domingo, 5 de enero de 2020

POSTFASCISMO Y DEMOCRACIA

La izquierda tradicional cada día fue dejando más lastre en la historia. Por ello la batalla cultural hace tiempo que la dejó de lado. Y el neoliberalismo, al grito de “no hay alternativa”, consiguió la hegemonía cultural; lo que conllevó la hegemonía política. Hasta tal punto que su neolenguaje fue asimilado por la llamada “Tercera Vía”. Hasta tal punto que el lenguaje se convirtió en lenguaje político y frente a la defensa de los derechos humanos se terminó aceptando la política de la “injerencia humanitaria”.

El neoliberalismo lo abarca todo y por tanto se transforma en un totalitarismo económico que tiene su eje en el austericidio, y en un ataque frontal al movimiento obrero. Para dominar necesita quebrar a las organizaciones de clase de dicho movimiento obrero. La verdad es que tuvo ayuda: la derrota del stalinismo. Pues la caída del Muro no trajo la “democracia obrera (aquello por lo que lucharon Solidaridad, Carta del 77 o el KOR), sino el abrazo de la burocacia stalinista con el capital, convirtiendose en la nueva burguesía de los países del bloque soviético que acabaría con las conquistas sociales. Ya León Trotsky en la Revolución traicionada (1940)pronosticaba que dicha derrota iba a suponer un gran retroceso cultural y político. La verdad es que dicho pronóstico no se quedaba corto. Ahí tenemos el ultracatolicismo en Polonia o la ultraderecha (neofascista) en Hungría que supone un auge del neofascismo en aquellos países. Y que permiten el cierre de fronteras en la última crisis emigratoria. Como bien decía Miguel Urban: “Desde el desplome del muro de Berlín estamos asistiendo a un fenómeno muy peligroso en la Europa del Este: el importante ascenso social y electoral de las organizaciones de ultraderecha en aquellos países hasta hace poco gobernados por los supuestos regímenes del socialismo real Estas formaciones no han realizado una renovación ideológica, discursiva e identitaria semejante a la de sus homólogas de Europa occidental. A pesar de llo, han logrado un importante apoyo popular, que se ha traducido en la mayoría de los casos en unos buenos resultados electorales. La fuerza de estas organizaciones ha consistido en explotar la despolitización y el desprestigio del proyecto socialista provocado por largos años de dictadura estalinista, por un lado, y en capitalizar el voto de protesta ante el descontento social y la inseguridad que están generando las reformas neoliberales....

El desarme ideológico tanto en el Este como en Occidente creado por esta derrota y por la asimilación de la ideología neoliberal dejan vacío en el movimiento obrero y en sus organizaciones. Pero como decía un pensador marxista “la naturaleza aborrece el vacío”. Y si no existe alternativa para las direcciones de determinados partidos no queda más remedio que aceptar el lenguaje del enemigo de clases. Este ha sido el error de aquella izquierda. Pero si no hay alternativa se deja desarmado al movimiento obrero y más cuando el capitalismo ya no necesita la “careta humanista”. Mientras que el capitalismo – y su clase dominante- si que tiene alternativa que no es otra que la profundización de una acumulación por desposesión de grandes masas. Para realizar este movimiento el capitalismo necesita que no exista contestación a sus tesis. Por eso es necesario un “vaciamiento” de la democracia. Aquí radica el objetivo de las nuevas derechas o de la ultraderecha.

No podemos engañarnos, realmente no existen las condiciones para la vuelta del fascismo. Pero esto no significa que la burguesía internacional no tenga claro que la democracia, tal como la hemos conocido hasta hoy, ya no sirva a sus intereses. Hoy en el debate de investidura en España hemos visto un ejemplo de lo que entiende por democracia y el intento de desligitimar lo que han votado la ciudadanía. ¿Veremos cual es la continuación de este teatro que hemos visto estos dos días?

A esta nueva derecha algunos pensadores, como Enzo Traverso, lo llaman posfascismo, otros neofascismo o por útimo derecha radical. El posfascismo viene a ser caracterizado como el arma que tiene un neoliberalismo en crisis que implementa el autoritarismo en las condiciones políticas de dicho régimen. Incluso se puede considera como una ímpolítica, que no apoliticismo, que surge de la decadencia política vaciada de tantos años de alternancia en el poder. Siguiendo a E. Traverso podemos hablar de una “deriva bonopartista”, para lo que ya no es necesario un Estado de Bienestar ni ningún pacto social. Cosa que tiene claro desde la década de los 80 del siglo pasado las cabezas pensantes del capitalismo.

Desde hace años esta nueva derecha radical viene construyendo su propio discurso con unas características comunes que podemos sintetizar siguiendo a Miguel Urbán:
a) un populismo multiforme que sintetiza el populismo contestatario ya que mediante esto rechazan el sistema vigente basándose sobre todo en un ataque a la corrupción,e populismo identitario que le lleva a rechazar el pluralismo multicultural y a aceptar solo lo nacional (VOX defiende primero lo nacional frente al Otro, al extraño, al Migrante (musulmán, que viene a convertirnos) y por último un populismo autoritario defendiendo un Estado fuerte (o la recentralización del Estado y desaparición de las Autonomías)

b) un nacionalismo fuerte (en nuestro caso español ) frente a cualquier otro tipo de nacionalidad que quiera destruir el Estado. Para esto es necesario volver a principios que permitan un solo idioma, una sola bandera..., y todo lo que atente contra ello se considera una traición a la patria ya que dicho nacionalismo “se estructura esencialmente en torno a la exaltación y preservación de una “identidad nacional” supuestamente amenazada por el acelerado proceso de mundialización de la economía”. Quizás aquí radique el ataque a la UE por parte de VOX y el acercamiento a dichas tesis por parte del SG del PP ante la sentencia del Tribunal de la UE con respecto a Oriol Junqueras.

Existen más características que preferimos dejar de lado de momento. Nos queríamos centrar en estas dos características para entender lo que ha sucedido estos dos días en el Parlamento Español. Esta nueva derecha radical al final y en el fondo tiene una programa económico radicalmente neoliberal, que muy poco tiene de anticapitalista (como pretendían la primera fase de aquellos fascismo históricos). Pero no podemos olvidar el hecho de que dicha nueva derecha tiene su antecedente en la contrarrevolución autoritaria de la década de los 80 del siglo pasado. Esta nueva ola derechista se afianza en el autoritarismo que permite a las burguesías europeas a recurrir cada vez más a formas de excepción y de represión interna. Vuelvo al Estado español donde la Ley Mordaza está sirviendo para lo dicho. Pero al mismo tiempo (y también lo vimos estos días no ya en VOX sino en palabras del SG del PP) dicho autoritarismo permite a dichas burguesías a judicializar permanentemente la política. Es la utilización constante de las instituciones judiciales (Tribunal Supremo, Tribunal Constitucional) tal y como amenazó ayer el SG del PP.

La contrarrevolución de esta derecha radical nos lleva a un Estado donde la democracia se vacíe y se debilite, donde funcione más las instituciones judiciales que el Parlamento (donde reside la soberanía, según nuestra Carta Magna). Si triunfaran dichas tesis caminaríamos hacia un Estado neoliberal- autoritario. Y en esto España ha dejado ya de ser una excepción. Y hasta en esto es Europea, pero volveremos en más artículos sobre lo dicho

Javier Méndez- Vigo Hernández

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