estos grupos etarios en España y los niveles para cada grupo correspondiente con el promedio de la UE-15 es notable (en la UE-15 dichas tasas son, respectivamente, cinco y seis puntos más bajos). Y con los países con mayor sensibilidad social en la UE-15, como Suecia (uno de los países de tal comunidad de naciones con menos pobreza), la diferencia es enorme (en el caso de Suecia, la tasa de riesgo de pobreza y exclusión social es ocho puntos más baja que la española para el conjunto de la población, y para los menores de 16 años).
Todo esto conlleva un ocultamiento de la realidad, lo que en realidad una censura como tal es profundamente antidemocrática, ya que coarta la libertad de expresión, manipula la libertad de pensamiento, elimina la capacidad de analizar, objetivar y criticar una acción establecida. Son muchas las personas y organismos que, con el fin de no “ofender” a una parte de la población, practican la autocensura, evitando así ser atacados por los “ofendidos”.

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