Ya estamos en el
2020, ¿tendremos Gobierno? Espero y confío que sí, habrá un gobierno de
izquierdas, cosa a la derecha le da un miedo atroz, todo lo que no sea ella
quien gobierne para hacer sus políticas exclusivistas y favoreciendo a las
grandes economías, le da un miedo terrible, pues significa poner a descubierto
sus planes ocultos.
Al estar la UE las
lanzas se truecan en cañas, no menos afiladas. Nos debemos a sus coordenadas
presupuestarias y financieras, sobre todo porque en el pacto de gobierno no
figura ni por asomo derogar la reforma del artículo 135 de la Constitución que
limita nuestra capacidad crediticia. Tanto que Bruselas se puso la venda antes
de recibir la pedrada cuando advirtió al presidente en funciones que el próximo
ejercicio presupuestario España debería ahorrar 10.000 millones de euros y
dedicar los excedentes que pudieran generarse a rebajar la cuantía de la deuda.
A la Comisión Europea no le valió como garantía el nombramiento de Nadia
Calviño como vicepresidenta económica anunciado ex ante por Sánchez. Banco de
pruebas o potro de tortura para un programa de gobierno que identifica una
batería de gastos para reflotar el Estado de Bienestar fabulando sobre los
ingresos para financiarlos. La cuadratura del círculo que persiguió
denodadamente el maestro Ramón Llull. Poder, si se puede.
Regalo que la derecha
extensa no contempla en toda su importancia, obsesionada como está con la
<<traición>> que para ella significa esa Coalición Progresista y su
paquete de medidas anexo. Y es que aparte del plano político, lo simbólico
también representa una inquietante novedad para la <<España de los
balcones y las banderas>>. El primer gobierno de izquierdas desde la Segunda
República. Si no estuviéramos en la Unión Europea la tentación de otro 23-F ya
estaría circulando por algunas cabezas. Y aun así no han faltado propuestas de
algunos nostálgicos del ruido de sables en situación de reserva.
Las instituciones bancarias
con participación pública tendrían que aceptar un grado de supervisión e
incluso intervención para facilitar la inversión productiva y ecológica. Las
empresas tecnológicas con prácticas anticompetitivas deberían cumplir sus
responsabilidades fiscales y laborales, aunque fuese a nivel continental
mediante impuestos y legislación europea. Finalmente, las empresas que coticen
en bolsa deberían reservar una cuota para que representantes de los sindicatos
puedan participar en su gobernanza. Es un hecho que todas estas organizaciones
se opondrán a un eventual gobierno, porque poseen un alto grado de privilegio
bajo el orden actual. Ninguna de estas medidas es de carácter revolucionario;
pero serán tachadas de radicales igualmente. ¿Por qué no aprovechar para minar
su poder e influencia? Aquellos que simpaticen con los valores generales de un
acuerdo progresista y teman el ascenso de la extrema derecha, no pueden dejarse
llevar por la decepción. Históricamente, victorias para la izquierda se han
arrancado en condiciones de gobierno muy adversas: a líderes de derecha en
busca de la paz social; a través movimientos revolucionarios pero poco
democráticos; o gracias a nacionalistas antiimperialistas en el Sur Global. En
todos los casos, ha habido un rico repertorio de prácticas e instituciones que
han presionado para su aplicación.
¿Qué aspecto podría
tener una labor legislativa para este objetivo en España? En primer lugar,
eliminar la legislación más restrictiva con el derecho a protesta,
manifestación y libertad de expresión. Lo más elemental para tener una sociedad
civil activa es no restringir su existencia mediante medios legales y
represivos.
Un aspecto importante de un programa ambicioso, que
está todavía más ausente, sería limitar el poder de las instituciones que
impiden una sociedad más democrática. Por ejemplo, las escuelas concertadas
deberían desaparecer gradualmente, ya que distorsionan la igualdad de clase que
debe proporcionar la educación financiada por el Estado. Igualmente, los grupos
de comunicación no deberían acumular tanta cuota de mercado ni tampoco ser
dependientes de fondos de inversión y otras empresas, ya sea por deudas o
acciones.
Ante esta situación
que se nos presenta para la segunda semana de enero de 2020, espero que
lleguemos a “Buen Puerto” y tengamos un gobierno de izquierdas constituido en
esta “Piel de toro”, a pesar de las “zancadillas que nos hacen los poderes
facticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario